futuro

Sábado, 17 de agosto de 2013

DATOS, DIVULGACIÓN Y POLÍTICAS PÚBLICAS

Donde se cruzan periodismo e informática

 Por Esteban Magnani

El modelo de negocios de las grandes empresas que ofrecen generosamente servicios a cambio de husmear en nuestras vidas, el espionaje informático revelado por Edward Snowden y demás gracias digitales, se cruzan en la cara oscura de la red de redes; invaden y utilizan en forma permanente nuestra intimidad digital. Pero también existe una faz más luminosa, un vaso medio lleno (o tal vez un cuarto lleno). Es que la red de redes permite también organizar acciones concretas a escala masiva que pueden escapar a esos mismos controles. Ríos de bits han corrido sobre el rol de Internet en la construcción de alternativas sociales, pero vale la pena detenerse a analizar uno de los modernos fenómenos que la tecnología ha permitido: el periodismo de datos, es decir, la capacidad de gestionar ingentes cantidades de información que estaba dispersa en Internet para darle sentido y presentarla de forma coherente. En algunos casos los datos provienen ya ordenados de organismos de gobierno, ONG, empresas y demás, pero en otros hay que “scrapearlos”, es decir, buscarlos, recogerlos y ordenarlos. Este hijo híbrido de informáticos y periodistas, pero también de políticos, cientistas sociales y otros, está cambiando la forma de darles sentido a los datos en los tiempos del exceso de información.

REALIDADES INFINITAS

La realidad se caracteriza por ser caótica, por estar sobrecargada de información que nos inunda a través de los sentidos y que el cerebro debe filtrar permanentemente para no saturarnos hasta el punto de la parálisis. En ese mundo, lleno de infinitos matices, son los relatos, las explicaciones, las imágenes, los que permiten encontrar un orden y actuar en consecuencia. Así es que los relatos de periodistas, escritores, docentes o cineastas, por nombrar algunos, ordenan el mundo para ayudarnos a lidiar con el exceso y encontrar sentido en el caos que nos rodea. Lo que ocurre en el mundo digital es similar: como se ha dicho hasta el hartazgo, estamos sumergidos en una cantidad abrumadora de información, a tal punto que cuesta reconocer relatos en ese océano infinito que es Internet. Desde la sociedad civil, por llamarla de alguna manera, comunidades de periodistas e informáticos independientes rastrillan la red para formar bases de datos y darles un orden que la haga aprehensible, en muchos casos con el apoyo fundamental de diseñadores gráficos.

Uno de los medios que apoyó desde los inicios el desarrollo de herramientas de visualización para grandes cantidades de datos fue el diario británico The Guardian, que en marzo de 2009 lanzó su “datablog”, una sección en la que aparece todo tipo de herramientas: mapas con los servidores en los que se aloja información que afecta la privacidad, gráficos que representan los pasajeros que pasan por cada estación de trenes diariamente o una clarísima visualización sobre en qué se gastan los impuestos que

pagan los ciudadanos y, sobre todo, qué áreas se recortan. El objetivo es presentar mucha información de forma clara e interactiva para que incluso sea, a su vez, reformulada y cruzada para obtener nuevas conclusiones.

Si bien los medios tienen experiencia y recursos para llevar adelante formas más estructuradas de investigación, no son los únicos ni mucho menos. Un ejemplo paradigmático es el de Wikileaks, organización que ofrece a quienes cuentan con filtraciones relevantes publicarla de forma accesible y segura en la red. Los casos más conocidos implicaron ordenar cientos de miles de correos electrónicos de la Secretaría de Estado de los EE.UU. con sus embajadores o traducir los informes codificados en siglas de las patrullas que recorrieron Irak y obtener así datos concretos, como el número de muertos civiles ocasionales que nunca se reportaron a los medios. Una de las organizaciones que se dedica al periodismo de datos más conocidas a nivel global es Propublica.org, una agencia de noticias independiente y sin fines de lucro que alimenta a otros periodistas con sus investigaciones.

Lo que hace es, por ejemplo, revisar por medio de un “script” o programa uno por uno los informes de los laboratorios para ver cuánto dinero dan a los médicos como “premios”. La información era pública, pero nadie se tomaba el trabajo de “scrapearla”, como se dice en la jerga. Así fue que de cientos de reportes en PDF se tomaron los nombres de los médicos y laboratorios para conocer la intensidad económica de sus vínculos. Una vez que la base de datos estuvo lista, le agregaron una interfaz amigable que cualquier ciudadano puede utilizar fácilmente. El mismo tipo de trabajo se realizó también para ver quiénes eran los dueños de las fundaciones que donaban a los candidatos presidenciales de los EE.UU. cruzando información. En ambos casos la información existía, el desafío era ordenarla y hacerla significativa.

POR CASA ANDAMOS

En la Argentina también hay medios que usan el periodismo de datos como forma de presentar la información de manera clara. El diario La Nación, por ejemplo, ganó un premio internacional en periodismo de datos por una visualización en la que muestra de forma muy gráfica los gastos en el Senado de la Nación. Pero probablemente lo más llamativo en la Argentina es la fuerza que tiene la comunidad que empuja el periodismo de datos por fuera de las instituciones. Una de las más fuertes es Hacks/Hackers, que desde 2011 organiza encuentros en forma abierta y descentralizada. Su idea es armar equipos de periodistas (hacks), que tienen el criterio informativo, con informáticos (hackers) que tienen las herramientas técnicas para ordenar la información. De allí salieron varios proyectos interesantes que vale la pena repasar. Andy Tow, asiduo participante de estos encuentros, es un politólogo que junto a un equipo reúne información, sobre todo electoral y política, para generar visualizaciones.

En su sitio (http://www.andytow.com) se puede encontrar una aplicación que permite ver qué votó cada diputado en el Congreso desde 2003: simplemente se elige una ley y un gráfico indica qué votó cada diputado, si se abstuvo o estuvo ausente. Como además los diputados están representados por círculos de colores que están de acuerdo con su pertenencia partidaria, es muy fácil ver el nivel de disciplina interna de cada uno de los bloques. La aplicación es una herramienta poderosa para periodistas y analistas. Como la lógica que prima es abrir la información, otro grupo aprovechó la base de datos elaborada de esta manera para permitir a los votantes saber con qué legislador coincidió más a la hora de votar distintas leyes (elegielegi.org) yde esa manera orientar su voto a quien más lo representa.

POLÍTICAS DE DATOS PÚBLICOS

Desde el Estado se aprovechan los recursos que de esta manera genera la comunidad. La Comisión Nacional de Valores realizó una extensa investigación sobre el secuestro y desaparición de empresarios durante la última dictadura. El resultado fue tomado por programadores y periodistas para lograr una infografía interactiva que revela las vinculaciones entre las reparticiones del ejército y los empresarios desaparecidos a los que se les quitaron sus bienes (cnv.hhba.info/).

Desde el Estado también, con todas las resistencias que esto conlleva, el objetivo es abrir toda la información que sea posible dentro de una política de Gobierno Abierto, una doctrina promovida globalmente por distintos organismos internacionales. Esta política de publicar la información para que sea aprovechada, resignificada, amplificada, cruzada, etc. tiene como centro en la actualidad el portal de datos públicos (http://datospublicos.gob.ar/) recientemente inaugurado con un hackatón

(una maratón de programación) por la Agenda Digital, dependiente de Jefatura de Gabinete de Ministros. Posiblemente una de las mayores deudas sobre el poder del periodismo de datos sea la de la comunidad de académicos de las ciencias sociales que no aprovecha tanto como podría esta herramienta.

El poder o, en este caso, el contrapoder de los datos puede resultar vital para mantener a la sociedad bien informada y en condiciones de acceder a datos que estaban ocultos.

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