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Lunes, 22 de marzo de 2010

FúTBOL › RIQUELME HIZO GESTOS DE FASTIDIO Y BALDASSI DECIDIó LA SUSPENSIóN

Un miniclásico de 9 minutos

No hubo ninguna situación de gol, apenas un débil remate de Gaitán que Vega contuvo sin dificultades, en lo poquito que hubo de partido hasta que el árbitro dijo “no va más”. La mayoría de los futbolistas estuvo de acuerdo.

 Por Adrián De Benedictis

Juan Román Riquelme encaró con la pelota por el centro del campo, dio un pase de diez metros y cuando la pelota se frenó por el agua hizo un claro gesto de fastidio que se entendió como “así no se puede jugar”. Inmediatamente, el árbitro Héctor Baldassi extendió los brazos para determinar que en ese instante el superclásico no continuaba, a causa de la intensa lluvia. Eso fue lo que sucedió en la cancha de Boca, en una nueva versión del duelo máximo del fútbol argentino que no se pudo completar. El enfrentamiento tan esperado duró solamente nueve minutos, y por lo que se vio en ese lapso quedó evidenciado que no podía desarrollarse con normalidad.

Las incógnitas sobre el inicio del juego quedaron despejadas minutos antes de las 15 (hora programada para el comienzo), cuando el juez internacional había confirmado que el encuentro iba a realizarse. El recibimiento que tuvo el equipo de Boca fue tan impactante que los papeles y las serpentinas que cayeron en el área más cercana a la tribuna local provocaron la primera demora de la tarde, ya que hubo que limpiar la zona en su totalidad. A esa altura, el agua caída hizo que las líneas de las dos áreas y una de las franjas laterales no se pudieran ver con nitidez.

Baldassi dio la orden de principio seis minutos después de las tres de la tarde, y el estadio se unió en un grito alentador hacia cada conjunto. Las acciones no ofrecían claridad, y muy pocos jugadores se dieron cuenta de que lo mejor era jugar la pelota por arriba y no por el piso, ya que el agua la detenía en varios sectores, con el riesgo que eso implicaba. Boca fue el que intentó un poco más en esos primeros instantes, e incluso tuvo un tiro al arco protagonizado por Nicolás Gaitán, aunque el arquero Vega atrapó la pelota sin mucha exigencia. Pero Riquelme no sólo fue el actor principal del último acto por aquella jugada sino que antes también intentó comandar un avance por la derecha y el agua volvió a frenarlo.

Ese fue el primer fastidio del enlace, que terminó de molestarse en esa segunda acción donde Ferrari se terminó llevando la pelota, previo paso a la resolución definitiva del árbitro. Precisamente, Baldassi indicó luego que pese a que llovía desde mucho antes del comienzo del superclásico, optó por iniciarlo “para ver si la cancha respondía”. Y aclaró: “Me molesta muchísimo porque sé que es un partido con una pasión grande, sé que hay gente que viene del interior, que hace un esfuerzo grande y por respeto a ellos quise ver si la cancha respondía, pero hubo tres pelotas que se jugaron y era imposible seguir”.

El árbitro dejó en claro, a partir de las distintas especulaciones que se hicieron en esos momentos, que “la decisión” fue exclusiva de él, y admitió que entre los jugadores “había algunos a favor y otros en contra” de continuar.

El primer superclásico de la historia que se suspendió por la lluvia fue el de ayer, y el agua caída fue suficiente para apagar toda la euforia que envolvía al estadio de Boca.

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El agua le quita la pelota a Juan Román Riquelme. Sus muestras de fastidio terminaron de convencer a Baldassi para que lo suspendiera.
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