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Domingo, 27 de junio de 2004

EL EXTRANJERO

El extranjero > Habermas, un europeo de 75 años

DER GESPALTENE WESTEN. KLEINE POLITISCHE SCHRIFTEN X
Jürgen Habermas

Suhrkamp Verlag
Frankfurt, 2004

El último libro de Jürgen Habermas, que por estos días festeja sus 75 años, tiene un prólogo más largo que el libro en sí. Antes del ensayo central sobre el proyecto kantiano y la historia del derecho internacional, Habermas decidió reimprimir entrevistas viejas y artículos ya publicados. Los temas de estos prefacios son más que un poco coyunturales (el 11/9, Bush, la UE), pero la decisión de “eternizar” en un libro lo dicho en su momento no es sólo una forma de legitimar la trascendencia del propio discurso. Es una forma de crearlo.
En la entrevista que abre el volumen (diciembre de 2001), Habermas acepta que, por haber ocurrido “literalmente frente a los ojos de todo el mundo”, el 11/9 adquiere un carácter universal, pero lo cierto es que el solo hecho de publicar en el 2004 lo opinado en el fragor del 2001 da a entender que mucho no ha cambiado sobre la Tierra. Con este movimiento, Habermas no sólo se complace en confirmar la precisión de sus intuiciones pasadas sino que quita trascendencia a la excusa utilizada por el gobierno de Bush para lo que siguió después. Es ahí, y no en los ataques terroristas a las Torres Gemelas, donde Habermas ve el verdadero quiebre: al ignorar los tratados internacionales que los mismos Estados Unidos impulsaron en su momento, Bush pone en peligro el proyecto kantiano de una Weltrepublik. Esta contraposición entre la política exterior actual y pasada de los Estados Unidos, en la que se insiste durante todo el volumen, le sirve a Habermas para distanciarte de la “apresurada construcción de falsas continuidades”. Dice Habermas: “El que alinea el unilateralismo del gobierno de Bush en una prehistoria de comportamiento imperialista continuo, trivializa la importancia de una política que instaura una cesura”.
Difícil de entender para un latinoamericano (continente por completo obliterado de las reflexiones de Habermas), esta defensa del pasado supuestamente no (tan) imperialista del Imperio está en la base de la estrategia utilizada por Habermas para defender el temblequeante proyecto de una democracia internacional basada en el derecho (Kant) frente a la temible posibilidad de una especie de monarquía planetaria regida por lo que la megapotencia crea que es ético (Bush).
Esta fe en “la democracia más antigua del mundo” hace que Habermas tema que Bush (el escepticismo de izquierda y derecha que levanta su administración) destruya el derecho internacional, “una de las conquistas civilizatorias más grandiosas del género humano”. Garante de estas conquistas es, de momento, la Unión Europea. Pero para que la UE siga existiendo, y pueda ser un ejemplo para otras regiones, es necesario que desarrolle una identidad propia a partir de lo que Habermas llama el núcleo europeo. De eso trata, entre otros, el manifiesto que publicó junto con Derrida luego de las marchas pacifistas del 15 de febrero de 2003, reproducido ahora en su último libro. Seguido en otras latitudes por Eco, Rorty, Savater y Vatimo, Habermas y su proyecto “civilizatorio” kantiano se erigen así en el núcleo del núcleo europeo.

Ariel Magnus

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