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Domingo, 2 de agosto de 2009

CINE

Ocho historias, ocho lugares del mundo

¡Vivan las antípodas! reunirá ocho historias en ocho lugares del mundo que serán contadas una tras otra durante la primera parte de la película. Estas historias tendrán como locaciones los siguientes lugares: Villaguay (Argentina) - Shanghai (China); Lago Baikal (Rusia) - Cabo de Hornos (Argentina-Chile); Mayfield (Nueva Zelandia) - Santa María de Toledo (España); Hawai (Estados Unidos de América) - Ngarib (Botswana). Durante la primera mitad de la película la gente va a estar mirando una película común y corriente sobre gente viviendo sus vidas, un episodio atrás del otro. La película comenzará con la historia de la Argentina. “El hecho de que la casa donde filmaré se encuentra en la cima de un monte, hace que parezca que se encuentran en la cima del mundo –sugiere Kossakovsky—. También los personajes que aquí hemos hallado, Abel y Orlando, son de una belleza y una pureza tal que pretendo volver a ellos varias veces en la película, tal vez haciendo de cuenta que las otras historias están miradas a través de sus ojos. Más adelante los describiré con más precisión, pero el hecho de que nunca hayan salido del poblado donde viven y a la vez sean las personas más divertidas, curiosas e ingenuas que haya conocido, hacen de ellos protagonistas maravillosos. También la imagen de su casa reflejada en el río Gualeguay es tal vez una de las más bellas y cinematográficas imágenes que he visto en mi vida.”

“A los 40 o 45 minutos de la película, coincidiendo aproximadamente con la mitad, intentaré comenzar a jugar con algunos elementos estéticos. Primero los sonidos familiares de escenas previas, por ejemplo de Shanghai, serán oídos como audio de las imágenes de la Argentina. O incluso música y canciones de uno de los lugares serán usadas en el siguiente lugar. Por ejemplo, en el caso de la Argentina, he estado buscando la música para esta sección y encontré una bella de unos conocidos compositores de la zona llamados Los Hermanos Cuesta. La canción en cuestión se llama ‘¡Soy entrerriano!’ (Entre Ríos es el distrito donde se encuentra el pequeño puente de Villaguay) y el arreglo hecho cuenta con una sinfónica y un impresionante coro que vibra al son de nuestras más intensas emociones. Simplemente en este momento cierren sus ojos e intenten imaginar las imágenes del puente de Shanghai con el himno épico a Entre Ríos. O mejor aún, a Abel y Orlando trabajando al son del gong tradicional chino.”

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