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Domingo, 3 de noviembre de 2002

Este sí

Un poema de Pancho Muñoz

POR LUCIANO GALENDE
Leónidas Lamborghini prologa Reporte de Comprobación y otros poemas locales (Zaragoza, La Imperdible, 2002) de Pancho Muñoz diciendo: “En este texto, en realidad un poema extraordinario, cada palabra parece recién nacida de la forja de un lenguaje en el que desolación, vaciedad, hastío y restos de rebelión confluyen en un graznido-alarido alertador: la risa del cisne en el gallinero”.
En realidad es el final del prólogo, a juzgar por su ubicación, pero también es el inicio y los nudos de la poesía de Pancho Muñoz (esto siempre y cuando se abone a la idea de que en todo relato hay principio, desarrollo y final) porque su risa, efectivamente, es la de un forastero en el gallinero humano. Y no es alienígena. Es alguien que recoge de los bordes del sentido común (nunca de la cima) los retazos que la velocidad y el tiempo, la hipocresía, la eficacia y el disparo a ningún lado, abandonaron por levedad. “Un ciruja procaz de la palabra” porque muestra lo que encuentra y lo enrostra con un “graznido-alarido alertador”.
Es cierto que la procacidad se abraza hoy con el repentismo. No es éste el caso. Es más un juglar que, cada tanto, lleva a su propia cama a la amante preferida del Rey y después, en escena, en cada paso de comedia, en cada pentagrama sonado, en el chiste obsecuente a la corte, disfruta del breve disfrute... y la carcajada sale más fuerte, más histriónica. Sabrosa, pero también dolorosa; el juglar nunca, jamás, puede evitar el enamoramiento y tampoco puede dejar de divertir a aquel que es, ahora, amante de su amante.
Muñoz suma este libro a Persecución de la Luz (1969), Contestaciones Acerca de algunas presuntas aparecidas en la noche (1975), La lámpara sobre la mesa (1976), Ocupación de la palabra (1980), Postales eléctricas (1989), y un ensayo: La historia del rock (junto a O. Marzullo, 1983). Además tiene un amplísimo tránsito por los más importantes diarios y radios de Buenos Aires. Actualmente trabaja con Lalo Mir en Radio Del Plata. Es corto, artero con la palabra y cada una de ellas está sin sobrar, sin rebalsar; puestas como en un casillero de vestuario de club, enfiladas y formando ese gran mueble de muchos casilleritos que es cada poema.
Los “...Otros poemas locales” son: “Cualquier cosa pato”, “Falsos epigramas del boxeador” (una impresionante pelea de quince rounds que sondea la existencia de un boxeador) y “Poemas breves” (cosas varias, cortas, vivas y con sentido del humor). El “Reporte de comprobación” que da título al libro es sencillamente eso: un reporte. Tiene tiempo histórico y mirada retrospectiva hacia los años en que “...todo fue duro, de colchón piojoso y pasionario...”. Por eso escribe un “reporte” lleno de crítica, pena, “llanto seco y sonrisa húmeda”, según el prólogo. Lo más parecido a un vívido payaso que encontró su escenario en la poesía.
Eran entonces tiempos de valentías políticas (que comprometían la vida misma) mezcladas con traiciones, trapisondas, torturas, muertes, tiros y valijas. Ahora toca el juego de componer y descomponer aquello que fue pura acción y lenguaje de arengas. En eso consiste la mirada retrospectiva del “Reporte de comprobación”: lo que había, lo que quedó, lo que se hizo.

Soy guacho y entiendanló, ni la víbora me pica, ni
quema mi frente el sol.
Y
a nosotros, en cambio, nos perdió la indiaday
el regreso del tour pareció imposible para olmo durante casi ocho años
y
monedas. Todo lo que se dice todo de los todos, que ya es decir mucho, todo
fue marcado a fuego como un postre de odiosos entrando por el culo de la historia
de todos.
El sistema del respaldo automático y enloquecido del comienzo
se convirtió en natural hemorragia. También anduvo rondando por
entonces un
menú perverso de efectos tentadores de calibres frente a uno, de
máquinas
lejanas, brillos y tactos que, relampagueantes y tornasolados, muy poco
duraron
de este lado del campo
donde los naranjales insistían en perfumar las rutas y nuestras mujeres eran como
son las mujeres en los sueños y en los jardines que comenzaban, inclinándose, a
estrechar el sendero (Nota dos: usted recuerde siempre lo de la Victoria Final).
Todo fue rápido, de prepo, de noche, de baúl, de sorpresa, de pronto. Algunos no
pudieron con el maltrato huinca y, sin saber volver, y sin respuesta ni palabras se
murieron dos veces.
Digamos, fanfarroneando, que a nosotros por suerte las palabras siempre nos sobraron.
Iban y venían sin detenerse ni detener a nadie.

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