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Sábado, 17 de julio de 2004

NOVEDADES EN CIENCIA

Novedades en Ciencia

LOS MAS CHICOS SERAN LOS PRIMEROS

SCIENTIFIC AMERICAN
Desde que apareció el 27 de agosto de 1955, el Libro Guinness de los Récords sostiene una mentira: la idea –expelida desde su nombre– de que en realidad se trata de un solo libro en el que día a día una mano anónima lleva registro de las excentricidades más excéntricas ocurridas en el mundo (y más allá). Por definición, esto nunca podría ser cierto debido a que para que los libros aterricen en las librerías es preciso que alguna vez hayan sido impresos y, para esto, que a la vez haya habido un día una voz que estipulara que en el ejemplar no podía caber ni una sola coma más. Es verdad, cada año salen flamantes ediciones ampliadas de este libro pero nunca es uno solo e inmutable sino una obra que engorda y cambia constantemente. Mientras respete la ley de los extremos (lo más grande, lo más chico, lo más lejos, y así), cualquier cosa puede figurar en él y garantizar la entrada al Parnaso de la extravagancia. Por eso, los científicos del Museo Australiano de Historia Natural no dudaron en solicitar turno para inscribir en él a su último descubrimiento: el vertebrado más pequeño del mundo.
Conocido desde 1979, cuando recolectores de plancton capturaron accidentalmente un ejemplar en las alrededores de la Gran Barrera de Arrecifes de Queensland, el pez “Stout Infantfish” (cuyo nombre científico en realidad es Schindleria brevipinguis) ganó la categoría de especie hace no menos de dos años. Es que nadie se decidía a darle esa categoría por la simple razón de que nadie lo podía encontrar. Y el pececito en el asunto tuvo mucho que ver: con sólo 8,4 milímetros de largo al alcanzar la edad adulta y un miligramo de peso, el Stout Infantfish se las ingenió, en sus supuestos once mil años de historia, para desempeñar sus funciones vitales (comer, nadar y reproducirse) abreviadas a la más mínima expresión: sin aletas ni dientes, estos pececitos “paedomórficos” (o sea, que sus adultos mantienen muchas características larvarias) de cuerpo alargado y grandes ojos viven cerca de 60 días y en el día 23 alcanzan su madurez sexual. Los miembros del equipo de científicos australianos dirigido por Jeff Levis creen que existen colonias de este tipo de peces en los arrecifes coralinos del Pacífico Sur a unos 20 metros de profundidad.
Hasta cuándo este pez mantendrá la corona de la pequeñez nadie lo sabe. Lo que sí se presume es que el ex número 1, el “Dwarf Goby Trimmatom nanus” (de 1 cm de largo) no está para nada contento.

CARA DE PERRO

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Hay investigaciones científicas que causan risa. No porque ése hubiese sido su objetivo embrionario sino debido a que sus conclusiones fueron sacadas muy tiradas de los pelos. Si se las lee correctamente se puede advertir en ellas un patrón, un resabio de inducción tal vez, que de alguna manera deja entrever falta de rigurosidad o tal vez cierta parcialidad. El último ejemplo viene del soleado estado norteamericano de California, en cuya universidad estatal un grupo de psicólogos dice haber probado esa creencia que deambula por las calles de urbes y pueblos: a saber, que los perros se parecen a sus amos.
Para la “confirmación”, los investigadores, dirigidos por el psicólogo Nicholas Christenfeld, armaron una gran demostración más parecida al juego de las coincidencias que a un estudio científico serio y concienzudo. Así, se fotografió por separado a 45 perros de raza y a sus amos. Luego, un panel de jueces seleccionó a los animales, analizó sus característicasfísicas y sus personalidades, y los asignó a quienes creían que eran sus verdaderos amos. En total, los jueces coincidieron en 16 casos sobre un total de 25. Así fue como con sólo esa demostración los psicólogos estadounidenses afirmaron haber probado el mito urbano, aunque aclararon que lo dicho es sólo aplicable a los ejemplares con pedigrí. Y para no quedarse cortos, ampliaron la justificación. Según dijeron, “las personas buscan a un perro que, en algún aspecto, se les parezca y cuando encuentran uno que sea de raza pura, generalmente consiguen lo que querían”.
Lo que sí descartaron los investigadores californianos fue la teoría que afirma que las similitudes aparecen durante el tiempo de la relación entre el animal y su dueño. No vaya a ser que hagan una demostración sobre el tema y en vez de probar esta idea confirmen su propia falta de lucidez.

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