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Viernes, 28 de mayo de 2004

CONSEJITOS DE MARU BON BON

Algunas ventajas inconfesables de los placeres bestiales

Estimadas amigas, queridos caballeros, amigos de toda laya, no os asustéis: no es que esté proponiendo aquí que vean a su mascota con un cariño distinto, ya saben ustedes que, en ocasiones, es preferible no mezclar los goces con los afectos, so pena de dañarlos de manera irreparable. Imaginen ustedes que ya cuesta bastante reparar en el momento inmediato después a quién tienen, jadeante, a vuestro costado como para lamentar también la pérdida de compañeros fieles (y con demandas sólo básicas) como son los animales domésticos, por una transgresión difícil de revertir. Si hablo de ventajas, lo hago en el terreno de las fantasías, lugar al que siempre se puede ingresar y salir indemne aunque con múltiples satisfacciones. Y si no vean lo que sigue:

1. No piden (ni ofrecen) promesas falsas: Los animales no hablan, mis estimadas, y faltos de lenguaje también carecen de mentirillas que alumbran corazones ilusionados. Lo más que querrán estas simpáticas criaturas será un hueso, una cosquilla en el lomo o un paseíto higiénico para el que usted sólo debe abrir la puerta.

2. No se preocupan por el tamaño: Como poco saben de comparaciones –puede ser la primera y la única experiencia–, carecerán de ese pánico tan común al género masculino de que su badajo sea insuficiente para tanta campana, y ni siquiera se preocuparán en ahorrar para futuros implantes y/o siliconas. Estos seres le darán lo que tienen generosamente sin esperar adulaciones vacuas, tampoco harán preguntas ridículas –¿Alguna vez lo pasaste mejor que ahora?– ni pretenderán convencerla de que su mano es demasiado grande.

3. No difundirán falsas versiones: Lo que usted haga con la bestia de su elección quedará en los límites de la cama o del establo. Tenga la seguridad de que no andarán por ahí haciendo gala de sus aventuras cumplidas o por cumplir. Los de su raza no preguntarán; los otros/as no les entenderán.

4. Al contrario, usted puede contar lo que desee: Si encuentra auditorio, claro está, para tamaña confesión, está usted libre de inventar performance imposibles, danzas con delfines (u orcas, porque no), jaurías de lenguas largas o borriquitos reales dando razones para su bien ganada fama. Nadie le quitará lo soñado, nadie desmentirá su relato.

Sopesen, amiguitas y amiguitos, estas incomensurables ventajas, pero no abusen del corral que la insistencia es mala consejera y es su autoestima la que está en juego.

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