futuro

Sábado, 19 de junio de 2010

PERFIL, CURIOSIDADES Y OBJETIVOS DEL E-ELT

El coloso de Atacama

 Por Mariano Ribas

El nombre ya lo dice todo: “Telescopio Europeo Extremadamente Grande” (E-ELT). Es el sueño más osado del Observatorio Europeo Austral, un megaorganismo astronómico, creado en 1962, formado por 13 países de aquel continente (entre ellos, Alemania, Francia, Italia, Inglaterra y España). Y por supuesto Chile, que no sólo le aporta al ESO –una vez más– sus cielos insuperables, sino que además –dato nada menor– viene abrazando esta impresionante iniciativa casi como causa nacional.

Veamos, primero, algunos datos de contexto: el ESO tiene sus cuarteles centrales en la ciudad de Garching, Alemania, y una oficina local en Santiago, desde donde coordina localmente las operaciones de sus grandes observatorios, situados en el desértico norte chileno. Allí está el Observatorio de La Silla, “decano” del ESO (comenzó a funcionar en los años ’70) y el impresionante Observatorio de Paranal, donde está el Very Large Telescope (VLT), un complejo de cuatro telescopios gemelos de ocho metros de diámetro, y varios instrumentos auxiliares. No muy lejos del VLT, en Llano de Chanjnantor, el ESO también opera el radiotelescopio APEX. La región es un verdadero polo de la astronomía mundial. Y con el E-ELT lo será aún más.

Como no podía ser de otra manera, un telescopio extraordinario requiere de un lugar extraordinario. Y sí: una vez más, y tras considerar varias opciones (ver entrevista), el ESO volvió a inclinarse por el montañoso desierto de Atacama, al norte de Chile. El pasado 26 de abril, el Consejo del ESO decidió que el E-ELT se construirá en la cima del Cerro Armazones (24 36’ latitud Sur, 70 12’ longitud Oeste), a 3060 metros sobre el nivel del mar, y a 130 kilómetros de Antofagasta. Un lugar bastante cercano –apenas 20 kilómetros– a Cerro Paranal, donde está el VLT. ¿Por qué allí? La razón es simple: allí están los cielos más limpios, oscuros, transparentes y secos del planeta. Las nubes son una rareza absoluta. “El E-ELT será el telescopio más grande del mundo por mucho tiempo, y por eso hay que elegir el mejor lugar. Y Chile es el mejor lugar del mundo, no hay dudas”, dice Máximo Tarengui, astrónomo italiano del ESO. Pero además, la decisión final del ESO tuvo en cuenta detalles nada menores, especialmente a la hora de la futura construcción y operaciones: accesibilidad, agua potable, energía, logística, y proximidad a otros polos astronómicos del ESO.

Y ahora sí, vamos concretamente al E-ELT: a todas luces, el ESO pretende que su futura criatura óptica lleve la delantera en lo que será la nueva generación de supertelescopios, conocidos, precisamente, como “Telescopios Extremadamente Grandes” (o ELT’s). Estados Unidos –a través de varias universidades e instituciones– pondrá todas sus fichas en el TMT (“Telescopio de Treinta Metros”) y en el GMT (“Telescopio Gigante Magallanes”, un instrumento compuesto de siete espejos, que equivaldrán a una pieza de 24 metros de diámetro). Pero los europeos apuestan más fuerte: el E-ELT será un coloso de proporciones verdaderamente alucinantes. Medirá 80 metros de alto, casi cincuenta de ancho, y pesará 5 mil toneladas. Su “espejo primario” (el alma de todo telescopio óptico) medirá 42 metros de diámetro, y estará formado por casi mil piezas hexagonales de 1,4 metro cada una. O dicho de otro modo: el E-ELT equivaldrá a unos 1000 telescopios individuales de 1,4 metro (de por sí, un telescopio de 1,4 metro de diámetro no está nada mal). Una superficie colectora de luz total de 1300 metros cuadrados. Será más grande que todos los supertelescopios actuales juntos. ¿Costos? Se habla de 960 millones de euros.

Más allá de sus impactantes dimensiones, el E-ELT contará con una serie de preciosismos tecnológicos que exprimirán al máximo su tremenda potencia óptica. Además de toda una batería de sofisticados instrumentos acoplados (filtros, cámaras y espectrógrafos), el coloso europeo contará con ópticas adaptativas: un sistema complementario de espejos que, cambiando de forma miles de veces por segundo (mediante miles de “actuadores”), compensará los efectos (perjudiciales) de la atmósfera sobre la luz de los astros. Así, las imágenes serán virtualmente perfectas. Y tremendamente superiores (en detalle y nitidez) a las de cualquier telescopio actual, incluyendo al mismísimo Hubble.

La construcción del E-ELT comenzará en 2011, y tomará varios años. Y una vez listo, observará el universo en luz visible e infrarroja. Buscará y estudiará planetas extrasolares, espiará la formación de las estrellas y sistemas planetarios, y se asomará a profundas cuestiones cosmológicas: el origen y evolución de las galaxias, y la expansión y destino del cosmos. También, intentará echar luz sobre cuestiones literalmente oscuras: la naturaleza y distribución de la materia oscura, y el comportamiento y las características de la energía oscura, esa suerte de anti-gravedad que estaría acelerando la expansión del universo. Menuda agenda. Menudo telescopio.

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El cielo del cerro Armazones.
 
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