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Lunes, 26 de octubre de 2015

TELEVISION › CóMO FUE LA COBERTURA TELEVISIVA DE LAS ELECCIONES

“Tendencias” y “proyecciones”

Ante la imposibilidad legal de difundir bocas de urna, los canales apelaron a eufemismos para dar a conocer los datos que tenían. Y hubo “vivezas criollas” como adelantar el reloj de la pantalla, aunque C5N directamente anunció el triunfo de Scioli a las 17.58.

 Por Emanuel Respighi

La carrera –irresponsable, innecesaria– comienza siempre minutos antes de las 18, ante el inminente cierre de cada elección. Las señales informativas y los canales de TV abierta apelan a la cuenta regresiva en pantalla para incrementar la expectativa entre los televidentes/ ciudadanos. El recurso no busca dar cuenta de un hecho con veracidad y responsabilidad, sino más bien atrapar a la audiencia, aumentar el rating, o simplemente instalar una idea hasta que haya datos concretos. Lo mismo vale la utilización de eufemismos como “tendencia” o “proyección” para eludir difundir datos de bocas de urna, prohibido por la ley. La cobertura televisiva de la elección de ayer le agregó más “viveza criolla” al ejercicio periodístico de estos tiempos: mientras Crónica TV “adelantó” un minuto su reloj para intentar anticiparse a su competencia, C5N ni siquiera esperó el cierre de los comicios para afirmar –a las 17.58 de la hora que figuraba en su pantalla– que había ganado Daniel Scioli. El uso del potencial se generalizó hasta el cierre de esta edición entre las distintas pantallas para referirse a la posibilidad de si “habría” o no ballottage, el gran interrogante de una jornada a la que le sobraron palabras y deseos, y le faltaron información y prudencia. La única excepción fue la TV Pública, que –como suele hacer– se abstuvo de dar resultado alguno hasta el fin de la veda.

Como tal vez no había pasado antes, la elección de ayer tuvo que pelear en la agenda televisiva ser el tema del día con el partido de Los Pumas por la semifinal del Mundial de Rugby. El match mundialista sirvió –aun con la derrota argentina frente a su par australiano– para que la cobertura política tuviera una contrapartida deportiva que relajó la intensa jornada periodística. Al menos, por unas horas. De cualquier manera, hubo algunos momentos que describen cómo los medios también jugaron su propio papel en la elección. Uno de ellos fue cuando, tras el voto de Cristina Fernández de Kirchner, un periodista le preguntó a la Presidenta qué iba a hacer a partir del 11 de diciembre, una vez que finalizara su mandato. “Militar, como lo hice siempre”, respondió CFK. “Hay que ver si es cierto”, la cruzó inmediatamente el notero de TN. O cuando otro notero le consultó a un exultante Ernesto Sanz si en Cambiemos pensaban en “bajarse” del ballottage, si la diferencia entre el FpV y esa fuerza era cercana al 10 por ciento de los votos. Tampoco faltaron misceláneas que dan cuenta del estado de cierto periodismo actual. Basta como prueba de ello cuando la inefable Sandra Borghi le preguntó a Jorge Macri (PRO) en plena veda “qué números tienen, sin dar cifras”.

Sin ningún dato concreto hasta pasadas las 23, la cobertura televisiva se desarrolló entre análisis, supuestos, bocas de urnas y mesas testigos. A las 18, todos los canales dieron como ganador a Scioli de la elección presidencial, la mayoría utilizando el podio con la ubicación final (1º, 2º, 3º) de cada uno de los tres principales candidatos. El más jugado fue C5N, que remarcaba que el candidato del Frente para la Victoria se imponía “por amplia diferencia”. Entre pantallas que homogeneizaban entre sus columnistas su mirada sobre los comicios, llamó la atención los cuestionamientos y desacuerdos que Gustavo Sylvestre y Roberto Navarro hacían visibles en el aire de la señal informativa a la que pertenecen. Sus contrapuntos le dieron a C5N un atractivo –extraño, intenso– que la larga espera no conseguía alcanzar en otras pantallas.

Las palabras de los analistas fueron cediendo a la de los candidatos a partir de las 22, con los discursos de Scioli, Massa y Macri. Pese a que el director nacional electoral, Alejandro Tullio, había señalado públicamente una y otra vez que recién habría resultados oficiales hacia las 23.30, hubo quien en El Trece agitaba en pantalla vaya a saber qué fantasma bajo el zócalo de “4:30 horas sin datos oficiales”. La única que se atrevió a hablar de “fraude”, esta vez, fue Elisa Carrió, pero la frase pronunciada que alcanzó repercusión fue que había comido “ravioles”.

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El uso del potencial se convirtió en la norma ante la falta de datos oficiales de la elección.
Imagen: Imagen de TV
 
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