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Sábado, 30 de abril de 2005

Otra manera de acabar con un clásico

Por Marcelo L. Magadán

Este martes, cerca de cien profesionales asistieron al primer “ateneo” organizado por la Subcomisión de Patrimonio de la Sociedad Central de Arquitectos. ¿El tema?: “Revoques símil piedra en edificios de valor patrimonial”. Asunto importante si lo hay para un país donde buena parte de la arquitectura producida a fines del siglo XIX y parte del XX fue terminada con este material, al punto de conformar la imagen urbana de barrios y ciudades.

Al iniciar el evento, se habló de “ateneo” y quien conducía la presentación refirió que tal palabra fue tomada en préstamo del campo de la medicina. Uno, asistente desprevenido y crédulo, piensa en aquellos ámbitos médicos donde profesionales y especialistas, entendidos al fin en determinada materia, discuten casos concretos de tal o cual paciente frente a determinada patología y tratan de hallar las mejores maneras de abordarlo, siempre con la intención última de salvarle la vida.

En ese escenario, uno, que como aquel del tango, busca lleno de esperanza, presta el oído a lo que vendrá. Y el evento comienza con las exposiciones de la arquitecta y master en restauración Bettina Kropf y la licenciada Beatriz Ponce, del Servicio Geológico Minero Argentino, quien dio cuenta del buen aporte que la investigación científica puede hacer a la conservación de los materiales aparentes naturales (piedras) o artificiales (revoques).

Kropf, que como todo aquel que ha pasado por una maestría, sabe que no hay nada más práctico que una sólida teoría, se dedicó a exponer los criterios de intervención internacionalmente aceptados en el campo de la conservación de edificios históricos y, obviamente, aplicables a los revoques símil piedra. Internacionalmente aceptados, entre muchas otras instituciones, por el Icomos (Consejo Mundial de Monumentos y Sitios).

Después de citar la importancia de este material como conformador de la imagen urbana y, consecuentemente, de nuestra memoria histórica, recordó la necesidad de respetar su autenticidad e integridad a la hora de intervenirlo. Terminó recalcando que, en tanto bien cultural, es imprescindible salvaguardarlo, contexto en el cual dio un rotundo no a la pintura y a los re-revocados, tan comunes hoy a la hora de maltratar un símil piedra.

Expuestas así las cosas por los especialistas, llegó el momento de las cuatro “empresas auspiciantes”, que dispusieron de media hora cada una para ofrecer “una charla técnica sobre sus productos y tratamientos para este tipo de obra”. Tiempo prolijamente dedicado ¡a vender pinturas o revoques para ocultar, destruyendo, el símil piedra!, contradiciendo así lo planteado en la primera parte del “ateneo”.

El pretendido “ateneo”, devenido así en “ronda de negocios”, se convirtió en un aporte más a la confusión general. Quienes parecían celosos custodios de nuestro patrimonio flaco favor le hicieron al símil piedra, un clásico de nuestra arquitectura (Kropf dixit), en vías de extinción.

* Experto en restauración arquitectónica.

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