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Jueves, 2 de julio de 2015

CINE

Mirada en retrospectiva

Mañana a las 22 podrá verse en el Malba la ópera prima de Ezequiel Acuña, Nadar solo, estrenada en 2003. Según señaló el crítico Luciano Monteagudo, aunque reconocía su filiación con Rapado, de Martín Rejtman, “Nadar solo abrió un espacio nuevo para el cine argentino: la adolescencia, con toda su incertidumbre y su melancolía, no había encontrado hasta entonces una expresión tan concreta, una materialidad tan alejada de cursilerías y romanticismos de ocasión”. Es que el protagonista es Martín, un adolescente de 17 años que tiene problemas de comunicación con su familia. Para colmo, corre el riesgo de que lo echen de la escuela y la banda de música que tiene no permite un futuro promisorio. ¿Algo más puede pasar en la vida de Martín? Sí, su amigo de siempre ya no está tan cerca como antes. Nadar solo tiene palabras llenas de contenido: desaliento, insatisfacción por el presente que no lo conforma y el futuro que se acerca cada vez más incierto.

El viernes 10 a las 22 será el turno del segundo largometraje de Acuña, Como un avión estrellado: un joven (Ignacio Rogers), cuyos padres murieron en un accidente de aviación y que vive con su hermano mayor, ve de casualidad a una chica (Manuela Martelli) en un aeropuerto y luego, al volver a encontrarla, trata de acercarse a ella. Mientras, divide su tiempo entre su trabajo y los vagabundeos con su amigo (Santiago Pedrero). Cuando se estrenó en 2005, Monteagudo escribió al respecto: “A contrapelo de mucho cine argentino de estos días, tan preocupado por el público, Acuña se preocupa en primer lugar por sus personajes. Hay una fidelidad del director hacia su protagonista que es sólo equivalente a la que había en Nadar solo: voluntad de acompañarlo, de sentirse próximo, pero con el pudor de un amigo, sin invadirlo, sin imponerle su voluntad. Se diría que en el cine de Acuña sus personajes parecen tener vida más allá de la película misma, como si Nico (Rogers) ya hubiera estado allí cuando llegó la cámara y hoy siguiera existiendo, más allá del plano final”.

La retrospectiva cerrará el viernes 24 a las 22 con el tercer largo de Acuña, Excursiones, estrenado en 2009. Allí, Martín y Marcos eran mejores amigos pero cuando terminaron la secundaria dejaron de verse. Al quedarse sin trabajo, Marcos decide retomar un viejo monólogo escolar y convertirlo en una obra de teatro. Convoca a Martín, que luego de años de dialoguista en televisión, está buscando la oportunidad de iniciarse en teatro. Se reencuentran después de diez años, pero la relación ya no es lo que era. Es evidente que algo cambió entre ellos, que el tiempo pasó. Es que hay algo que los distanció hace diez años, algo de lo que nunca pudieron hablar, y tal vez haya llegado el momento.

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