Al momento de hablar sobre el país, lo primero que surge son los chistes. “Lo veo bien, bien, muy bien. ¿Listo?”, bromea Bertuccelli. “A nivel teatral es un momento de gran producción”, tira Darín, cómplice. ¿Terminó la nota?”, pregunta Aleandro. Después de las risas, sí, vienen las respuestas en serio. El primero en abrir el análisis es Darín, que hace unos meses tuvo un cruce público con Cristina Fernández de Kirchner a raíz de unas declaraciones. “Estamos bien en algunos aspectos. En otros tenemos que seguir trabajando. Tenemos que querernos, que amabilizarnos, que entender que debemos tirar todos hacia una misma dirección. Estamos viviendo en democracia, lo cual es extraordinariamente agradecible. Es una democracia incipiente, pero maravillosa. Creo que nos tenemos que enojar cada vez menos. Aunque no esté de acuerdo con cosas de los administradores de turno, definitivamente mi corazón está feliz por el momento democrático que estamos viviendo. No soy una persona naturalmente optimista, porque creo que el ser humano no está caminando en la dirección correcta”, afirma. Aleandro toma la posta: “Me alegra de que estemos en democracia. Me importa que en esa democracia pueda hacer lo que no pude hacer en el final del gobierno de Isabel Perón y durante el gobierno militar, cuando por decir lo que estaba pasando me tuve que ir del país en 24 horas con dos bombas encima. Vivir en democracia es maravilloso, pero el sistema requiere que nos pongamos de acuerdo en los grandes temas. No es fácil, pero siempre hay que apuntar al consenso”. Para Bertuccelli, “es importante hacer lo posible para que la democracia perdure, sin dejar de exigir lo que hay que exigir. Yo paso muy rápidamente del pesimismo absoluto al optimismo de que una sociedad mejor es posible cuando veo a gente –mucha– que se desvive por otra”. Cierra Darín: “Lo importante es que todos aprendamos de lo que se hizo mal. Hay que intensificar las cosas que marchan bien y no ofenderse cuando se señalan las cosas en las que aún no se encontró el rumbo. No creo que todo se haga mal ni que todo se haga bien. Confío mucho en el debate, en la discusión; no en la pelea. No sirve embarrar la cancha. Ya pasamos por eso y no nos sirvió. Siempre están los cuervos revoloteando. Por eso tenemos que ponernos de acuerdo aun en el desacuerdo”.