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Domingo, 21 de mayo de 2006

NéSTOR LUIS CORDERO

Cuestión de método

Una rigurosa –y a la vez accesible– lectura del pensamiento de Parménides, el filósofo más temido de la antigüedad (si hasta Platón sintió miedo).

 Por MARIANO DORR

Siendo, se es.
La tesis de Parménides
Néstor Luis Cordero
Biblos
244 páginas

No es común que aparezca un libro de filosofía antigua que contenga la máxima erudición posible sin hacerse agotador. Tratándose de filosofía presocrática, la sorpresa es todavía mayor. Perfectamente legible, el texto no renuncia en ningún momento a la extraordinaria formación del autor (además de dictar seminarios de doctorado en la UBA y ser profesor en la Sorbonne, Cordero es un referente a nivel mundial en filosofía antigua), pero esa erudición está siempre al servicio de una pedagogía consistente en la elucidación del pensamiento de Parménides. Y si el texto de Parménides que llegó a través de la tradición nos habla del “camino de la Verdad”, el de Cordero es también un camino por el Poema del filósofo eléata (Elea estaba ubicada en la actual Italia, pocos kilómetros al sur de Nápoles, donde Cordero también dicta seminarios).

El Poema de Parménides narra la llegada de un joven aprendiz a la morada de una diosa que promete enseñarle las dos únicas vías posibles para la investigación. Camino, en griego, es “hodós”, de donde viene “método”. Uno podría leer a Parménides como un precursor directo de Descartes, tomando su filosofía como un presocrático discurso del método: “La diosa presentará un método (o sea, como vimos, un camino) persuasivo, convincente (pues acompaña a la verdad), y al mismo tiempo, expondrá un camino completamente incognoscible, que será calificado de no verdadero”, explica Cordero. Una de las dos vías se revelará como completamente inconducente (y será la que mezcle ser y no ser); la otra, será la que afirma que “es necesario decir y pensar que siendo, se es; pues es posible ser y la nada no es”. El autor nos recuerda que el mismísimo Platón, en uno de sus diálogos, llegó a escribir sobre Parménides: “Temo que no comprendamos sus palabras y, mucho más aún, temo que lo que pensaba al decirlas nos supere en grado sumo”. Y si Platón pensaba de este modo (lo llamaba “temible” y “venerable”), es porque Parménides fue el primero en advertir lo no-obvio de lo más obvio: hay cosas. Pero, en vez de detenerse a pensar en “cosas”, se detuvo en ese “hay”. Este hecho aparentemente insignificante es una verdadera revolución del pensamiento. Y a ese “hay” Cordero lo llama “el hecho de ser”, o como él mismo traduce según la fórmula de Parménides: “Siendo, se es”. Allí se encuentra el núcleo de la verdad. Negar que siendo, se es, será embarcarse en el camino de la contradicción y la falsedad, el camino de las opiniones de los mortales “que nada saben”.

Al finalizar el libro encontramos el Poema en su versión griega de la tradición manuscrita, revisada por Cordero, y su traducción al español. Además de constituir un análisis riguroso y exhaustivo (francamente brillante) del pensamiento de Parménides, el libro de Cordero constituye un ineludible curso de griego: la erudición filológica del autor recorre raíces y familias de palabras, enseñando por qué la filosofía occidental no podía sino ser de origen griego. La filosofía misma parece emanar del griego a medida que Cordero discute las traducciones e interpretaciones de sus colegas y comentaristas de Parménides. La traducción aparece como el lugar en el que se juega la interpretación fuerte de un texto; y en este caso, el lugar en el que Cordero presenta su propio Parménides.

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