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Miércoles, 15 de julio de 2015

PLASTICA › ANDRéS ZERNERI HABLA DEL MONUMENTO A JUANA AZURDUY QUE SE INAUGURA HOY

“Pienso en Juana como una interpelación”

El artista plástico explica las ideas que fueron modelando la estatua que será develada hoy por Evo Morales y Cristina Fernández de Kirchner: “Es un momento de quiebre simbólico. Va cambiando la perspectiva en relación con a quiénes queremos homenajear.”

 Por María Daniela Yaccar

Antes, el artista plástico Andrés Zerneri no creía en los monumentos. Una estadística, sobre todo, lo llevaba a esa conclusión: la figura más retratada en la Argentina es Julio Roca. Justamente de esa idea, de ese no creer, se desprenden sus trabajos de los últimos años. Por ejemplo, en 2008 quedó inaugurada en Rosario su estatua en homenaje al Che Guevara. La armó con toneladas de bronce donadas por personas que tocaban el timbre en su casa. Después, junto a Osvaldo Bayer, inició una colecta de llaves por todo el país para el Monumento a la Mujer Originaria, que planean instalar donde se encuentra el de Roca en la ciudad de Buenos Aires. Por estos días, Zerneri siente “orgullo”: hoy será inaugurado su monumento a Juana Azurduy, que reemplazará al de Colón en la plaza atrás de la Casa Rosada.

“Estamos en un momento de quiebre simbólico. Va cambiando la perspectiva en relación con quiénes queremos homenajear. Antes los monumentos clausuraban un hito. Eran el cierre de un hecho. En cambio, este tipo de monumentos son inaugurales, por el tiempo que se abre. Es una nueva perspectiva que nos permitimos poner en el espacio público: no es sólo un acto de reparación de nuestra memoria, sino también un mensaje para las futuras generaciones”, sostiene Zerneri en la charla con Página/12. Trabajó casi diariamente durante dos años y medio en el galpón de Talleres Básicos de la ex Escuela de Mecánica de la Armada, rodeado de un equipo fluctuante, compuesto aproximadamente por cincuenta personas. El resultado: una Juana Azurduy impresionante, de nueve metros de alto y 25 toneladas de peso. “No hay artista en la Argentina que haya hecho una escultura tan grande”, recalca.

Hoy el presidente Evo Morales estará en Buenos Aires firmando acuerdos de cooperación energética con su par Cristina Fernández de Kirchner, y juntos inaugurarán la estatua de Azurduy. Hasta ese momento no se la podrá ver: ya está donde tiene que estar, pero cubierta. El hecho ocurrirá tres días después del aniversario del nacimiento de la mujer ascendida post mortem a generala por la Presidenta. Para la construcción de la estatua, el Estado Plurinacional de Bolivia donó un millón de dólares a la Argentina. El gobierno nacional decidió retirar de la plaza posterior a la Rosada la de Colón, que fue trasladada al cantero central Hidroavión Buenos Aires, frente a Aeroparque. “La diferencia sustancial en relación con otras obras que realicé y realizo es que la de Azurduy está financiada por el gobierno de Bolivia. Pero no deja de tener una cuota muy grande de militancia. Quienes la hemos realizado bajamos mucho nuestros honorarios y cubrimos los imponderables, suplantándolos por trabajo voluntario. Al fin y al cabo, un millón de dólares para un proyecto de tres años es un presupuesto chico”, dice el escultor. Esta noche a las 22 Canal Encuentro emitirá el documental Juana. Bronce y libertad, sobre el proceso creativo de la obra.

El artista plástico autodidacta, de 42 años, cuenta que su historia con Juana comenzó cuando la ex embajadora Leonor Arauco lo invitó a realizar una serie de bocetos para mostrárselos a Morales. A su vez, el historiador boliviano Mario Linares lo empapó de información sobre la heroína del Alto Perú. Un obstáculo para Zerneri debe haber sido el hecho de que no existen retratos de Azurduy que se le hayan hecho en vida. Además, las pinturas que existen de su cara son completamente distintas. “El rostro resultó una conjunción de la descripción de distintas cartas que hablan sobre ella. Hice un viaje a Bolivia. Estuve en la casa donde nació, el convento, la escuela, el lugar donde escribía... Me fui nutriendo de mucha información. Y con Linares adivinamos su fisonomía teniendo en cuenta que era hija de un español y de una mujer de la región trabuqueña”, relata Zerneri. Una vez que Morales dio el visto bueno a su trabajo y tomó la decisión de que el monumento fuera instalado en la Argentina, los bocetos pasaron a las manos de la Presidenta.

Un dato curioso es que CFK sugirió correcciones. “Yo había hecho algunas figuras más: había representado a Padilla frente a Juana. También a Güemes y a Belgrano. La Presidenta prefirió que fuera una escultura puntualmente de Azurduy. Una crítica acertada. Lo que sí tiene Juana es a su bebé en la espalda, con un aguayo, como las mujeres de la región. Están representados, también, sus otros cuatro hijos, y figuras que tienen que ver con la épica: un indio trabuqueño, un aimará, un colla, un quechua; pueblos originarios y gauchos que lucharon junto a ella”, describe el artista. Esta Juana, que no mira al río, a diferencia de Colón, y sí al continente, lleva una espada en su mano izquierda. “No es porque soy zurdito”, se ataja Zerneri. “Lo más probable es que ella haya sido diestra con la espada. Pero quise sacarle el rigor bélico. Que sea sostenida con una mano en términos más liberadores. Como si la espada se transformase en una bandera, una antorcha. No porta la espada con la mano que mata, sino con la que libera.”

“Me gusta pensar en una Juana que sea una interpelación. A diferencia de Colón va a estar mirando hacia América y la Casa Rosada. Va a ser un lindo mensaje para los futuros presidentes. Cada vez que miren por la ventana, para inspirarse en las decisiones que tienen que tomar para el destino de nuestra República, van a encontrarse con una mujer que los está mirando, con una espada en la mano y un bebé en la espalda. Nosotros imaginamos siempre superhéroes varones. Azurduy, al tener un bebé y al haber combatido, tiene una fiereza extra”, reflexiona Zerneri.

El traslado de la estatua del conquistador –inaugurada en 1921 y realizada por Arnaldo Zocchi– y su reemplazo por la de Azurduy no estuvo exento de polémicas. Hubo un litigio judicial con organizaciones de inmigrantes italianos que habían donado el monumento y cruces entre los gobiernos nacional y porteño. En octubre de 2014, la Justicia respaldó el traslado. “Yo tengo documento italiano”, dice Zerneri. “Y no tengo problema en correr ese monumento. Porque Colón no es el que me enseñaron cuando era chico. Hoy pensamos otra cosa. Ya no estamos agradeciéndole tener cultura, lengua o ropa. Nos remite a muchas desgracias que tienen que ver con la imposición de una cultura por sobre otra. No hubiera estado de acuerdo con destruir ese monumento, como se hizo en casi todos los países de Latinoamérica; sí con que se lo restaure y se lo lleve a otro lugar. Colón, como buen caballero, le ha cedido el asiento a esta señora de la Patria Grande. Y él va a estar bien. Va a seguir mirando al río, a Europa. Se lo va a poder ver en la misma ciudad. Así que los porteños no tienen que preocuparse, porque no se pierde nada. Por el contrario: ganamos la escultura en bronce más grande de la Argentina.” Días atrás, el diario Perfil publicó una denuncia de la ONG Basta de Demoler y del arquitecto Marcelo Magadán respecto de “daños irreparables” que presentaría la estatua de Colón en la base y en el dorso. Zerneri dice que puede “dar fe” del trabajo del restaurador Domingo Tellechea. “Es una persona minuciosa, que toma con seriedad y sistematización su trabajo. Y es conocido internacionalmente”, destaca.

Finalizada ya su labor con Juana, Zerneri empezó a soñar. De nuevo, a lo grande. Amasa el proyecto de fundar, con otros artistas plásticos, una escuela de monumentos a luchadores populares. Y ahora volverá a enfocar sus energías en el Monumento a la Mujer Originaria, una iniciativa en la que trabajan junto a Bayer, con la coordinación del Movimiento Memoria y Organización. Están en la fase final: les falta media tonelada de llaves para llegar a las diez. Hubo 500 centros de acopio en todas las provincias del país para recibir donaciones. Esta escultura será un metro más alta que la de Azurduy. La idea es que la Mujer Originaria reemplace a Julio Argentino Roca en Perú y Alsina. “No es un acto de revancha o venganza. Es de reparación y memoria. No sería muy inteligente por parte del gobierno porteño negarse a semejante donación. Esta es una expresión del pueblo: sería decirle que no a una tremenda cantidad de gente”, concluye quien se ha convertido en pocos años en el artista de los grandes monumentos. De unos que discuten. Y todo comenzó por no creer.

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“Es un acto de reparación de nuestra memoria y un mensaje para las futuras generaciones”, dice Zerneri.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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