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Miércoles, 30 de abril de 2014

TELEVISION › APUNTES NECESARIOS SOBRE EL REGRESO DE MARCELO TINELLI

El arte del “cut and paste”

El animador televisivo retornó a la pantalla de El Trece con una nueva temporada de ShowMatch y dominó el rating del día con 30,1 puntos. Página/12 propone al lector una suerte de juego de referencias que deja claras las claves del “nuevo” programa.

 Por Emanuel Respighi *

Ante el comienzo de cada nueva temporada de ShowMatch, la sensación que suele quedar en la retina es que Marcelo Tinelli decide tropezar siempre con la misma piedra. Que la cantidad no hace la calidad viene a cuento para comprender por qué el dueño de Ideas del Sur todavía no pudo cumplir el sueño de animar un big show artístico sofisticado. El inicio de su (vigesimoprimera) temporada mostró el concepto que signa a ShowMatch desde hace largo tiempo: de impecable producción e imponente escenografía, el programa de variedades continúa dejando una fuerte deuda artística en su haber, aun cuando –como en el debut– la obsesión por el rating no se tradujo en escándalos o golpes de efecto de dudoso gusto. Si la cantidad hiciera la calidad, ShowMatch sería un parámetro televisivo ineludible de sofisticación y prestigio. Con (más de) veinte temporadas en su haber, el programa de El Trece tiró toda la carne al asador en un mismo envío. (1)

El debut de la temporada de festejos de ShowMatch fue acorde con la forma con la que el programa de Ideas del Sur entiende que se vuelve prestigioso un ciclo televisivo: demostrando todo el poderío de su producción. Sin pensar mucho hasta qué punto ese derroche de dinero y espectacularidad le sirve realmente a la fluidez del programa, ShowMatch abrió con una performance musical en la que decenas de artistas de diversas especialidades pasaron a través de múltiples géneros. (2)

Con una apertura de más de quince minutos de duración, a la que el casi nulo sentido estético-artístico de los distintos números musicales que la formaron demostró perseguir como única finalidad la mera ostentación de poder económico/televisivo, ShowMatch regresó el lunes a la pantalla de El Trece. (3)

¿Por qué teniendo la posibilidad, el presupuesto y el crédito para renovarse ante el desembarco en El 13, Marcelo Tinelli elige –como siempre– hacer el mismo programa una y otra vez? ¿O cuál fue la diferencia entre el programa debut de ShowMatch del jueves y los que realizó en los últimos años en Telefe y el 9? ¿Hasta cuándo hay que soportar que las únicas novedades de ShowMatch remitan exclusivamente a los “imponentes” cambios de escenografía y escritorio? ¿Basta con reformar la puesta en escena para renovar un ciclo? (3)

Si, como algunos piensan, a nadie se le ocurriría pedirles a los clásicos modificaciones respecto de los programas que con éxito hacen desde hace décadas, lo que al menos habría que plantearle a ese cúmulo de contados ciclos es que con los años mantengan vigente la fórmula que los catapultó a la historia catódica. Independientemente de sus contenidos, ni a Susana Giménez ni a CQC ni a ShowMatch se le exigirían, de la noche a la mañana, modificar completamente su estructura, pero sí “adornar” –como mínimo– su perfil con pequeñas y nuevas cosas... Nada de eso sucede en el programa conducido por Marcelo Tinelli, que se sigue valiendo una y otra vez de sus clásicas herramientas (cámaras ocultas, parodias de programas, imitaciones), en un ciclo que desde la ostentación tecnológica que promueve parecería anclado en los años de fiesta menemista. (3)

En ese contexto, la superproducción con la que cuenta el ciclo pierde sentido, ya que en vez de estar puesta al servicio del contenido parecería limitarse a satisfacer egos personales, en clave ostentosa. En su afán de mantener el eterno clima de fiesta, ShowMatch satura con la sobreutilización en off de las risas de la troupe de Tinelli. Un elenco cada vez más cercano a ocupar el rol de adláteres del jefe –festejando cada una de sus bromas– que a consolidarse como humoristas de peso propio. (4)

La ambición de poder de Tinelli (tanto dentro como fuera de la pantalla) lo llevó a buscar todo tipo de aliados. Mediáticos, para garantizar el éxito masivo de su programa. Y también políticos, según las circunstancias por las que atravesaba el país: ShowMatch sirvió de hipnotizador funcional a la ilusión primermundista del menemismo, con cierre de campaña de 1995 de Carlos Menem en los estudios del programa, primero; luego fue determinante en la abrupta salida de Fernando de la Rúa del gobierno tras el papelón que el ex presidente hizo en su visita al ciclo (De la Rúa sigue sosteniendo que ShowMatch terminó de derrocarlo); y hasta coqueteó con Néstor Kirchner (concurrió al lanzamiento de Radio Del Plata) y Cristina Fernández de Kirchner (uno de los últimos actos de su campaña presidencial de 2007 se llevó a cabo en Bolívar). Este año se anuncia una nueva edición del reality show Gran Cuñado (Gran bailando). El poder mediático y el poder político se suelen encontrar en ShowMatch bajo el nada ingenuo tamiz del humor o la parodia. La tinellización de la política llegó para quedarse, definitivamente, en la historia argentina. Para bien o mal de unos y otros. (5)

Consciente de que lo único que se le exige son puntos de rating, Tinelli salió a la pista de baile asociando libremente la palabra “show” a la grandilocuencia. Por eso no ahorró en nada: (más de) 74 bailarines, en una performance que duró cinco minutos a puro baile, le dieron la entrada triunfal al escenario de más de mil metros cuadrados montado en su productora. “Es impresionante la escenografía”, dijo, con una caricia a su alma. Es que Tinelli parece ver cada vez más en el incremento de los metros cuadrados del estudio, en la sumatoria de participantes (para Bailando por un sueño, esta vez, son 25 parejas), en la renovación de la escenografía y en el recambio de su vestimenta (del casual look de antaño a la etiqueta fashion actual) las muestras de la “evolución” del ciclo. La cáscara, es pertinente señalar, no convierte mágicamente a un ciclo en “prestigioso”. (6)

Q Este artículo fue armado con partes de notas publicadas por este cronista sobre ShowMatch. Para tal fin se utilizaron fragmentos de artículos publicados el 5 de mayo de 2010 (1), el 6 de mayo de 2009 (2), el 18 de mayo de 2011 (3), el 8 de abril de 2006 (4), 4 de mayo de 2009 (5) y el 18 de mayo de 2007 (6). Cualquier coincidencia de la nota con el debut, anteanoche, de la vigesimoquinta temporada de ShowMatch, que nuevamente rompió el rating con un promedio de 30,1 puntos, es mera reincidencia patológica de su creador.

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Fiel a su estilo, Marcelo Tinelli regresó haciendo gala de su superpoder de producción.
Imagen: Télam
 
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