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Miércoles, 14 de octubre de 2009

TELEVISION › LUIS RUBIO HABLA DE RAMIRO AGUJIS, SU NUEVO PERSONAJE

Parodia del porteño canchero

El humorista, famoso por su criatura Eber Ludueña, encarna a un creativo publicitario extravagante y exitoso, cuyo nombre mezcla los de Ramiro Agulla y Juan Gujis. Cada jueves aparecen dos nuevos episodios en www.vxv.com.

 Por Emanuel Respighi

Lo suyo es mucho más que una mera imitación. Incluso, trasciende el estilo caricaturesco que suelen tener sus personajes. Más bien se trata de un creador de personajes paródicos que no caen sobre alguien en particular sino sobre un sistema, una industria, un establishment, una manera de ser. En efecto, en todos los casos los personajes poseen un desarrollo histórico sobre su pasado, presente y futuro que los enriquece. Eso es lo que tienen en común el futbolista retirado Eber Ludueña, el presentador internacional de noticias Evaristo Hurtado y Ramiro Agujis, la última criatura salida de la inventiva de Luis Rubio, que esta vez se mete de lleno con una de las más noveles y extrañas especies mediáticas: la de los creativos publicitarios. “Si Eber es la parodia del argentino, un tipo perdedor pero humilde y honesto, Ramiro es la del porteño: agrandado, pretencioso, egocéntrico, canchero y extravagante”, describe el humorista en la entrevista con Página/12.

La nueva criatura humorística de Rubio se llama Ramiro Agujis (nombre que combina los del publicista Ramiro Agulla y del conductor de El show creativo Juan Gujis), un creativo superexitoso, excéntrico, adinerado y reconocido en todo el planeta por su capacidad para hacer ganar a sus clientes millones de dólares ante cada nueva campaña que desarrolla desde su agencia “Fresca”. En formato de serie por Internet, cada uno de los capítulos de El show de Ramiro Agujis se pueden ver a través de www.vxv.com, con estrenos de a dos envíos cada jueves. “Creímos que el formato de Internet era el más adecuado para un personaje de estas características”, detalla el humorista, que además se pone en la piel de Eber Ludueña en El show del fútbol, los domingos a las 22, por América.

–¿Hasta qué punto Ramiro Agujis es una parodia exagerada del estereotipo del creativo y en dónde se limita a la imitación?

–Es una parodia como la de Eber. El tema es que al ser una parodia de personajes que de por sí son exagerados, la composición termina resultando exagerada. El límite es muy finito. Los jugadores no son tan extravagantes, a excepción de Cristiano Ronaldo o David Beckham. Cuando uno exagera un estereotipo de por sí exagerado, el límite es muy difuso. Los publicistas son, al menos, tipos raros. ¿O cómo se explica que en la época de esplendor de la dupla Agulla-Bacceti los tipos tuvieran una oficina en la que los dos escritorios estaban separados por ¡una piscina!?

–Excentricidades que los publicistas suelen justificar bajo el ala de la “inspiración creativa”.

–Hoy el personaje tiene sentido, hace diez años no, simplemente porque no existían. En la actualidad tomaron mucho protagonismo, tanto que hasta la gente los reconoce. Pero se trata de un reconocimiento extraño, porque en realidad los que están fuera del medio no saben bien qué es lo que hacen esos tipos a los que les conocen los rostros. Es como el rating: todo el mundo opina de la audiencia televisiva, pero sin tener idea de qué se trata. Los creativos son tipos que tienen mucho tiempo libre y eso hace que pidan todo el tiempo todo tipo de boludeces. Es gente que suele creer que sus ideas valen millones y que cuanto más palabras extrañas coloquen en su oratoria, mejor. Son tipos muy controvertidos y extravagantes, de los que uno no sabe si son geniales o salames importantes... O ambas cosas a la vez.

–¿Cuál es el proceso que desarrolla a la hora de diseñar las características de este tipo de personajes?

–Por lo general, cuando compongo un personaje no lo hago parodiando a nadie en particular, sino a una industria. Eber Ludueña es el antihéroe del jugador de fútbol exitoso, de la estrella con aires de divo que gana millones. Evaristo Hurtado ha sido el típico presentador de noticias de las cadenas informativas internacionales que habla neutro, pero sin perder la tonada caribeña y ciertas palabras muy locales. Evaristo no parodia un personaje en particular, sino un estilo de presentador. Y Ramiro parodia un universo, un mundo como el de la publicidad, que es en sí mismo casi una parodia.

–Detrás de la composición de personajes hay una mirada crítica que subyace. Los personajes tienen dos capas posibles de lectura. ¿Hasta qué punto piensa en satisfacer ambas?

–Las lecturas las hace el público. Mis personajes tienen implícita la mirada crítica. Primero trato de que sean fácilmente identificables para la gente, luego que hagan reír y, en tercer lugar, que aquel que quiera profundizar un poco más pueda hacerlo. La primera impresión debe causar gracia, la mirada crítica debe resultar posterior.

–¿Y cree que el humor ayuda a desenmascarar roles o profesiones?

–Como improviso mucho en mi laburo, los tres o cuatro pilares de cada personajes tienen que ser muy claros, como para siempre tener un lugar en el cual volver. No hay grises. Eber es muy argentino, intrascendente, perdedor y honesto. Evaristo es internacional, medio chanta, pura apariencia, si no sabe algo lo inventa. Me valgo de los recursos de la caricatura, de la exageración de ciertos rasgos, pero los prolongo en el tiempo. Los personajes tienen que ser lógicos y coherentes. El humor, como decía Roberto Fontanarrosa, empequeñece. Eber empequeñece el glamour de los jugadores, Ramiro, la creatividad de los publicitarios. Pero para poder improvisar necesito tener tres o cuatro ejes muy definidos.

–Con Eber y Agujis juega a los opuestos. ¿Ellos sintetizan las dos caras de los argentinos?

–No vivo preocupado por inventar nuevos personajes ni estoy todo el tiempo pensando en crear, no soy un obsesionado. A mí me pasó que Eber es una marca tan fuerte que impactó en mi laburo, por eso esta vez traté de crear un personaje que se despegara de Eber. El hecho de que Agujis sea un exitoso era un rasgo positivo, porque lo ponía en la vereda de enfrente de Eber. Uno es el perdedor y el otro es todo glamour, y lo que toca vale millones. Podrían ser las dos caras de la misma moneda, pero creo que en realidad Eber es la parodia del argentino medio, y Ramiro la del porteño.

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“Mis personajes tienen implícita la mirada crítica”, dice Rubio, aunque primero quiere hacer reír.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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