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Miércoles, 3 de febrero de 2010

CINE › AVATAR Y VIVIR AL LíMITE PICARON EN PUNTA

Matrimonios y algo más

En un año en que las candidatas a la mejor película ya no son cinco sino diez, los films de James Cameron y su ex Kathryn Bigelow se perfilan, con nueve candidaturas cada una, como las favoritas.

 Por Luciano Monteagudo

¿Diez títulos entre las candidatas a la mejor película? Si a veces ya era difícil encontrar apenas una entre cinco que tuviera los méritos suficientes para ganar la estatuilla, esta súbita inflación de nominaciones en el principal rubro de la Academia de Hollywood promete antes que nada una ceremonia si no más larga (lo cual sería de por sí todo un abuso) por lo menos más enrevesada. El bombardeo de imágenes desde el Kodak Theater de este flamante top ten puede llegar a ser más confuso que una tanda de avisos. Los libretistas de Alec Baldwin y Steve Martin (los anfitriones de la noche del domingo 7 de marzo) deberán afilar sus lápices si quieren que el espectador desprevenido sepa de qué y de quién se está hablando.

La excusa de los organizadores para alterar una regla invariable desde el origen de la ceremonia fue que aquello que alguna vez fue un público masivo se estaba alejando masivamente del show. Para ello habría contribuido que el año pasado no sólo ganó la estatuilla a la mejor película una producción independiente filmada en la India con actores desconocidos (Slumdog Millionaire) sino que ninguno de los cinco títulos del rubro era un blockbuster como los que suele y sabe hacer Hollywood. Por el contrario, la película que rompió taquillas en los Estados Unidos y el mundo, Batman, el caballero de la noche, con el difunto Heath Ledger, compitió básicamente en los rubros técnicos y se quedó afuera del clímax de la ceremonia.

No va a ser éste el caso. La gran favorita es Avatar, con nueve nominaciones, entre ellas a la mejor película y al mejor director, con lo cual James Cameron puede volver a autoproclamarse –como sucedió doce años atrás con Titanic, cuando ya no le cabían tantas estatuillas en las manos– “El Rey del Mundo”. Curiosamente, la única capaz de hacerle algo de sombra es su ex esposa, Kathryn Bigelow, autora de la polémica Vivir al límite (se estrena mañana en Buenos Aires), que acumuló tantas candidaturas como Avatar y que desafía a Cameron en su propio terreno, en los de Best Picture y Best Director.

Si la votación de los más de cinco mil socios plenos de la Academia sale dividida, no es alocado pensar que Avatar gane el premio a la mejor película y Bigelow al mejor director, con lo cual sería la primera mujer en llevarse esa estatuilla a su casa. En un caso, la Academia estaría celebrando un enorme despliegue de producción que redundó en un éxito de público aún más gigantesco, y por el otro el espíritu independiente que está detrás del proyecto de Vivir al límite. Como diría el crítico cultural Stanley Cavell, que teorizó acerca del cine de Howard Hawks (una influencia tanto para Cameron como para Bigelow), sería casi una comedia “de re-matrimonio”, con happy end incluido.

Detrás de ambos, muy cerca, con ocho candidaturas, viene pegada Bastardos sin gloria, de Quentin Tarantino, que en principio tiene ya dos premios casi seguro adentro: el de mejor actor de reparto (el histrionismo de Christopher Waltz como el siniestro oficial nazi, ya premiado en Cannes, difícilmente pase inadvertido) y el de mejor guión original, firmado por el propio Tarantino. Las otras siete películas candidatas en el rubro principal parecen, por ahora, convidadas de piedra, meros extras en la fiesta de otros, ya sea porque los hermanos Coen (que ahora tienen en carrera Un hombre serio) tuvieron ya su improbable premio con Sin lugar para los débiles; o porque son apenas gestos de Hollywood para globalizar su ceremonia, como lo sugiere la inclusión de la sudafricana Sector 9 y de la danesa Enseñanza de vida.

En el rubro mejor película extranjera es toda una sorpresa que haya dos películas latinoamericanas a falta de una, empezando por la local El secreto de sus ojos y siguiendo por La teta asustada, la primera producción peruana que llega a esta instancia. En este rubro –sobre el cual no vota toda la masa de la Academia sino solamente aquellos socios que puedan acreditar haber visto en funciones especialmente organizadas al efecto las cinco películas finalistas– suelen producirse sobresaltos, como el año pasado, cuando la japonesa Fin de partida le sacó el premio a la favorita, la francesa Entre los muros. Desde esa perspectiva, no hay que descartar ninguna chance para la película argentina. Pero los analistas de Hollywood coinciden hasta ahora en que los dos títulos que van a dar la pelea mayor por este Oscar son la producción alemana La cinta blanca, del austríaco Michael Haneke, ya premiada con la Palma de Oro de Cannes, y la francesa Un profeta, de Jacques Audiard, también recompensada en la Croisette y que llega a Hollywood con todo el apoyo promocional que el cine francés suele poner al servicio de sus producciones.

Considerando que tanto estas dos películas como El secreto de sus ojos tienen en los Estados Unidos el mismo distribuidor (Sony Pictures Classics), el resultado quizá dependa de cuál de los tres títulos reciba el mayor presupuesto de publicidad y el consiguiente poder de lobby de la compañía. Y ese secreto, en Hollywood, hoy al menos no se puede leer en los ojos de nadie.

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Avatar puede ser premiada por su despliegue de producción.
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