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Sábado, 12 de enero de 2013

TELEVISION

Más extraño que la ficción

Recién en 2003, a casi 125 años del período más violento de las peleas, los descendientes de los Hatfield y los McCoy firmaron oficialmente una tregua. Hoy, la zona en donde sucedieron los enfrentamientos recibe anualmente a los turistas fascinados con su mito. Los sanguinarios combates entre los dos clanes habían copado la atención de los periódicos de época y entonces requirieron la intervención del Tribunal Supremo de Estados Unidos. “Como la mayoría de los estadounidenses, yo tenía una vaga idea de lo sucedido, conocía la leyenda, pero no los detalles. Después de leer el guión, me dije: ‘Paren un minuto, ¿todo esto pasó en realidad?’”, afirma Kevin Reynolds. El realizador asegura que “un 80 u 85 por ciento” de la miniserie surge de hechos verificables. “Inevitablemente, en los conflictos históricos tenés que sumar cosas para que funcione. Debimos inventar los diálogos porque no se sabe qué dijeron. Y lo dedujimos por las personalidades. Los que conocen la historia se sorprendieron de lo fiel que es a lo acontecido. Porque todo lo que se cuenta sucedió, aunque parezca imposible de creer. Es de esos casos en los que la vida es más extraña que la ficción.”

Un dato clave es que Hatfields & McCoys fue producida y emitida en su país por el History Channel, señal de una marcada ideología conservadora. La miniserie propone una posible mirada sobre el acontecimiento, descarta ciertos tópicos (el esclavismo sureño, sin ir más lejos) y se focaliza en las disputas sangrientas. Para Tom Berenger, la cuestión histórica fue una de las mayores motivaciones del proyecto. “Por lo que sé, el canal lo quería lo más posible cercano a la verdad histórica, y a mí me gustó esa idea”, explica el actor. En su investigación personal, Berenger trató con herederos (“un asistente de un sheriff que vendría a ser el tátara tataranieto de Kevin Costner”, se ríe) y hasta rastreó una película muda de comienzos del siglo XX sobre el tema. “Creo que es de 1910 o 1911, la filmaron en los campos de tabaco de Connecticut, y ya por entonces tenían ideas sobre esta historia. No deja de ser extraño que un siglo después lo hagamos de nuevo”, manifiesta.

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