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Viernes, 13 de junio de 2003

TENDENCIAS

Alfombras animadas

Vanina Mizrahi viene de las artes plásticas, pero desde hace un tiempo de dedica exclusivamente a sus alfombras, con improntas retro y pop, que vende en el extranjero pero que aquí realiza tras citas personales con sus clientes. Una de sus fuentes de inspiración son los dibujos animados.

Por Victoria Lescano

Así como los pueblos nómades recurrían al gesto de desplegar una alfombra para marcar su terreno, y los tibetanos y musulmanes las usan como elemento de oración y rezan sobre su superficie, en el universo de la decoración lo sagrado se extiende a que las alfombras juntan objetos y personas en un lugar determinado, cohesionan y delimitan espacios, en definitiva los livings son el lugar que históricamente las mujeres cuidamos con devoción”, desliza la diseñadora Vanina Mizrahi, autora de una línea de alfombras con improntas retro y tonos pop, iconografías de planetas y confites que ornamentan hogares de publicistas, arquitectos, fotógrafos; también decorados de comerciales y tiras de ficción.
En el showroom del primer piso de Casablanca, un espacio de Gorriti 5900 donde el living cobija exhibiciones de arte y las habitaciones propuestas deco, dice Mizrahi sobre sus comienzos: “Mi formación está relacionada con la plástica –fue habitué del taller de Carlos Gorriarena, luego se dejó cautivar por el expresionismo abstracto y los action paintings de Pollock–; el proceso creativo es muy parecido al de una tela en blanco y en un momento usé el concepto pisar el arte para definirlas. El tema me vino de rebote, una amiga me sugirió por qué no hacía una alfombra que partiera de mis cuadros”.
“Fue en el ‘96, empecé a ir a las fábricas de El Espartano o Atlántida en busca de lanas de colores intensos, descubrí que no había rojos ni naranjas, sólo beiges grises o azulinos y decidí ir a investigar a Brasil. Además de la limitación en la paleta de colores, acá existía el impedimento de no participar del desarrollo de tramas, desde el comienzo del proceso de elaboración había patchworks con peligro de despedazarse con el tiempo o por pasarle una aspiradora. Al poco tiempo encontré dos socios que querían armar una fábrica y yo me transformé en la diseñadora”, continúa Mizrahi su relato.
Ella las denomina handtufetd rags para su inserción en circuitos foráneos –se venden en Puerto Rico, en una tienda del Design District de Miami llamada Earth junto a los muebles de Eugenio Aguirre y también en Los Angeles–, y para no se las confunda con las carpetas seriadas. En el circuito local trabaja por citas personales con sus clientes.
Agrega sobre su método operativo: “Voy a visitar las casas, saco fotos del espacio, observo la disposición de los muebles y en el momento de colocar pienso en respetar los pisos. Cada pieza es casi como un traje hecho a medida, sin duda el pedido más disparatado que tuve fue el de un amigo que quería una alfombra que reprodujera los riñones, con las venas en azul y requirió que me dedique a leer libros de anatomía”.
Vale mencionar que sus alfombras con citas geométricas y planetas suelen también adornar las vidrieras de la tienda Rongchamp, consagrada a telas para decoración que su padre fundó su padre en los ‘70.
A la alfombra inicial, una pieza de 4x4 en rojo pasión que sus usuarios, una arquitecta y un director de cine iluminaron con una lámpara decristales al tono, siguió una colección ideada para niños con formas de flores, peces, hipopótamos. Reconoce como disparadores muchas de las secuencias de cine infantil con las que intenta apaciguar horarios de juegos de sus tres hijos –especialmente los mellizos– de una alfombra circular de Los Aristogatos a ambientaciones de La Cenicienta, Alicia en el País de las Maravillas, “porque en la dirección de arte de dibujos animados los pisos tienen un rol muy importante y mi ojo siempre se dispara tanto como con alguna colección de moda de vanguardia”.
–¿Tus diseños se alimentan de temas que refleja la moda?
–Hace poco una diseñadora me vino a ver con la intención de trasladar las estampas de mis alfombras a su línea de ropa y me negué, me pareció un exceso pensar en una mujer con una falda y una alfombra que la rodea a tono. Yo me visto con pantalones naranja hace varios años, y pareciera que la gente que viene a verme en general busca colores rabiosos. Aunque ahora yo estoy más clásica, uno de mis últimos diseños tiene una guirnalda vegetal casi art noveau sobre un fondo arena y creo que voy a seguir trabajando en esa dirección. Empecé como una alternativa a los killims, durries y alfombras persas que llegaron al país con la ola de importaciones de Oriente, junto al furor de las alfombras de coco y yute; la gente se cansó y empezó a buscar piezas más exclusivas. Trabajo la lana como si fuera pintura mediante un sistema que te permite hacer el dibujo que quieras como si fuera una hoja en blanco. Es una labor con máquinas que implica mucho de supervisión manual y se sabe que la mano del hombre nunca teje dos veces el mismo punto.
–¿Partiste de búsquedas sobre la historia de las alfombras?
–Las formas y colores que me identifican surgen esencialmente de la pintura, porque yo pasé de la pared al piso y eso se refleja en mis colecciones óvalo, pictórica o laberintos, mientras que las piezas de retro, vector y nativa están inspiradas en distintas épocas y culturas.
Investigué que las alfombras persas tienen mayor cantidad de nudos y la variedad que reflejan los detalles en los dibujos tienen un sistema de colores relacionado con la división de castas de su sociedad. Occidente heredó algunos de esos símbolos; por ejemplo, el rojo de la realeza fue tomado primero por el Imperio Británico y luego releído por Hollywood que extiende su alfombra roja para recibir a las estrellas de cine. Mientras que las alfombras persas tienen dibujos chicos y están regidas por una urdimbre con tejidos más abiertos, los killims son oscuros, en su mayoría tienen tonos azules, bordó y dorados, y algunos son para colgar.
–Así como Paul Klee dio clases en la Bauhaus y luego las hermanas Campbell revolucionaron el interiorismo con estridencias cromáticas para alfombras y tapizados de los ‘70, ¿a cuáles considerás como influencias?
–Tanto entre los cruces de diseñadores y pintores de la Bauhaus y los europeos de los ‘70, surgieron escuelas de textiles increíbles, tengo como referentes locales a pintores como Julio Le Parc y especialmente Xul Solar, quienes hicieron alfombras a partir de sus cuadros. Noto que a partir de la crisis local se gestó algo más solidario entre la gente de diseño, todos empezamos a ayudarnos más y por otra parte hubo un boom en el momento económico más caótico. Para darle un marco estoy empezando a reunirme con un grupo de diseñadores de otras disciplinas; la línea fundadora incluye a Ana Manghi, autora de piezas con vidrio, los muebles pensados para ser combinados entre sí de Paula Labarello y también está la gente del Team Fierro. La idea es extender la convocatoria a más diseñadores; creo que del cruce entre disciplinas surgieron grandes movimientos de diseño.

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