las12

Viernes, 11 de marzo de 2005

Porno actrices muy felices

CHICA BRAVA Hubo otras, y habrá más –esperamos– pero por ahora Sandra Uve es la única directora española de cine porno y una de las pocas en el género capaz de conseguir que sus actrices se relajen lo suficiente como para conseguir orgasmos de los buenos. ¿Cómo sabe? “Es que soy una tía”, dice mientras sueña con hacer películas con Javier Bardem y Benicio del Toro ¡así cualquiera!

 Por Moira Soto

La barcelonesa Sandra Uve no habla de política de expropiación del cuerpo femenino en el género pornográfico, pero hace películas de sexo explícito donde las mujeres toman la iniciativa, no son ni violadas ni humilladas, y, sobre todo, se nota que disfrutan (“si es posible, de verdad, y si no, al menos que les guste lo que hacen...”). En estos momentos, la única realizadora española de cine X –María Bianco, ex actriz y directora de porno, se dedica ahora al diseño gráfico– se complace a los 36 con el suceso de su segunda película, 616 DF. El Diablo Español vs. Las Luchadoras del Este, producción en la que esta creadora de historietas para fanzines, periodista de medios alternativos y codirectora del programa televisivo de animación “Toon Toon”, se ha dado sus buenos gustos. Tanto en la temática con claras referencias a los luchadores mexicanos de los ‘60 (Santo, Blue Demon), deliciosamente truchos, como en la manera de encarar las escenas de sexo explícito. No hace decir que Sandra Uve se basó en un guión que le pertenece para la realización de 616 DF, presentada recientemente con muy favorable acogida periodística y del público en los festivales de cine erótico de Barcelona y México.
A años de la reprobación del género de feministas históricas como Andrea Dworkin, Catherine MacKinnon o Robin Morgan, Uve declara con la mayor frescura y abierta sonrisa que para ella el sexo es algo completamente natural, que mira cine porno desde la adolescencia, que sin duda le parece mal cuando las mujeres son reiteradamente humilladas y que ella hace películas para todo el mundo en edad de verlas, aunque “evidentemente tiro más hacia la mujer, pero es que Yo soy una tía!”. Lo enfatiza así, con mayúsculas en una conversación de chat donde también afirma que le interesa que sus films tengan diversión “y que las actrices disfruten como nunca lo han hecho en el género. Esto ocurre porque trabajo con chicas que les gusta su trabajo, ganan dinero y son felices”.
Por cierto, hay lugares comunes del porno hecho por varones que Sandra prefiere esquivar: “Por ejemplo, no me gusta que ellos se corran en la cara de ellas. Tampoco las actrices se tragan el semen en mis pelis”. ¿Que cómo sabe esta realizadora tan decontractée y sin melindres cuándo una actriz tiene un orgasmo real y no fingido? “Muy simple, tendrían que ver el making of de 616 DF. Fue impresionante lo que pasó en el rodaje, en serio. Lo notas enseguida: la cara roja, descompuesta, preciosa. Fue un regalazo para mí. A las actrices se las estimula tratándolas bien, hablando con ellas, logrando que se sientan guapas y cómodas.” Pero siempre partiendo de la base de que ellas “disfrutan haciendo el amor, que les gustan distintas prácticas sexuales”. Desde luego, Uve no presionajamás a sus intérpretes para que hagan algo solo porque figura en el guión: “A Jane Darling, por caso, no le apetecía hacer un anal en mi peli y le dije okey. Y luego va la tía, y como disfrutaba tanto me hizo dos”.
Otra de las innovaciones que ofrece 616 DF. El Diablo Español vs. Las Luchadoras del Este, una movida historia de venganza, amor, sexo y rock’n’ roll, es que al final hay casamiento, cosa que no suele suceder en las muestras de cine X: “No sé por qué, debe ser que no quieren mezclar religión con el sexo”.

Unas tiernas, otras cachondas
Como puede advertirse, Sandra Uve da la cara, aparece en múltiples entrevistas, sale por radio, siempre con el tono espontáneo y sin pelos en la lengua. Al periodista Borja Crespo, ella le reconoce que a sus padres no les entusiasma en lo más mínimo que dirija este tipo de cine, les cuesta entenderlo, pero la respetan “porque me conocen mejor que nadie”. Y saben que Sandra siempre se ha dedicado a actividades que la apasionaban, habitualmente en espacio paralelos de la cultura pop. Colaboradora incansable de publicaciones indies como Idiota y diminuto, Monográfico, Mundo Depravado, 2000 Maníacos o Chicas en biquini buscando a Norman Bates, coeditora del fanzine de larga duración Anabel Lee, Uve cursó Bellas Artes y supo ser empleada en El Corte Inglés. Pasó al frente más establecido y comercial cuando hizo las ilustraciones para Goremanía 2, el libro del conocido crítico Jesús Palacios, de la revista Fotogramas.
Por otra parte, su historieta Ponnette, una obra personal y artesanal, que ella misma financió y distribuye, muy estimada por los conocedores, se ha transformado en pieza de coleccionista. “Era algo personal, hecho de forma muy sencilla”, le confió S.U. al especialista Pedro Calleja. “Anécdotas amorosas, recuerdos infantiles, letras de canciones, cuentos, escritores favoritos. Muchos amigos se sintieron reflejados en esas historietas. Sobre todo los que estaban o habían estado alguna vez enamorados.”
Con esa flexibilidad envidiable que la distingue, a Sandra no le parece incoherente realizar films porno y a la vez diseñar historietas tan tiernas e intimistas: “De la misma manera que me muevo en medios diferentes, me puedo expresar de modos diferentes. Siempre hay tiempo para interrelacionar los campos. De cada uno de ellos aprendo lo suficiente como para hacer algo mejor cada día. Es verdad que mis comics son pequeños, sencillos y tiernos. Pero también mis películas para adultos tienen ciertos matices de ternura, como los besos y las caricias. Creo que es una gran suerte poder expresarte en medios distintos, se puede ser mucho más transparente. Llega un momento en ya no hay nada que ocultar”.
Según Pedro Calleja, en la casa de Sandra Uve bien podría vivir Austin Powers, tan invadida la tiene de objetos de los sixties y los seventies. Por supuesto, no faltan pinturas siniestras, lámparas de plástico de colores vivos, afiches de cine fantástico. En el rubro juguetes hay que ubicar una vitrina repleta de chiches rarísimos, amén de unas muñequitas eróticas japonesas que andan por ahí. Sobre la mesa, conviven tranquilamente discos de la banda AC/DC –que figura en la banda de sonido de 616 DF–, películas X y libros infantiles.
Una selección de los múltiples trabajos gráficos dispersos de Uve -aparecidos en fanzines como Tos, Monográficos, Como vacas mirando el tren y otros– salió el año pasado, editada por Doble Dosis, bajo el título 621 Km. Es decir, la distancia que separa Barcelona de Madrid. La portada roja protege confesiones íntimas, amores rotos, calenturas sexuales varias, temas donde se filtran las referencias más entrañables de la barcelonesa: Edward Gorey, Kveta Pakovska, Dan Clowes, Tim Burton, David Lynch, Boris Vian, Las vírgenes suicidas. “Lo que rodea. Mi vida, la historia de mis amigos, la del perro del vecino, los miedos, los placeres.Las cosas de verdad”. La cineasta muestra orgullosa su última criatura, Los juncos, una historieta de 60 páginas, en blanco y negro, todavía más autobiográfica que Ponnette.
Con esta filosofía de hacer lo que se le canta, cuando se le canta y cómo se le canta, de pasarla bien sin importarle un comino el qué dirán, Sandra Uve se puso a pensar hace un tiempo en hacer una película porno con un personaje de historieta, en versión X, naturalmente. Su ilusión era que fuese Tank Girl y que la protagonizara Sara Bernat: “Pero cuando ella se retiró, descarté el proyecto, porque nadie más podía hacer ese papel. Pero ahora resulta que ella ha vuelto al porno hace poco, de modo que estoy dispuesta a sacar a Tank Girl del cajón”.
Tampoco, considerando lo cerca que está de la historieta, Sandra Uve iba a dejar de lado la animación, aunque reconoce un poquito pesarosa que le ha consagrado “menos tiempo del que quisiera. Tengo un bagaje muy amplio sobre toda la cultura del dibujo animado, pero poca práctica. Así que como una escena de mi segunda película quedó sin filmar, decidí ponerla en animación”, dice esta amante del manga japonés que últimamente se ha entregado a Mauro, el de La niña de las camelias y La sonrisa del vampiro. “Y el animé me vuelve loca”.

Tetas de verdad, por favor
Dice Uve que las actrices y los actores “son lo mejor del cine porno, gente estupenda. En general cordiales, simpáticos y muy profesionales. Pueden estar horas esperando en un ambiente hostil y mantener su disposición a hacer la mejor escena de sexo del año. Algunos de ellos están en más de cien pelis por año, de manera que trabajan 99 veces más que un actor convencional. Sin embargo, nunca están de mal humor. En todo caso, la tensión puede surgir cuando hay problemas de tiempo, porque el presupuesto siempre es ajustado”.
La dibujante y cineasta no alardea sobre su marca de autora ni cosa que se le asemeje: “Sólo busco pequeños cambios: chicas con maquillaje más sutil, mejor vestidas, una escenografía más elaborada, chicos que no hagan de gárrulos. En mis pelis, ellas llevan la iniciativa. Y trato de cuidar el guión, que haya un relato que seguir es importante. Quiero contar historias que me gusten, meter experiencias personales, como las del cine de serie B, el erótico de los ‘70, el comic, algunos clásicos del porno. Que luego me salga es otra cosa, pero yo lo intento. En cuanto a las eróticas de los ‘70, es el género que más me pone y me niego a pensar que ha desaparecido del todo. Si algún productor de agallas me tira un poquito de dinero, tengo un par de guiones en el bolsillo”.
Sandra Uve, que sólo se pone cachonda durante el rodaje cuando las actrices se la pasan realmente bien, no lleva –salvo en sueños o fantasías– la vida promiscua de los personajes femeninos de sus films porque está muy enamorada de un chico “que por suerte es un pornófago insaciable, que fue mi asistente de cámara en 616 DF”. Respecto de la medida de las lolas apropiada para las escenas de sexo, la directora pide, ruega: “Natural. Sea cual sea la talla: pequeñas, medianas, grandes. ¡¡¡Por favor, que nadie se opere las tetas!!!”. En cuanto al tamaño del pene de los actores, “que sea normalito, porque lo importante es funcionar durante dos horas aproximadamente, con focos y una veintena de personas alrededor. Unos 17 centímetros es la media habitual”.
Sandra Uve concluye reconociendo que le encantaría hacer un buen porno “con Benicio del Toro y Javier Bardem mmm... De momento, sólo hago pelis hetero, pero querría mezclar los géneros, buscar nuevos actores y nuevas actrices en mi escalera, entre los vecinos. La gente de la calle es la mejor”.

Compartir: 

Twitter

 
LAS12
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.