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Domingo, 9 de abril de 2006

LIBRO CHICHE

El libro en el libro en el libro

 Por Sandra Comino

La tapa simula un papel de regalo roto y deja ver parte de un rostro. El envoltorio de regalo rasgado es en realidad el revestimiento desmontable de la cubierta y, al sacarlo, la tapa propiamente dicha muestra una niña que sostiene un libro casi de su tamaño, acompañada por un conejo detrás y esa imagen, que se reitera una y otra vez, como si la repetición fuera infinita, es la tapa del libro de la protagonista y del nuestro.

El texto empieza en el reverso de la portada con una viñeta. La historia de la niña, que abre el paquete que contiene el libro, tiene la atracción en la ilustración, en ocasiones, hechas desde el punto de vista del receptor y esto hace que nos identifiquemos, por ejemplo, cuando al tomar el libro de la misma manera que ella, vemos lo que ella ve. Los fondos, al principio, muestran una habitación que es la de la niña; en el libro que contempla ella, en blanco y negro y en el que miramos nosotros en color. Cuando la nena deja de examinar los cuadros que se repiten y gira para ver si tiene detrás al conejo que aparece junto a ella en el libro, se instala un conflicto que divide el universo del cuento (ficticio) y el de la niña (real), dentro de la historia, que será la gran seducción. La protagonista entabla un diálogo con el narrador que le dice que el conejo, quizás está tras ella sólo cuando mira(n) el libro y entonces deberá “comprobarlo” frente a un espejo. Sin embargo, cuando experimenta en el espejo del baño, aunque el conejo sigue detrás de ella en el libro, en la situación presente no lo está.

La voz que narra le sugiere encontrar la incógnita en la cubierta, y es así que la nena y su gato investigan las figuras con una lupa por si la respuesta estuviera en el dibujo más pequeño, el del final. No obstante, la lupa no da resultado y recurren a unas “gafas azules y rojas” que son mágicas. Con las gafas se abre “la profundidad del dibujo” y la niña-personaje entra en él, transita y atraviesa los cuadros, disminuye de tamaño, e indicaciones mediante, encuentra un señor que pinta y nos enteramos, cuando habla, es el narrador e ilustrador del cuento, que está allí sin poder salir porque no consigue hallar la imagen para el final. La niña le promete ayuda sólo si le dibuja un gato en vez de un conejo. Y el pintor ironiza que “ahora todos los ilustradores de cuentos que se precien hacen libros de conejos”.

El lector puede acompañar los sucesos con sus propios anteojos tridimensionales (que vienen de regalo).

Habría muchos elementos atractivos para analizar, desde las perspectivas hasta los puntos de vista de las ilustraciones, en esta edición lujosa y de tapas duras, donde las imágenes son realistas, casi fotográficas. Existe una relación de juego con el lector, la lectura y relectura de la imagen que se vuelven imperdibles por el desafío que se plantea y por aquello que se descubre. Aquí se pone en juego la observación porque lo simple desemboca en lo complejo, tanto para un niño como para un adulto; todos pueden sumergirse, entrar y perderse.

El autor es Jörg Müller, nació en Suiza y en 1994 obtuvo el Premio Hans Christian Andersen que otorga IBBY, la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil Internacional, con sede en Basilea. Este tipo de álbum ya no será inhallable porque editorial Serres tiene distribuidora en Argentina.

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