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Domingo, 11 de noviembre de 2012

Imán

Una poesía de fuertes tonos dramáticos, de chocantes aristas verbales violentas, es la de José Portogalo en este segundo libro suyo que es Tumulto, premioso y actual conjunto de poemas que evidencian una vigorosa voz de poeta, una voz distinta en nuestro medio, que expresa el sentido vital y las aspiraciones de un numeroso sector social, cuya determinación ha de surgir, sin duda, explícita y clara a través del más hondo medio interpretador que en este caso es el poeta. Este sentido es ya una definición en cuanto se refiere a la temática expresada, y señala a la vez en su diferencia con otras ostensibles medidas poéticas un contraste no por excepcional menos saludable o necesario, que le aleja del empleado tono artificioso con frecuencia sentimental, cuando no del solo anhelo individualista y propio.

Portogalo es intérprete del momento y de la realidad en que le toca actuar, circunstancia y tiempo en las cuales se determina sin escamoteos, íntegramente, eludiendo como interpretador por fuerza de gravitación auténtica, toda conexión difusa que en un complejo juego de posibilidades, ese expresado y modificable momento le plantea.

No es el único en esta tarea de raíz poética con evidencia social en América; voces también idóneas, de acentos oscuros, urgentes, tumultuosos, se han levantado en el Norte: Sandburg, Langston Hughes y otros, que mantienen de manera determinativa una firme cohesión y solidaridad con el medio social en el que actúan. La poesía no es para estos poetas una acoquinada fuga de la realidad. Se enfrentan a ella con intereses tan directamente influenciables como los individuales, y si bien no los eluden, por imposición, se proyectan sobre ellos en la firme cohesión que reviste su fuerte temperamento.

Otros poetas podrán huir de su realidad y de su tiempo y otorgar al medio de su poesía un fin diverso, cruzando por sobre una influencia ambiental como si no existiera y utilizar –deliberadamente o no– el destino controvertible de las frases para un fin limitado y propio. En cualquier forma es evasión, huida que se determina con un canto de factura intimista, convirtiendo al poeta en una anacoreta de la defensa propia, una especie de introvertido de alcance indudablemente individual. Huyen a su tiempo. El autor de Tumulto en cambio se enfrenta a él; más todavía, responde a un ritmo que tiene urgencia dinámica y sale de una realidad con frecuencia dramática.

Es la voz de un poeta expresada sin desviaciones de factura idiomática y no es la suya tan sólo, sino a la vez la de tantos seres que como él están en una realidad y pertenecen a un medio, o para mejor decir una clase, cuyo hondo sentido y aspiraciones expresa, sin escamoteos que le hicieran factible de fáciles y posteriores recriminaciones.

El volumen está ilustrado por Demetrio Urruchúa, uno de los más personales valores pictóricos de América, cuya adhesión al sentido vital en los poemas de esta obra le marcan una solidaridad de artista, que es preciso destacar merecidamente por sus expresiones y su finalidad.

Este libro de carácter poco frecuente en nuestro medio, Ediciones Imán lo da a conocer y lo destaca como una contribución en su propósito de divulgar valores jóvenes de América.

(Prólogo de la edición original de Tumulto, publicado en 1925 por la editorial Imán).

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