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Sábado, 5 de noviembre de 2005

CINE

El viaje de Ralph Fiennes

 Por H. B.
Desde Rio de Janeiro

Por más que su aspecto, su dicción y sus modales se correspondan casi exactamente con los que uno imagina en un caballero inglés, Ralph Fiennes no oculta su incomodidad cada vez que se le menciona su papel en la próxima Harry Potter, a punto de estrenarse en el mundo entero. Y eso que no es, por cierto, un papel menor: Fiennes interpreta nada menos que a Lord Voldemort, la mismísima encarnación del mal en las novelas escritas por J. K. Rowling. “Bueno, no estuvo mal”, puede llegar a reconocer, un poco entre dientes. “Me dio la oportunidad de experimentar qué es eso del mal absoluto... Pero, usted ya sabe, es un tipo de película en la que no hay mucho lugar para la experimentación...”
Experimentar es una palabra que este nativo de Suffolk suele repetir con más convicción. Refractario a toda idea de “método actoral” (incluido el famoso Método, impuesto por el Actor’s Studio), Fiennes confiesa que por su incomodidad a la hora de “meterse” en la piel de un personaje fue rechazado, en sus comienzos, por su compatriota Mike Leigh, que hace de eso casi una religión. “Un traje, una postura, hasta un olor pueden ser más importantes para interpretar un personaje que un arduo trabajo de concentración y composición”, dice Fiennes, que de ese contacto directo debe haber tenido mucho, en los meses pasados en Kenia y Nairobi para El jardinero fiel. En la película, Fiennes es Justin Quayle, oscuro miembro del servicio diplomático inglés, que a partir de un hecho traumático sufrido por su esposa (Rachel Weisz) deja de lado su pasividad para meterse progresivamente en un infierno de intereses corporativos, en el que el espionaje y hasta el eventual asesinato son moneda corriente.
“Lo que me interesó de Quayle es que experimenta un verdadero viaje interior”, señala. “Al comienzo es un tipo amable y poco brillante, sin el menor costado combativo y preocupado más por el cuidado de su jardín que de su trabajo como diplomático. Pero cuando redescubre qué clase de persona fue su mujer, no sólo vive una especie de historia de amor retrospectiva, sino que se va comprometiendo progresivamente, hasta poner su vida en peligro. No lo veo como un tipo débil sino opaco. La fuerza y la decisión están como dormidas en él, hasta que afloran.”

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