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Viernes, 25 de septiembre de 2015

¿Somos el reverso político de la heterosexualidad?

 Por Alba Rueda

Los temas que abordó Butler en sus conferencias son ejes de nuestras agendas de militancia cotidiana: personas migrantes, aborto, mujeres víctimas del femicidio, personas trans, gays y lesbianas. Judith reflexiona acerca del vínculo de las personas con lo jurídico, lo estatal, situándose en el tejido entre la política y la ontología.

La recibimos en un contexto diferente al de su visita anterior, forjamos leyes. El camino fue durísimo en la pelea por el reconocimiento de nuestras identidades Trans. En Argentina tuvimos la fuerza de los movimientos sociales que reclamamos la restitución de derechos en un diálogo con el Estado. Trabajamos mucho para constituir un marco normativo, políticas estatales. Pero ¿qué límites tienen nuestras acciones políticas? Puntualmente con la Ley de Identidad de Género, ¿caemos en lugares binarios designados por las instituciones?,¿nos “estabilizarnos” negociado ante el Estado?

Para quienes aprendimos a pensar y reflexionar discutiendo los libros de Judth, su visita fue un momento importante para reflexionar sobre estos avances. La entrevista de Virginia Cano y Laura Fernández en el Centro Cultural Néstor Kirchner abordaron estos cruces.

Históricamente la posición de las personas travestis generó mucha incomodidad, entre la violencia institucional de los años 80 y 90, la agenda trans creció con el esfuerzo de las vidas “precarias” de nuestras compañeras. Fue difícil el intercambio con los organismos de derechos humanos, los partidos de izquierda y las feministas de la diferencia y la igualdad. Las identidades travestis resistieron al canon del patriarcado en aquellos años y con la fuerza política de la ampliación de derechos, constituimos la ley de identidad de género.

¿Puede el mundo cambiar sin estos reconocimientos? Cuál es la responsabilidad que tenemos en las condiciones mínimas de las vidas que Butler llama “precarias”?.

Las personas trans no somos el otro de la heterosexualidad, no estamos tan fuera de la norma del heterosexismo, es más un desafío político, una batalla que nos queda por terminar de dar: acabar con el patriarcado. Para llevar adelante este desafío necesitamos de los “otros”, valorar la palabra de aquel/aquella que no soy yo (Trans). Apelar a la solidaridad que me vincula a vos (a mí, Trans), a tu (a mi) lado. En esta relación seguramente habrá cierta centralidad de las voces de las personas trans, formas de compartir la agenda política trans o queer, contener una identificación parcial sobre lo Trans.

Ahora sí, en términos del tejido ontológico y político: para Butler a veces ser trans no es asumir plenamente una identidad, es ser solidarias respecto a las otras personas que no son Yo. Una solidaridad que nos permita articular con políticas que nos involucren a todas. La lucha contra la discriminación en las escuelas, en los ámbitos de trabajo, en los sistemas políticos para acercarme a pensar las realidades desde la perspectiva latinoamericana. No es la pregunta por el ser, quién es o no es trans, sino por las estrategias que desarrollamos para pensar nuestras democracias. En definitiva, a veces escribir en el Soy y a veces en Las12.

* Docente y activista.

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