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Lunes, 24 de marzo de 2003

FúTBOL › TODOS CUENTAN CON SU ASTUCIA

La mano de Carlos Bianchi

La mano de Carlos Bianchi en Boca se hace notar, no sólo en los resultados –Boca sigue puntero en el Clausura y consiguió ayer ante Lanús su cuarta victoria consecutiva– sino también en la actitud y el juego de los integrantes del plantel. El mérito del entrenador pasa, sin dudas, por su astucia para manejar el grupo, por el trabajo de convencimiento que realiza sobre cada uno de los integrantes del plantel, lo que repercute en un evidente alza de los rendimientos individuales.
Así se vio ayer un buen debut del juvenil volante Matías Silvestre –que saltó sin escalas de la quinta a la Primera y rindió satisfactoriamente–, la vuelta a la titularidad de Gustavo Pinto –tras su retorno de China–, quien aportó marca y sacrificio en el mediocampo, y buenas actuaciones de los atacantes Carlos Tevez y Raúl Estévez, quienes –a pesar de tener arriba a dos indiscutibles, Guillermo Barros Schelotto y Marcelo Delgado– no bajan los brazos y reclaman ser tenidos en cuenta.
Lo cierto es que ahora Boca tiene alternativas como para mantener la guardia alta en los dos frentes que disputa. En la zona de volantes aparecieron, en un nivel superior al de la última temporada, Matías Donnet y Ezequiel González, cuyas actuaciones han comenzado a dar buenos frutos. También están los experimentados Raúl Cascini y Diego Cagna –y pronto estarán listos Omar Pérez y Sebastián Battaglia, ambos jugaron ayer en reserva–, y Javier Villarreal, quien aporta dinámica y también gol.
Que los volantes de Boca lleguen con tanta soltura al área rival y conviertan es toda una novedad para los equipos de Bianchi; algo que no sucedía, al menos en estas dimensiones, ni en sus equipos de Vélez ni en su primera etapa en Boca. Quizás esto tenga que ver con las características específicas de los delanteros de que dispone Boca. Ya sea con el Mellizo Guillermo y Delgado, con Tevez y Estévez, o con cualquiera de éstos y Alfredo Moreno, Bianchi sustituye la falta de un goleador de raza –como lo era Martín Palermo, quien, por otra parte, en estos días recibirá un llamado de Mauricio Macri– con las llegadas de los volantes.
Sin embargo, el mayor problema de Boca está en las dificultades que tiene la franja central de la defensa para cortar el juego aéreo de los rivales, a los que les resulta demasiado simple cabecear en el área. Por esta vía, Boca sufrió o se expuso demasiado ante Unión, Banfield, Colo Colo y también ayer ante Lanús. En cambio, por abajo, tanto Nicolás Burdisso como Diego Crosa no tienen mayores problemas.
Un punto aparte se merece el trabajo de Clemente Rodríguez y de Hugo Ibarra (no seguirá en Boca si a mediados de año la institución no compra su pase definitivo al Porto de Portugal, que pide 3,5 millones de dólares), quienes además de seguridad en la marca aportan muchísimo en ataque con sus constantes llegadas.

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