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Domingo, 26 de mayo de 2013

La almohada de plumas

En la mejor tradición de la literatura fantástica, el mexicano Mauricio Molina es un experto en incertidumbres y terrores sepultados en lo más recóndito de la condición humana. En La trama secreta se recopilan sus relatos de los últimos veinte años: muestrario, bestiario y antología de un escritor tan refinado como salvaje.

 Por Juan Pablo Bertazza

No es causalidad que Mauricio Molina –uno de los escritores mexicanos más destacados de la actualidad, junto a Juan Villoro y Alvaro Enrique– haya elegido “almohada” como la palabra más linda del español, ante el pedido del sitio web Escuela de escritores. No es casualidad, más allá de las razones que esgrimió Molina para justificar esa elección: “Nos recuerda que la cultura mozárabe forma parte esencial de nuestro legado lingüístico, además de que su musicalidad y significado son profundamente sensuales”. La almohada es uno de los accesorios esenciales del sueño, vía de acceso por excelencia al género fantástico, definido por el maestro Todorov como la ambigüedad o incertidumbre que no logra decidirse entre lo realista y lo maravilloso: “El fantástico es la duda experimentada por un ser que sólo conoce las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural”.

Y si bien su currículum como escritor resulta demasiado diverso como para ser encorsetado –editor de la Revista de la Universidad de México, obtuvo el Premio Punto de Partida de Poesía 1982, el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero en 1991 por Tiempo lunar (sobre un futuro cataclismo en la Ciudad de México a causa de una inundación debido al retorno del antiguo lago que se encontraba en el territorio metropolitano), el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 2000 por Fábula rasa, y el Premio Nacional de Ensayo Abigael Bohórquez 2003 por Ultimo siglo–, Molina pivotea alrededor del género fantástico para, desde ahí, lanzarse hacia parientes directos como el terror, la ciencia ficción y el misterio.

El punto de arranque de esa fascinación surge en 1996 con Mantis religiosa, un conjunto de doce relatos en que lo siniestro empieza a perturbar el ritmo vertiginoso de grandes urbes como México y Nueva York.

Con la idea de divulgar ese universo tan vasto hacia toda la región, Fondo de Cultura Económica publicó La trama secreta, una valiosa antología seleccionada por el propio Molina de veintitrés cuentos escritos entre 1991 y 2011 que repasan lo mejor y lo más fantástico de sus cuentos, acaso con el gesto de quien cierra una puerta, una etapa de su obra. Dobles, mundos paralelos, muertos que no saben que murieron y no creen, a su vez, en los fantasmas, tiempos que se funden y confunden, prácticas secretas del sufismo, experimentos, brujerías y, por supuesto, aquellos mundos alternativos que descubre la almohada, desfilan a lo largo de estas páginas que llevan el borgeano subtítulo de Ficciones, aun cuando sus influencias estén mucho más cerca de Poe y, sobre todo, de Maupassant.

La puesta en abismo que significa esta compilación en relación con la obra de Molina, se reproduce en la relación que se establece entre este libro y su curioso primer relato, “Teoría del fantasma”, especie de prólogo apócrifo que empieza diciendo: “Conocí al autor de este libro en lo que podríamos llamar, sin hipérbole, los años salvajes de mi vida: una época un tanto caótica y confusa”. En este relato, en el que ya empieza a circular la típica incertidumbre del fantástico, un escritor amateur se refiere sin concesiones a un escritor mayor que él, maldito, misántropo, escéptico, consagrado y errante, “una errata en el libro de la vida”. Lo interesante es que la escena a partir de la cual el joven descubre la muerte de este escritor –botellas de whisky, ceniceros desbordantes de colillas y mucho olor– se reproduce en otro de los relatos, aunque con personajes quizá distintos.

La trama secreta. Mauricio Molina Fondo de Cultura Económica 226 páginas

Algunos de los relatos más representativos del estilo de Molina son “El regreso”, en el que un hombre logra volver a su hogar luego de un accidente automovilístico y se encuentra con que su mujer ni siquiera nota su presencia; “Primer Amor”, soberbio relato que muestra el reencuentro de una pareja que hacía muchísimos años que no se veía, luego de un extenso itinerario amoroso que los había paseado por Nueva York, Praga y hasta México, donde ejecutaron un rito pasional. Este excelente relato, que parece seguir al pie de la letra el mandato erótico de Bataille, podría llegar a darles una lección a muchas de las obras que hoy encabezan este nuevo boom de la literatura erótica.

Una de las características distintivas de los altos exponentes del relato fantástico es su claridad a la hora de teorizar acerca del género. Mauricio Molina escribió en el prólogo del libro de un colega: “El cuento es el género idóneo para la liberación de la fantasía más desbordada. De hecho podríamos afirmar que el cuento fantástico es una especie de crítica de la literatura considerada como copia de la realidad y también del positivismo racionalista que pretendía, por lodos los medios, negar que bajo nuestras certezas aparentes, palpitan, todavía, miedos, temores y obsesiones, como alimañas en los abismos acechando en la oscuridad”.

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