El director, actor y dramaturgista Román Caracciolo dice estar entre los que generan proyectos sin pausa. Ideó dos que lo entusiasman pero aún no pudo concretar. Egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático, realizó sus primeros trabajos integrando Los Volatineros, grupo creado y dirigido por Francisco Javier. Confiesa que no actúa desde hace quince años, sencillamente porque comenzó a imaginar los espectáculos desde la perspectiva de un director. En ese rol estrenó Un león bajo el agua, de Alicia Muñoz, sobre historias de vecinos del entubado arroyo Maldonado; Mataderos, crónica referida al traslado del Mercado de Hacienda de Liniers, en la que participó la murga Los Caprichosos de Mataderos. Entre las últimas obras, y en otra línea, dirigió Zoológico de noche, del francés Michel Azama, en la Alianza Francesa, y Lo que necesita una boca (sobre Juana de Aragón y Castilla, hija de los Reyes Católicos, a la que se apodó “la Loca”), basada en un texto de Ana Arzoumanian. De su experiencia en Catamarca rescata algo más: la oportunidad de conectarse con el arte de la copla. Cuenta su encuentro con la coplera Angélica Tomaza Reales, en Fiambalá, localidad fundada a mediados del siglo XVIII y declarada ciudad en 1987. Allí estableció contacto con la antropóloga Mecha Díaz, de la Universidad Nacional de Catamarca, directora del programa Recuperando la memoria: “Hablamos sobre la posibilidad de trabajar para el Bicentenario con algunos temas del teatro ritual de los pueblos originarios”. La experiencia fue enriquecedora, y si bien dice haber atravesado momentos difíciles, siempre fue “por cuestiones burocráticas y no artísticas”. Lo que demuestra la vigencia de esta Expedientes, donde, además de los nombrados, participan María Castaños (asistente de dirección), Marcelo Valiente (escenografía y vestuario), Rosa Celentano (producción TNC) y Mauro Arch Quiroga (producción Cultura de Catamarca). La obra se presenta hoy a las 21.30, en la Sala Orestes Caviglia del TNC, Libertad 815 (tel. 4816-4224). Entrada: 5 pesos.