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Viernes, 25 de mayo de 2007

TELEVISION › ROBERTO CARNAGHI, PABLO ECHARRI Y “MONTECRISTO”

“Se merecía esto, incluso más allá del mérito artístico”

Para los actores, el premio a “Montecristo” es inseparable de su temática, relacionada con los derechos humanos.

 Por Emanuel Respighi

El Oro a Montecristo puede ser discutible. Sobre todo después que Vientos de agua se impusiera en producción, autor y dirección, además de unitario, las categorías más importantes del devaluado premio. Sin embargo, nadie puede quitarle méritos al programa de Telefé Contenidos, la telenovela que por primera vez en la historia de la ficción televisiva argentina instauró masivamente en formato diario las consecuencias de la dictadura, la expropiación de bebés y la complicidad de ciertos sectores de la sociedad. Toda una apuesta realizada con un buen elenco, una virtuosa dirección y una historia que supo combinar el pasado reciente con una trama enmarcada en el canon de la telenovela. Un combo que convirtió a Montecristo en el programa más visto de 2006, y le deparó reconocimientos del Senado y de la Legislatura porteña por su aporte a los DD.HH. y la Justicia.

Horas después de la alegría por el gauchito de oro, Página/12 dialogó con Pablo Echarri y Roberto Carnaghi, quienes fueron reconocidos como protagonista de telenovela y actor de reparto en drama, respectivamente. “Más allá de lo devaluado que está, es un premio que reconoce el trabajo de todos los que hicimos Montecristo”, señaló Echarri, que volvió a ganar un Oro después de Resistiré. “Nunca pensamos que iba a calar tan hondo y se iba a alejar de ser una novelita. Es un orgullo haber formado parte del grupo que por primera vez tocó en un género popular un tema tan importante como la dictadura. Hasta Montecristo la difusión de esos años había sido medio elitista. Logró que el horror de la dictadura entrase a la casa de la gente.”

Aún con resaca por los festejos, Carnaghi rescata el valor que fuera de la pantalla tuvo y tendrá el programa escrito por Adriana Lorenzón y Marcelo Camaño, como medio para la reconstrucción del tejido social. “Al margen de los premios y el rating, que haya servido para que recuperaran su identidad tres nietos es maravilloso. Montecristo superó la ficción. Se merecía el reconocimiento, incluso más allá de los aspectos artísticos”, subraya el actor.

–¿Qué creen que se le reconoce más a Montecristo? ¿Su aporte a la sociedad o su calidad televisiva?

Pablo Echarri: –Es una pregunta difícil. Montecristo es una historia muy nuestra, que instaló la dictadura en el prime time. Los productores de telenovelas nunca habían cruzado temas como la identidad y la complicidad social porque se consideraban temas “piantatelevidentes”. Creían que hablar de la dictadura dividía las aguas y la gente no quería escuchar nada de eso. Creo que a 30 años la sociedad alcanzó la madurez para tratar el tema. Y hubo una sintonía no prefabricada con la política del Gobierno de hacer memoria. Hay que reconocer a Claudio Villarruel y Bernarda Llorente por jugarse ese pleno. Y cuando alguien apuesta fuerte un pleno paga muy bien.

Roberto Carnaghi: –Montecristo logró que la gente vuelva a pensar nuestro pasado. Movilizó tanto a la gente como a los que hicimos el ciclo. Por eso Lisandro, mi personaje, pegó tanto: tiene que ver con nosotros, con nuestra historia. Al resto le tocaron personajes más de ficción, pero el mío, como el de Oscar Ferreiro, estaban arraigados en la realidad de la represión, que no pasaron inadvertidos por estar conectados con la tortura y el asesinato.

–Más allá de la alegría, ¿qué les parece que Montecristo haya ganado el Oro cuando Vientos... ganó en las categorías de director, autor y producción? ¿No es una incongruencia?

P. E.: –Es algo inherente a Aptra. Los MF tratan de equiparar y dejar a todos contentos, dar premios a unos y que otros no se vayan con las manos vacías, como si eso fuera lo que nos une a los artistas. Tampoco está bien que armen extrañas ternas, donde compiten ciclos o artistas disímiles, para no extender la premiación o porque faltan ciclos. Es al menos injusto: detalles que terminan socavando la credibilidad. En Aptra se tienen que dar cuenta que hay ternas, ciclos o roles que no se deben amontonar. En la medida que reflexione sobre los errores va a construir un premio más creíble. Aun así, reivindico el premio porque no puedo olvidarme que cuando empecé a laburar soñaba con un Martín Fierro.

R. C.: –Fue el mejor programa del año pasado. Me hubiera dolido que no ganáramos el Oro. No es que no lo merecieran ciclos como Vientos de agua. El problema es que no están bien establecidas las ternas. Quien conoce la TV sabe que mientras Vientos... graba un envío en 12 días, Montecristo lo hace en uno. Es una competencia desigual. Vientos... se merece los premios, pero yo sentí que nos estaban castigando a nosotros. Son los parámetros con los que maneja Aptra. Miguel Colom se merecía el premio como director, porque hace maravillas en un día. Hasta Campanella me dijo que si tuviera que hacer un ciclo diario no podría mantener la calidad de Vientos... Aptra tendría que ser más riguroso en las ternas y premiaciones. También debería otorgar premios a vestuario, escenografía, música. La TV es un negocio, pero no lo único.

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Carnaghi se alzó con una merecida estatuilla por su labor como actor de reparto en drama.
 
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