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La imagen de la Selección Argentina de fútbol definitivamente ha cambiado. Más allá del triunfo alcanzado en La Paz, el estilo de juego del equipo es lo que más resaltó ante los bolivianos. Como las últimas presentaciones en aquella ciudad estuvieron envueltas por la cautela y el temor, este seleccionado logró revertir esa situación acudiendo a la simpleza y la tranquilidad. Pero si el resultado no hubiera sido favorable para Argentina, igualmente esa manera hubiera generado reacciones favorables, a pesar de los encargados de resaltar el desenlace estadístico por sobre cualquier circunstancia.
Con esta idea, el conjunto encabezado por José Pekerman está logrando lentamente el acercamiento hacia el público, luego de algunos años de distanciamiento. Como la entrega del plantel se acerca al ideal de los simpatizantes argentinos, la aceptación va en aumento. Sin haber llegado a desplegar un fútbol de nivel superlativo, el equipo supo encontrar los caminos para quebrar un período negativo en la altura. Si tanto vértigo y con más pausa, Argentina mantuvo el equilibrio para llegar al triunfo.
Si bien todo indica que muchos de los futbolistas que actuaron el último sábado no llegarían a integrar la delegación final, quedó demostrado que, más allá de los intérpretes, el conductor mantendrá su esquema en todo momento. Y esta decisión es lo más saludable que exhibe la Selección, a partir de la gran cantidad de nombres que se encuentran entre los posibles elegidos para la gran cita del año que viene, considerando que Argentina conseguirá un lugar para desembarcar en Alemania.
El paso que se dio en Bolivia pudo haber sido el más firme para un equipo que se quiere reencontrar con su sello y con su gente.