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Lunes, 17 de febrero de 2003

ESTUVO DOS VECES ABAJO ANTE NEWELL’S Y LO REMONTO

River se trajo un empate agónico del Coloso del Parque

Partido interesante por sus alternativas. River dominó sin concretar peligro y dos contras de Newell’s casi lo noquean. Ameli lo salvó de cabeza.

Por Alejo Diz
Desde Rosario

Sacar un empate, aunque sea sobre la hora, nunca puede ser un buen debut para River. El paso de los millonarios por Rosario no despertó nuevas sensaciones. Y, por el contrario, como si se trata de una prolongación de la pretemporada, el conjunto de Núñez repitió ante Newell’s las mismas falencias que mostró en el verano. Al final, un errático Passet le permitió a River llevarse una igualdad imposible de celebrar, pero que lo dejó entero para su debut en la Libertadores.
Empezó con todo River. Se llevó a Newell’s por delante y no le dio descanso al rival. En diez minutos, Cuevas ya había sacado una corrida temible, Cavenaghi amenazaba y por los laterales –Garcé y Rojas– se ampliaban las opciones.Los rosarinos no tenían consistencia para escapar de su campo. El juego de Ahumada y Husain en el medio devoraba con cualquier intención leprosa. Por eso River jugó todo el primer tiempo en terreno de los rosarinos. Y sólo sufrió con un pelotazo de Ponzio que Comizzo, inexplicablemente, resolvió dando un rebote largo que dejó solo a Silvani de cara al gol. Aunque el uno llegó a recuperarse.
A pesar de la perseverancia, River careció de explosión. Porque D’Alessandro se repetía en vueltas intrascendentes y Cavenaghi, en dos oportunidades, definió imperfecto. El goleador del Sub-20 jugó a voluntad, pero sufrió la ausencia de complicidad en los metros finales. En el segundo tiempo no se alteraron los ritmos de juego. Pero aparecieron los rápidos de Newell’s: escapada de Rosales, que abrió a la derecha para Manso, quien llegó hasta final y sacó un centro pasado para que el bajito rojinegro la empuje sobre la línea.
La reacción de River fue más por vergüenza que por determinación. Allí apareció Coudet para cargar con la responsabilidad mayor. Y un centro de él originó la igualdad de Fuertes, apareciendo por el segundo palo.
Cuando parecía que el encuentro se desvanecía, Rosales sacó un centro desde la derecha –en la única que le ganó a Rojas– y Marino –recién ingresado– la sopló de cabeza para que ingrese por el segundo palo de Comizzo. Restaban sólo siete minutos. River era un puñado de confusión y nerviosismo. Pero la suerte lo sorprendió: cabezazo débil de Ameli, Passet se quedó meditando y sorprendentemente la pelota lo superó por arriba.
Después, en la última acción del juego, el millonario casi lo gana con otra pelota parada. Aunque en verdad los dos equipos mostraron muchas carencias para merecer todo lo que estaba en juego.

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Pipino Cuevas, uno de los de arriba que no anduvo bien.
 
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