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Martes, 22 de marzo de 2016

TELEVISION › MICHAEL KELLY Y LA FASCINACIóN POR EL MONJE NEGRO DE HOUSE OF CARDS

“Stamper opera desde sus adicciones”

El actor encarna a uno de los personajes más atractivos de la exitosa serie de Netflix. Además de mano derecha del presidente de EE. UU., es un sombrío y letal hombre de Washington. “Si el programa inspira a que la gente se involucre más en política, fantástico”, dice.

 Por Federico Lisica

La reciente visita del actor Michael Kelly, quien le da vida al jefe de staff del presidente de los Estados Unidos en House of Cards, no pasó inadvertida. En medio del debate en el Congreso sobre el acuerdo con los fondos buitre y en la antesala de la visita de Barack Obama a la Argentina, sus recorridas fueron una de las comidillas de las redes sociales y una gran maniobra de marketing de Netflix para la serie, que incluyó una visita a la Casa Rosada. Irónicamente a Doug Stamper le gusta actuar tras las sombras, el monje negro capaz de asesinar sin miramientos con tal de que Frank Underwood esté satisfecho, un adicto “básicamente a todo”, en palabras de su intérprete, profesional temible y por todos esos motivos, uno de los más seductores de la entrega de Beau Willimon que va por su cuarta temporada. Justo en este año, este thriller político sitúa su trama en medio de un rally presidencial, lo cual elevó la fascinación y el morbo por la historia en la que un villano es el hombre fuerte del Salón Oval. El mismo actor había confesado que los acontecimientos de las primarias en su país habían vuelto el universo de House of Cards uno “no tan” alocado. “Si Donald Trump no existiera y nuestros guionistas lo pusieran en la serie, nadie lo creería, sería inverosímil, como saltar sobre un tiburón. Dicho esto, creo que nos merecemos alguien que lidere con capacidades apropiadas y respetuosas por los demás. Con conocimiento de la política interna e internacional. No creo que él lo sea”, dijo Kelly en una entrevista con medios latinos, entre ellos, Página/12.

–Su personaje da miedo pero es muy leal. ¿Por qué tiene esta relación con Frank Underwood? ¿Cuánto sabe usted del vínculo íntimo que los ata?

–Si la pregunta es si tuvieron sexo, la respuesta es... no (risas). Hablando en serio, creo que Doug Stamper opera desde sus adicciones. Sea Rachel, el alcohol, Frank, básicamente a todo. Recuerdo que en la primera temporada, Underwood dijo que sabe hacia dónde sopla el viento. Creo que Doug también lo sabe. Al menos hacia dónde va Frank. Doug ama su trabajo y desea hacerlo al tope de sus habilidades. Admiro la ética de trabajo que tiene. Estoy constantemente fascinado por este tipo.

–¿Tienen estándares morales similares?

–Bueno, ambos pueden matar gente (risas). Diría que se entienden bien. Lo que sucedió con Rachel Posner es un buen ejemplo de ello. La amaba pero tuvo que matarla por el trabajo. En la temporada tres él tuvo que recuperarse pero fue para poder volver a donde pertenece. No podía simplemente aparecer y decir: “Ok, ya estoy bien”. Tuvo que hacer una suerte de papeleo interno. Y si alguien descubre lo que hizo, irá tras él. Sé que querría a un tipo así en mi administración, tal vez podrías dejar de matar gente Doug, pero me encanta lo eficiente que sos (risas).

–Una de las marcas de Doug Stamper es su voz. ¿cómo la encontró?

–Fue por Beau Willimon, el showrunner de la serie. Me llamó por teléfono para avisarme que el papel era mío y me dio algunas instrucciones muy simples que me quedaron en la cabeza: “No quiero que seas emocional”, “mi objetivo es que al final de la primera temporada la gente comente ‘¿quién carajo es este tipo?’”. Y funcionó. Es alguien que está pensando y tramando algo pero nunca sabés bien qué es. Esa fue la base, no emocionarse, y la voz salió sola. Es monótona como la de un soldado. No es tan distinta a la mía, un poco más tranquila, contenida, misteriosa. Y cuanto más leo sobre Doug más apropiada me parece la elección.

–Dijo que su personaje es un adicto. ¿Hay alguna cura para él?

–No creo que exista. No está abierto a ellas. Las reuniones en Alcohólicos Anónimos fueron lo más cercano. Fue muy interesante que el personaje atravesara eso. Muchos alcohólicos se me acercaron personalmente o vía redes sociales y me lo agradecieron. Que no se glamurizara el problema con todo lo que sucede cuando estás sobrio por un buen tiempo y tenés recaídas. Doug es alguien que está todo el tiempo en control o controlando gente. Cree que puede controlarse a sí mismo pero se resbala y cae.

–¿Cree que la política es tan oscura como la que muestra House of Cards?

–¡Dios, espero que no! La gente en Washington suele decirme que hay muchos como Stamper, y cuando los miro impresionado me aclaran que tal vez no maten gente, pero sí en su eficiencia. Es genial pensar que hay gente trabajando tan fuerte y que sea tan dedicada para los que están en el poder. No en lo referido a los asesinatos pero en todos lo demás... tenés que hacer lo que tenés que hacer.

–House of Cards impulsó el “modelo Netflix”. ¿Qué representa eso para usted? Por otro lado Beau Willimon anunció su partida como showrunner, ¿cómo repercutirá eso?

–Me siento orgulloso de formar parte del programa que inició esta tendencia, lo de poder ver la temporada íntegra de un tirón. Otras plataformas siguieron el modelo. Beau debe ser el mejor guionista de la actualidad en el medio. Lo vamos a extrañar, pero Melissa (James Gibson) y Frank (Pugliese) son grandiosos también. Va a cambiar pero no tanto.

–¿Es el papel más importante que ha tenido hasta ahora?

–Totalmente. Hubo otros, seguro, como haber trabajado con Clint Eastwood en El Sustituto, pero Doug me ha abierto puertas increíbles. Trabajar en Secretos de una Obsesión, ahora estaré en una serie con Tom Hardy para la FOX, y para ese papel directamente me llamaron. No tuve que hacer casting.

–¿Qué referencias utilizó para componerlo?

–Estudié Ciencias Políticas en la Universidad, mucho tiempo antes de pensar en la actuación. Tenía ese background. También me reuní con un jefe de staff de un político neoyorquino muy prominente y que me dio bastante información. Lo cual fue bastante acertado porque Doug terminó convirtiéndose en jefe de staff del presidente (risas).

–¿Qué significa para usted que su personaje sea uno de los preferidos, con todo su lastre de oscuridad?

–Todos somos oscuros. La verdad es que no lo sé. Me impresiona el cuchicheo en la gente cuando estoy en un lugar o me ven entrar. Sólo puedo agradecerlo.

–¿Qué representa el poder como concepto para la serie y para el personaje?

–El suceso internacional de la serie es por ello. Es sobre política pero principalmente sobre poder. Y eso es accesible para cualquiera en cualquier lugar. Tal vez uno pueda perderse algunos detalles del sistema político interno, pero seguro van a captar la idea de lo que es el poder. Sea tenerlo, perderlo, conseguirlo, es el gran punto para identificarse.

–¿Cree que el programa sirve para debatir sobre política real?

–Si nuestro programa puede servir para inspirar a que la gente se involucre más, sobre su candidato o cómo funciona el sistema, es fantástico. Es lo que nuestros países necesitan, que la gente esté informada sobre temas que le competen. Y tomar decisiones con argumentos sobre lo que uno cree que es correcto. Si hay paralelos con la campaña de las primarias y nuestro programa, bienvenidos sean.

–¿Se le acercó algún político de Washington para contarle algún chisme incómodo?

–Me han dicho que puedo conseguir un puesto si quisiera, lo cual me parece bastante cool. “No soy el mismo tipo”, les aclaro. El programa me sirvió para involucrarme más en la política. Disfruto estar en el medio de los debates, hacer campaña por los actores, conocer gente, y tratar de lograr mejoras para el gremio.

–Usted declaró su apoyo a Hillary Clinton. ¿Cuánto influyó en ese sentido que usted participe House of Cards?

–Puedo decir lo que se me da la gana. Y a mi voz, como actor, ahora se le da más relevancia por el programa. Creo que Hillary tiene la experiencia y conocimiento para ser nuestra líder. También respeto a Bernie Sanders, a su mensaje e ideas. Pero cuanto conozco de nuestro sistema, y siendo consciente de las dificultades que atravesó Obama con los republicanos en el Senado, creo que Sanders la tendría mucho más difícil. Hillary, y su esposo, tienen más habilidad para encauzar la situación. Y es una mujer. Sería notable que a un presidente afroamericano le siga una mujer.

–Barack Obama visita la Argentina. ¿Cómo prepararía el escenario Doug Stamper?

–Estarían trabajando codo a codo. Y seguro lo llevaría a ver un show de tango. Es lo más seductor que he visto en mi vida.

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“Me impresiona el cuchicheo en la gente cuando estoy en un lugar o me ven entrar”, dice Kelly.
 
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