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Lunes, 21 de junio de 2004

FúTBOL › EMPATE SIN GOLES EN UN PARTIDO QUE NO DEJO NADA

Boca no se copó con Colón

Con la cabeza en el Once Caldas, Bianchi puso un equipo de suplentes que empató 0 a 0 con Colón. Ahora se puede pensar en lo que sería poco menos que un milagro: que el domingo Boca le gane a San Lorenzo y River pierda con Rafaela.

Por Facundo Martinez

Si alguien tenía dudas acerca del resignado interés de Boca en el torneo Clausura, ayer tuvo al alcance todas las pruebas para comprobarlo. No hay chances matemáticas que valgan, al entrenador Carlos Bianchi sólo le interesa lo que pase en la final de la Copa Libertadores ante el Once Caldas. También los hinchas de Boca ratificaron esto ya que, lejos de lo que ocurría en la cancha frente a los hombres del colombiano Francisco Maturana, centraron todas sus energías en festejar la eliminación de River por penales. El partido entre Boca y Colón fue en sí un lamento, que terminó sin goles y pareció durar tres veces 90 minutos.
“Esta lluvia de mierda no quiere parar/ son los de River que no paran de llorar”, bajaba el canto irónico desde las tribunas medio vacías de la Bombonera. Una y otra vez la misma música, apoyada por los bombos de la hinchada local y por unos vientos, trompeta y trombón, que daban previamente la melodía y se dejaban oír de tanto en tanto. Mientras, en el campo de juego, como consecuencia de las gotas que caían, sin distinción de colores y jerarquías, los jugadores se resbalaban o tropezaban, con la pelota o sin ella, y se alejaban lentamente de la idea de dar un buen espectáculo, digno del sacrificio de los más de 15 mil espectadores que dijeron presente.
Para la gente de Boca, el mayor atractivo era ver cómo andaban Antonio Barijho y Franco Cangele, los dos con más chances de reemplazar a Tevez en la primera final ante los colombianos. Pero qué desilusión: el centrodelantero no pegó una y el punta, que por momentos parecía estar demasiado cansado o medio dormido, jugó uno de sus peores partidos. Tuvo algunas chances para definir, pero no le salía bien ninguna. La más clara fue a los 10 minutos del segundo tiempo, un cabezazo tras un buen centro de Jerez, que Tombolini consiguió despejar.
Tampoco se lució el brasileño Iarley, quien entró por Barijho después del descanso. Se sabe que Iarley no seguirá en Boca –“tiene ofertas de afuera con las que Boca no puede competir”, explicó ayer Mauricio Macri– y quizás eso le esté pesando en las piernas.
Pero, así como Boca dejaba en la cancha una imagen de impotencia y resignación, para un partido que ni siquiera parecía interesarle jugar, peor era la propuesta de Colón, que parecía conformarse con la igualdad. Maturana, quien dejará finalmente la institución al término del torneo, no contribuyó a una mejoría cuando decidió cambiar su línea de ataque por un delantero solo y un volante más.
Durante unos minutos, los finales, los hinchas de Boca prestaron atención al partido. Abandonaron eso de “mandarina, mandarina/ la Copa Libertadores no está hecha pa’ gallinas”, que integró el repertorio anti-River que sacaron a relucir toda la tarde, y comenzaron con el clásico “dale Bo/ dale Bo”, buscando una reacción del equipo conformado por mayoría de juveniles. Con el aliento apareció Caneo, con un remate desde afuera que se detuvo en las manos de Tombolini. Colautti le bajó después una pelota a Cangele, pero éste remató desviado. Cardozo probó enseguida con un disparo frontal y atajó Tombolini. Para los santafesinos, Romagnoli remató alto y desviado, una chance.
Cuando el árbitro Elizondo decidió ponerle fin al asunto, los espectadores respiraron aliviados. Se pudieron ver varias caras de bronca entre los jugadores locales. Y no era para menos.

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