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Lunes, 2 de junio de 2003

FúTBOL › SE VIENE “THE HOMELESS WORLD CUP”, PRIMER MUNDIAL PARA JUGADORES CALLEJEROS

Sin techo, pero con un Mundial

El mes que viene en Graz, Austria, se jugará el torneo que reunirá equipos de homeless de 18 países, con el auspicio de la UEFA, la Liga Inglesa de Fútbol de la Calle, el Manchester y el Real Madrid, más empresas privadas y organizaciones no gubernamentales. Por “el respeto social y la dignidad”.

 Por Gustavo Veiga

En la ciudad austríaca de Graz, entre el 7 y el 13 de julio próximos se disputará el Primer Campeonato Mundial de Fútbol para personas sin hogar, “The Homeless World Cup”. Será una buena oportunidad para regresar por una semana a los orígenes del juego, con la calle como escenario natural, y sin el círculo multitudinario del deporte masivo elevado a la categoría de industria y negocio. El torneo lo organiza la Red Internacional de Periódicos de la Calle (INSP) y cuenta con el respaldo de Cáritas, así como el auspicio de la UEFA, la Liga Inglesa de Fútbol de Calle, el Manchester United, la Fundación del Real Madrid y diversas organizaciones no gubernamentales y compañías privadas. Dieciocho países –la mayoría europeos– estarán representados en este peculiar suceso que “quiere proporcionar, a través del deporte, respeto social y devolver la dignidad a los jóvenes sin hogar de todo el mundo”.
La Copa del Mundo para los Sin Techo es una prueba piloto que pretende capitalizar la popularidad del fútbol en un proyecto inclusivo para marginados de diferentes naciones, que promueva la integración entre ellos y la divulgación de su situación de miseria. La elección de Graz como escenario para el certamen no es antojadiza. Ha sido elegida como la capital europea de la cultura durante este año y se realizarán en ella encuentros literarios, musicales, religiosos y deportivos. Asimismo, se creará allí un centro de investigación sobre los derechos humanos y la democracia bajo el auspicio de la Unión Europea.
Este contexto permite comprender en parte por qué se desarrollará en la segunda ciudad más importante de Austria un evento tan curioso como el Mundial de Fútbol para homeless. Tampoco es ajeno a esta iniciativa el grado de desarrollo que adquirieron en el próspero país europeo los torneos para gente sin hogar. Hace varios años que se realizan allí a escala local.
Alex Ferguson, el director técnico del Manchester, rescató el espíritu del certamen “porque allí, en la calle, se formaron jugadores famosos como George Best, Bobby Charlton y Eric Cantona”. La UEFA anunció en su página web que apoya la idea “porque pretende utilizar al fútbol como medio para denunciar la marginación social”. Incluso se han encarado películas sobre la vida de los sin techo de Polonia y Brasil que competirán en Graz.
Los equipos que jugarán la World Cup estarán formados por integrantes de 16 a 42 años, que además deberán acreditar un requisito adicional: haber vivido como homeless durante los últimos diez meses. Cada plantel tendrá ocho integrantes, aunque a la cancha que se levantará en el centro medieval de la ciudad, frente al edificio del gobierno local, saldrán a competir la mitad: un arquero y tres jugadores de campo. Una peculiaridad más del certamen es que será mixto: Suecia, Suiza, España y Estados Unidos adelantaron que llevarán sus respectivos equipos femeninos.
Cada partido se prolongará por espacio de catorce minutos, divididos en dos tiempos de siete. La superficie que se utilizará tiene 18 metros de largo por 12 de ancho y es de piedra y concreto. El árbitro, como en el tenis, controlará el juego desde una silla elevada y colocada fuera del perímetro de la cancha. Y cada formación podrá cambiar a sus cuatro jugadores. Las reglas no son demasiado diferentes de las de nuestro papy fútbol, ya que no se permite patear de adentro del área, ni el arquero puede salir de ella.
Desde Nueva York, la ciudad que posee la mayor cantidad de homeless en Occidente, partirán algunos de los indigentes que jugarán en Austria. Ron Grunberg, su entrenador, quien además edita un periódico de gente de la calle, se sonrió cuando le plantearon la posibilidad de ir a disputar la Copa del Mundo. “Algunos austríacos me había sugerido que hiciéramos un equipo e inmediatamente me reí de eso. No estaba en nuestro presupuesto hacer una cosa así...”, le comentó al periodista Corey Kilgannon, del New York Times, a fines de abril. Pero Grunberg y sus muchachos no tendrán eseproblema. Los gastos de estadía correrán por cuenta del Comité Organizador que, entre otras empresas, es respaldado por Meghapon.
Entre los homeless neoyorquinos hay inmigrantes hispanos y estadounidenses de clase baja, que encontraron en las vísperas del torneo de Graz un modo de difundir sus dolorosas historias por la prensa. Es el caso de José Riofrío, un peruano de 41 años que jugó al fútbol en la liga semiprofesional de su país antes de emigrar a EE.UU. Allí no se encontró con la panacea que esperaba y de a poco fue perdiendo a su familia, el trabajo y sus relaciones habituales por el consumo de cocaína y alcohol. Pasó varios años en las calles, hasta que un centro de rehabilitación del Bronx le permitió estudiar y volver a jugar el deporte que había practicado en su Perú natal.
Jeff Rubin, un ex conductor de subterráneos, también tiene una historia similar de marginación y subsistencia a la intemperie. El suicidio de una joven que se arrojó a las vías del tren que guiaba, le cambió la vida. Buscó el modo de olvidar a aquella muchacha que se despidió de él desde un andén, pero no pudo. Se distanció de su familia, gastó sus ahorros en interminables viajes a ninguna parte y un día se unió al equipo de Grunberg. El mismo que recibió como donación la indumentaria deportiva del MetroStars, un equipo de la Liga de Soccer norteamericano.
Individuos como el peruano Riofrío o el estadounidense Rubin se contarán por decenas en la apacible Graz durante el inminente verano europeo. Seres como ellos partirán desde las calles de Inglaterra y Eslovaquia, Brasil o Sudáfrica, tratando de hallar su lugar bajo el sol. Algunos lo harán organizados, con competencias callejeras previas en su haber y bajo ciertas reglas, como ocurre con los polacos. Acamparán en una especie de “villa olímpica” levantada para la ocasión, dentro de una ciudad que jamás hubieran conocido a no ser por ese fenómeno desmesurado que es el fútbol. “Este campeonato del mundo ofrece a los jóvenes más desfavorecidos una forma de identificación completamente nueva para ellos. Gracias al fútbol, los llamados perdedores de la sociedad tendrán la oportunidad de convertirse de nuevo en vencedores”, sostiene la Red Internacional de Periódicos de la Calle.
Más allá de estos simbolismos y de aportes como la Homeless World Cup a la discusión sobre el modo de contener a la gente que sufre graves carencias en el mundo, no es la primera vez ni la última que se conocen experiencias similares, aunque sin la difusión ni el respaldo económico de la austríaca. En la Argentina, que no tendrá representante en el torneo -apenas Brasil va por Latinoamérica–, el Movimiento Los Sin Techo de Santa Fe, fundado en 1987, ha organizado campeonatos con la participación de centenares de jóvenes y decenas de equipos, y propuso la construcción de polideportivos para el desarrollo de la actividad física en zonas carecientes.
La historia de esta organización reconoce mojones y contiene lo que sus propios integrantes definen como “victoria cultural”, aquella que demostró cómo “los costados más graves de la miseria se pueden solucionar sin esperar el milagro económico o la distribución de los beneficios en forma natural”. Los Sin Techo de nuestro país consiguieron erradicar ranchos, levantaron unidades sanitarias, se proveyeron de agua potable y hasta han impulsado programas de deporte y recreación. En Europa, y con más medios, ahora van por su primer Mundial para indigentes. Sería fascinante que esa infrecuente fórmula de inclusión social amplíe su horizonte y no concluya como un mero fenómeno digno de ser estudiado por sociólogos.
La Copa del Mundo para homeless, de ese modo, no sería apenas un espectáculo extraño y simpático al mismo tiempo. Apenas eso.

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En la calle se formaron cracks como Best, Charlton y Cantona, recordo Alex Ferguson.
 
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