Lunes, 7 de julio de 2008 | Hoy
EL DIRECTOR NACIONAL TéCNICO-DEPORTIVO, OSVALDO ARSENIO, ANALIZA LA REALIDAD DEL DEPORTE ARGENTINO
Para saber cómo será el rendimiento de los atletas en China y en qué situación está el país deportivo, Líbero consultó al especialista, para quien la competencia en Beijing será más dura que hace cuatro años.
Por Adrián De Benedictis
–Desde Atenas 2004, ¿Argentina pudo evolucionar en el plano olímpico?
–La contestación es compleja. Creo que nosotros hemos evolucionado en muchas áreas del deporte, que seguramente en algún momento se van a traducir en el plano olímpico. Yo recuerdo que en 2004, cuando recién habíamos asumido, escribí algo como que Argentina, a partir de sus dos medallas de oro y las otras que había sacado, había avanzado 20 o 30 lugares en el ranking del medallero, y que se encontraba adelante de países como Dinamarca o Noruega, pero detrás de países como Etiopía. Sinceramente, yo preferiría tener el deporte de Dinamarca o Noruega, aunque no tenga tantas medallas. Y la idea es tratar de balancear esto. El tema del deporte es balancear la inclusión de los que no pudieron hacer deporte, ir logrando que puedan tener ese acceso en un país que atravesó una etapa tremenda con la crisis económica, y también una etapa tremenda en donde se derrumbó, sobre todo en los ’90, el contenedor usual de lo que es el deporte en la Argentina, que son los clubes. Los clubes de barrio se fundieron y desaparecieron, o se enajenaron y se gerenciaron, con todas las connotaciones que esto tiene.
–¿Y hacia dónde apuntan?
–Queremos reconstruir ese tejido social del deporte, y lograr que eso, si es posible, provoque resultados en el alto rendimiento. Creo que en ese punto del tejido social avanzamos mucho, y lo de los resultados en la elite es aleatorio. Es claro que en estos Juegos tenemos chances en varios deportes, pero también es claro que el básquetbol, por ejemplo, va a tener una confrontación con equipos más fuertes. En general, conseguir una medalla depende de factores que son imposibles de planificar.
–¿Pero se está en condiciones de repetir lo de Atenas 2004?
–Ojalá, pero una de las cosas que trato de no hacer es futurismo. Creo que reflotamos deportes, sobre todo en los individuales, donde hay una estrategia diferente. Hemos conseguido que algunos deportes que estaban en vías de extinción –con 50 o 100 practicantes, lo cual hacía imposible que nos ilusionáramos con nada–, ahora se están recuperando. También estamos trabajando en la formación de recursos humanos y, donde no contamos con el material suficiente, estamos tratando de traer del exterior especialistas no sólo para entrenar lo que tenemos aquí sino para formar nuevas generaciones de entrenadores. Hay deportes en los cuales ningún club ya no le paga a nadie por entrenar. En pesas o lucha, que eran sostenidos por los clubes, ahora son gimnasios multiuso para deportes que tienen pequeño desarrollo. Entonces abrimos centros regionales de desarrollo en los deportes más necesitados. El año pasado abrimos 30 escuelas, sobre todo en deportes individuales, que son en la mayoría amateurs. La secretaría representa, a nivel global en los deportes individuales, casi el 80 por ciento de la disponibilidad presupuestaria de esos deportes. Es decir, que si no estuviera la secretaría como único sponsor, no existirían. Y en algunos deportes vemos que directamente todo el aporte es del Estado.
–¿Se podrá equiparar la diferencia con los deportes profesionales?
–Esos deportes están muy desarrollados. Nosotros estamos trabajando en algo que en los países más desarrollados sería el corto plazo, pero para nosotros es un mediano o largo plazo, que son por ejemplo los Juegos Olímpicos de la Juventud, que serán en Singapur en 2010, donde irán chicos de 14 a 18 años. La planificación para Beijing ya está, a esta altura no se puede cambiar nada más.
–La ecuación costo-beneficio de la que usted habló en estos años, ¿se podrá ver reflejada en China?
–Creo que primero se ve reflejado en la política abierta a todos los deportistas, desarrollando deportes que estaban casi desaparecidos. Eso lo palpamos. El Cenard ahora es un lugar muy hospitalario. En la pista de atletismo no se podía ni caminar, y la pileta estaba clausurada. El hotel tenía capacidad para 150 personas y ahora tiene para más de 300. Se hizo mucho en infraestructura, pero por supuesto que hay que hacer más. Esperamos que eso se vea reflejado en los Juegos.
–Julio Cassanello, el presidente del Comité Olímpico Argentino, habló de organizar unos Juegos Panamericanos y luego los Olímpicos. En esta realidad, ¿es una utopía?
–Tanto los Panamericanos como los Juegos Olímpicos son un revulsivo importante para mover al deporte, y un montón de cosas que están encadenadas con la actividad. No podemos ignorar que el deporte contemporáneo tiene que ver con el espectáculo, el marketing, las empresas privadas, etcétera. Me parece que para preparar unos Juegos Panamericanos o los Olímpicos necesitamos muchos años, quizá podrían ser los Olímpicos de 2020, o los Panamericanos de 2015 o 2019. Pero si lo sabemos aprovechar bien, todos los países que organizaron los Juegos Olímpicos han transformado sus deportes. En los años ’80, cuando me encontraba con los entrenadores de diversos deportes de España, me preguntaban cómo hacíamos para lograr esas marcas, y eso que uno iba a dar cursos a distintos lados. Y es increíble el progreso que han tenido a partir de Barcelona ’92. Esto ha pasado también con el deporte de Grecia. En los únicos lugares donde no ha producido impacto es en países que ya son potencia deportiva, como Estados Unidos o Rusia. Esto es un activador de voluntades, algunas porque les gusta el deporte, y otras porque ven un negocio importante. Primero tendría que haber dos planes paralelos, uno para la cuestión organizativa y todo lo que es el negocio colateral del deporte; y por otro lado todo lo técnico, para cambiar la mente y la estructura en muchos de los deportes.
–Precisamente, en su último libro (Cómo se forma un atleta) dice que China podrá superar a Estados Unidos en los Juegos. ¿Cómo fue el proceso de los chinos para estar en condiciones de ganar esta competencia?
–Siempre cuento una anécdota. Hace 32 años, hubo un torneo internacional de natación en Uruguay, y uno de los participantes era China. Como ellos hacían escala en Buenos Aires en su vuelo de regreso, pidieron hacer un match con nosotros. Yo era el entrenador nacional, y por lo que mostraron en Uruguay parecían bastante malos. Pero dijimos que en vez de hacerlo con un equipo nacional lo haríamos con un club, y disputamos 20 pruebas entre varones y mujeres. El club argentino ganó 19 pruebas. En ese tiempo, China sólo se destacaba en tenis de mesa, y después empezaron a ver el deporte como una posibilidad más, ya no sólo para mostrarse ante el mundo. Es impactante lo que han hecho, ya para 2002 tenían 100 mil deportistas entrenándose con posibilidades para ser representantes en Beijing. Esa cifra significa tener 100 equipos de cada deporte. Por eso es un candidato muy firme, y en este momento está equiparada con Estados Unidos.
–De esos 32 años de desarrollo, ¿Argentina a cuánto está?
–Creo que si nosotros tuviéramos un incentivo de decir “vamos a tener un gran evento en nuestro país”, no digo que les vamos a ganar a las potencias pero, ¿por qué estar por detrás de países de niveles intermedios, como Grecia o España? Se puede llegar, pero se necesita elaborar planes que excedan los tiempos políticos que manejamos. Nosotros tenemos ese mal usual de destruir lo hecho, para volver a construir sobre esos escombros. Y eso no puede pasar más.
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