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Viernes, 15 de abril de 2011

TEATRO

Pega duro y despabílate

La actriz Mirta Bogdasarian pega fuerte con su papel de María Amelia “La Piñata” en el re-estreno de El Box, dirigida por Ricardo Bartis en la sala-estudio Sportivo Teatral del barrio de Palermo.

 Por Sonia Jaroslavsky

El Box se estrenó el año pasado en el Sportivo y anduvo girando por Berlín, después pasó por Chile, para luego regresar a su hogar en Palermo donde realiza funciones a sala llena. Mirta Bogdasarian, actriz, docente y directora, es la protagonista de El Box, segunda entrega de esta trilogía deportiva que comenzó con La Pesca y continuará con El Fútbol: “Aún estoy en electricidad con El Box”, dice acerca de estar metida de pies y manos en este proyecto: “no me permitió ser demasiado infiel (risas), pero pasado el comienzo de año y de los cursos que dicto saldré a enamorarme de algo”. Es que Bogdasarian habla de los personajes que realizó o proyectos que encara como si fueran un vínculo amoroso. Es por eso que cuenta que con la actuación tiene una relación íntima: “con la actuación la relación es más carnal y quizá por eso, menos conflictiva”. La actuación, para la actriz recordada por su papeles en Sólo brumas junto a Eduardo “Tato” Pavlovsky o en Doble concierto con Norman Briski, es un espacio que nunca se tiene asegurado por completo: “La actividad tiene algo inasible que te pone a prueba en cada comienzo. Por supuesto que uno va acumulando experiencia o herramientas técnicas, pero si sos una actriz que no hace siempre de sí misma, cada comienzo es como ponerte de novia otra vez, donde todo es nuevo, donde pareciera que todo lo vivido no es demasiado útil para construir ese nuevo presente”, dice pensativa.

Actuar en las obras de Bartís –así lo hizo en Textos por asalto o Donde más duele– siempre le resulta movilizante, ya que “él tiene una relación muy apasionada con la actuación”. Para meterse en el personaje de la boxeadora, Bogdasarian tuvo que acopiar información que ampliara su imaginario sobre el box para poder apelar a ella en el momento de empezar a improvisar y así se explaya sobre el arte del actor: “En los ensayos –cuenta– el mecanismo asociativo que pone en juego el actor no tiene las divisiones lógicas del pensamiento cotidiano (en el que pasás de un tema al otro con un encadenamiento ordenado) sino que cuenta con una cantidad de información que circula a grandes velocidades y que puede entremezclarse dando por resultado la conjunción de los mundos. Pensás por ejemplo en laargentinapiñataboxeopapá. Tadeusz Kantor utilizó la palabra ‘molino’ (en realidad se refiere al texto) pero es una buena imagen para definir el modo en que el actor produce discurso. El actor pone en juego información, imágenes, recuerdos, sentimientos, opiniones a favor y en contra del mundo y con todo eso produce discurso. Claro que cuanto más sensible e inteligente sea el actor más o menos exquisita será su producción”.

Ricardo Bartís dice poner el deporte “como excusa para interrogarnos sobre la historia de nuestro país”. En el espectáculo se hace referencia a varios momentos históricos de Argentina pero no se opina particularmente sobre alguno. Cuenta la actriz: “Hablamos del invierno del ‘76 o de ‘sopla un viento de fiesteros noventistas’ sobre el final de la pieza. Es, más bien, una opinión sobre las diversas fuerzas que operaron en nuestra historia, las menciones específicas son aleatorias”. La Piñata está por hacer su fiesta de 50 pirulos, nació nada menos que en los sesenta, pero Bogdasarian dice que bien podría haber nacido en 1810; pero hacer eje en esta fecha hubiera sido inverosímil o ingenuamente didáctico. Lo importante es que La Piñata se ha caído y levantado. Hacia el final del espectáculo se hace mención a que a veces es necesario un estallido para que surja algo nuevo: “no es que yo lo crea, lamentablemente, es nuestra realidad la que nos lo muestra: hay cadáveres y después revisiones sobre cómo fue que los hubo”. A La Piñata le pegan en su misma fiesta de cumpleaños y se deja pegar porque “el dolor organiza” dice en la obra: “desde ya –arremete la actriz– que es una metáfora. Pareciera que los hechos de gran intensidad y de violencia son los que despiertan algunas voces adormecidas. En este caso la que habla sería la llanura amplia que es nuestra patria, no tanto la piñatita, mujercita boxeadora”.

La Piñata fue violada con su disfraz de pequeño hombre boxeador siendo apenas muy joven por el médico de La Mutual que la inspeccionó: “es más dolorosa la exposición del hecho violatorio que el hecho en sí. No creo que María Amelia tenga preferencias ni desprecios de género, sí de voluntades: no le gustan los débiles. Si tomo el aspecto biográfico ficcional no creo que particularmente el hecho de la violación la haya perturbado demasiado, ha visto morir a su padre por los balazos que disparó su madre, ha peleado en ring de boxeo contra tipos siendo casi niña, le habrán hecho sangrar la trompa o aflojado un diente más de una vez... Elijo pensar que esa brutalidad a nuestros ojos ejercida por el médico violador puede haber sido para ella un gesto casi amoroso por parte de un desconocido, de hecho han pasado una pila de años y ella recuerda el encuentro como algo único. La patria ha sufrido y olvidado o suavizado cuantiosos ultrajes, La Piñata podría ser una muestra reducida y ficcionalizada de eso mismo”.

El Box. Viernes y sábados, 22 hs. Sportivo Teatral. Thames 1426. Reservas: 4833-3585. $ 70.

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