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Lunes, 28 de enero de 2002

CON SUS JUVENILES, BOCA DISFRUTO COMO NUNCA DE UNA VICTORIA CON BAILE SOBRE RIVER

Preguntas después de la fiesta

Muy raramente se dan las condiciones para que, en una hora escasa de fútbol Superclásico, un equipo demuestre y concrete tanta superioridad como la de Boca sobre River la noche del sábado. Los protagonistas, más allá de la llamativa casi unánime defección de los de Ramón Díaz, fueron los jóvenes más o menos viejos promovidos de las inferiores boquenses. La cuestión: ¿son resultado de un trabajo orgánico o la coincidencia de una noche inspirada?

Por Ariel Greco
y Facundo Martínez

1 ¿Golear a River con juveniles formados en el club significa el éxito del proyecto Griffa?
No necesariamente. En el mismo período, en River surgieron Javier Saviola, Pablo Aimar y Andrés D’Alessandro, cracks de una calidad superior a cualquiera de los jugadores que promovió Boca. Sin embargo, el valor del trabajo de Boca está en la base de la pirámide. Sin grandes figuras, las inferiores sirvieron para nutrir a la Primera División, sin necesidad de salir a buscar al mercado futbolistas de nivel medio. En ese plano, el proyecto se puede considerar exitoso. Comparado con años anteriores, el porcentaje de jugadores surgidos del semillero que integran el plantel es mucho más importante.

2¿Con Tabárez los juveniles tendrán más cabida que con Bianchi?
Si bien es muy prematuro afirmarlo, podría dar esa impresión. Pero para ello hay que tener en cuenta algunas circunstancias: las condiciones económicas cambiaron para peor, por lo que recurrir a los chicos aparece como una necesidad básica. Tabárez pidió un nueve, pero se tendrá que conformar con el retorno de Alfredo Moreno, que no tuvo lugar en el proceso anterior. Otra ventaja con que cuenta el uruguayo es el fogueo que lograron los juveniles a partir del exitoso paso de Bianchi. Entre las copas internacionales y los torneos locales, los chicos sumaron partidos y experiencia, una apuesta que ahora podrá capitalizar Tabárez. No hay que olvidarse de que Bianchi siempre buscó en las inferiores y a lo largo de su proceso debutaron más de 30 futbolistas, aunque muy pocos lograron consolidarse en primera. En esa lista se podría incluir a Sebastián Battaglia, Nicolás Burdisso, Clemente Rodríguez, y en menor medida, a Cristian Giménez, Gustavo Pinto, Omar Pérez, Julio Marchant y Ariel Carreño, que en su momento dieron una mano. Tampoco se debe dejar de lado que, de los jugadores que aparecieron este verano, apenas Wilfredo Caballero, Juan Forchetti y César González no habían tenido su bautismo durante la era Bianchi.

3¿Es necesario que los juveniles exploten desde su aparición?
En algunos casos sucedió eso. Con Battaglia y Burdisso, por ejemplo; ahora titulares indiscutidos. Pero también hubo muchos otros juveniles que cuando surgieron parecían no tener techo y, sin embargo, con el pasar de los partidos y la experiencia acumulada no dejaron de ser intermitentes: Cristian Giménez, Julio Marchant, Alfredo Moreno y Adrián Guillermo pertenecen a esta categoría. También existen casos de juveniles del club que no tuvieron una aparición fantástica, como grandes promesas, pero igualmente se fueron afianzando con la continuidad y hoy por hoy son un soporte respetable para el equipo; jugadores que tuvieron un crecimiento sostenido de menor a mayor, como los casos de Omar Pérez, José María Calvo, Gustavo Pinto y Clemente Rodríguez. Y el caso de Ariel Carreño es diferente de todos. El cordobés tardó en explotar, debutó junto al entrenador Carlos Bianchi, se fue un tiempo a Chacarita –donde apenas consiguió alternar como titular– y volvió a Boca en el 2001 con mucho oxígeno para convertirse en una suerte de nueva esperanza de gol para el equipo.

4¿Estos juveniles son realmente cracks?
Partiendo de la base de que los cracks no se fabrican –crack se nace, se dice–, estos futbolistas, que en su mayoría surgieron de las divisiones inferiores de Boca, no son precisamente cracks o jugadores “diferentes”, al menos por ahora. Tienen, sin embargo, un plus en lo querespecta al rendimiento y dinámica, una marca prácticamente excluyente del perfil de jugadores que se foguean en las canchas de Casa Amarilla, que los convierte en piezas sólidas y funcionales ante las distintas necesidades del equipo. Además, estos chicos pasaron los últimos años en un marco más que favorable de éxitos y reconocimientos para el club, compartiendo con los profesionales las pretemporadas, concentraciones y hasta algunos partidos, y haciéndose eco de la mística de triunfo que rodeó a todos los planteles de la era Bianchi.

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Ariel Carreño, figura y goleador en la noche del sábado. Se convirtió en una alternativa para el ataque
 
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