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Sábado, 2 de julio de 2005

Diseño (o cómo salir de pobres)

Nicola Goretti nació en Italia pero se crió y se recibió de arquitecto por aquí. Referente internacional del diseño, vive entre EE.UU., Brasil y Europa, con escapadas a su Buenos Aires. La última fue para incluirnos en la megaexposición que se realiza a fines de año en Brasilia y Río. Frente a frente, este veterano de la sinergia explicó muchas cosas, entre otras por qué el evento es en Brasil y no en Argentina, y cómo se hace para crecer en este mundo duro.

 Por Luján Cambariere

Al arquitecto italiano Nicola Goretti –importante actor del design mundial, requerido curador, consultor y director de proyectos– lo une a la Argentina una relación de afecto. Las cosas de la vida hicieron que su familia viviera unos años en nuestro país, que él terminara aquí su carrera, hiciera amigos y le quedara un constante interés y empeño en darle proyección internacional al diseño local. Con un pie en el Norte y otro en el Sur (vive y trabaja en Brasil, y realiza curadurías en Italia, España, Estados Unidos, Francia, Portugal y Suecia), es un referente que vale escuchar a la hora de ampliar el horizonte. Mediante su Grupo A. G. organiza seminarios, produce y cura muestras varias y dirige importantes proyectos que unen diseño y artesanía reactivando comunidades.

Hoy está concentrado en organizar uno de los eventos más significativos del calendario internacional, que es sin duda el más importante del hemisferio sur, el I Panorama Internacional de Design “Safety Nest o Nido Seguro, Visiones de Protección”. Es una exposición internacional, workshop, serie de conferencias y premios a realizarse en Río de Janeiro y Brasilia en noviembre con la participación de algunos de los diseñadores más importantes del mundo, como Matali Crasset de Francia, Ezri Tarazi de Israel, Anthony Dunne y Fiona Raby del Reino Unido, Tobías Wong de Canadá, Ana Mir de España, Hella Jongerius de Holanda, Simone Mattar, Sergio Rodrigues, Carlos Alcantarino y Jacqueline Terpins de Brasil, Irene Maldini y Fabiana Ardao de Uruguay, y Diana Cabeza y Alejandro Sarmiento. En este contexto, Goretti habló con m2.

–¿Qué es lo que lo hace vivir entre dos mundos: el norte y la periferia?

–Siempre estuve un poco arriba y abajo. Nací en Italia, pero de chico vine a la Argentina y me recibí de arquitecto acá. En un principio dirigí el Progetto Italia, cursos de restauración y arquitectura contemporánea en Roma y Milán con trabajo de campo en Francia, Berlín y Estados Unidos. Hace siete años empecé a viajar a Brasil, un país con un panorama cultural y una cultura del design impresionantes. Así comencé varios proyectos, y hoy me divido básicamente entre Italia, Estados Unidos y Brasil.

–¿Qué reflexión le merece el panorama internacional?

–Empecemos por la realidad argentina. Hay cosas que como semiargentino me apenan. Primero la poca relación con el exterior. Acá hay cabezas increíbles que trabajan en el anonimato. En general, los entes públicos y privados tienen personas bastante miedosas o inoperantes que no ayudan a sacar a la luz el potencial local, entonces la búsqueda para el que viene de afuera se hace más difícil. Además acá a casi todo se llega por recomendación y no siempre por idoneidad. Países como la Argentina, algunos de Asia y Brasil son más interesantes hoy que Europa, pero deben mostrarse. Ahora bien, si hablamos de Europa, allá la efervescencia se dio en los ‘50 y ‘60, cuando la cultura del diseño reemplazó a la arquitectura y dio muchas vertientes. Dos muy fuertes son la de la producción en masa, donde no importa tanto el diseñador como la calidad del diseño, como ocurre por ejemplo en los países escandinavos. Y la corriente de los países más latinos, como Italia, que inventaron el diseño a través dellujo o a través de la calidad de manufactura artesanal, que aún es muy importante y requirida. Hoy, desde allá, están interesados en buscar nuevos mercados de valores y miran con mucho interés para este lado. Pero muchas veces Brasil les resulta más fácil. Esta más a la vista y están más entrenados en el intercambio.

–¿Cuáles son los grandes temas del diseño hoy?

–Yo me ocupo básicamente de mobiliario. En este segmento, en Estados Unidos, por ejemplo, están muy interesados en trabajar en colecciones de diseñadores. Sobre todo en San Francisco, Nueva York y Los Angeles. Como se dedicaron mucho tiempo a la producción a gran escala, hoy quieren completarlas. Mientras que Europa está a la caza de un diseño más experimental. Sobre todo Suiza e Inglaterra, que presenta lo más interesante.

–¿Cuál sería nuestro diagnóstico?

–La Argentina debiera comunicarse más. Hablo de los curadores y de las organizaciones relacionadas al diseño. No de los diseñadores, que deben dedicarse a hacer su trabajo: diseñar e investigar en lo local. Pero ojo, hay que ser cuidadosos, porque trabajar con identidad no significa hacer una silla con cuero de vaca. Es un abordaje más profundo. Con eso en la mira, tendrían que empezar a exportar, porque el mercado argentino es muy chico y no está acostumbrado al diseño. Y repito, debieran existir entes más ágiles y abiertos, ellos sí dedicados a comunicar lo que pasa acá y colocar el diseño argentino en el resto del mundo.

–¿Es posible el diseño sin industria?

–Es una buena pregunta. Y sí, antes de la industria existe el diseño. La operación en el papel y en la maqueta es anterior. Yo soy de esa línea. Hay empresas en Italia que fabrican 100 piezas, no 20.000, y les va muy bien. Generalmente, como decía antes, cuando no hay industria se trabaja más en el campo de la experimentación. De hecho el nacimiento del diseño viene a través de esas dos ramas: la artesanía y la experimentación. Porque además cuando una pieza funciona siempre se encuentran los mecanismos para producirla. En la Argentina sería interesante transitar más los caminos de la experimentación con materiales locales. Acá hay mucha piedra, cemento, materiales reciclables como el plástico que pueden ser muy bien utilizados.

–¿Los temas que lo preocupan y ocupan fueron cambiando con el tiempo?

–Siempre me interesó algo que se mantiene y algo que cambia. La cultura más italiana que ahonda en el tema de la raíz de las cosas y una explicación un poco más histórica de lo que veo. Pero eso ahora se amplió. Acompañar la historia es hoy acompañar el tema de la experimentación. Por eso en general prefiero las cosas que no están acabadas perfectamente pero donde se ve el pensamiento de la persona. Donde se intuye algo más que trasciende el producto. Aunque ojo, siempre hablo de diseño, no de arte.

–¿En qué consiste el evento que esta organizando?

–A mí me habían invitado a curar algunas bienales en Europa y Brasil. Y finalmente el gobierno brasilero dio todo su apoyo para organizar con un esquema de bienal este proyecto del I Panorama Internacional del Design donde se unirán distintas empresas, el Estado y por supuesto diseñadores y referentes del diseño. El tema convocante es el Nido Seguro, que implica abordar el significado de la protección y seguridad para el diseño y la diversidad cultural dentro del contexto local y global.

–¿Por qué la elección de ese tema?

–Tiene dos motivos. Uno práctico, que es que lo estamos haciendo junto a Paola Antonelli, curadora del MOMA y de esta expo, quien lo escogió como una expansión del tópico de la muestra que ella inaugura en octubre “Safe: Design Takes a Risk”, en Nueva York, donde va a trabajar con objetos pequeños, indumentaria o de uso cotidiano. En noviembre, nuestros diseñadores invitados van a trabajar en espacios de cuatro por cuatrometros. Pero además, el de la seguridad hoy es un tema mundial que generalmente los diseñadores trabajaron siempre desde la función o desde un lugar muy inconsciente. Entonces nos parece muy interesarlo ahondar en él.

–¿También la cuestión del planeta como objeto?

–Eso es intrínseco. Lo que a mí me interesa es que a través de los diseñadores vamos a pedirle a cada cultura que piense qué significa la seguridad para ellos. A través de acompañar o rechazar ese término. Porque por ahí para un finlandés seguridad es un yacuzzi y para nosotros un refugio. También habrá un workshop a cargo de Matali Crasset –gratuito, como son todas estas actividades– y dos días de conferencias en Brasilia, más un concurso de diseño gráfico y de diseño experimental.

–En lo personal, ¿cuáles son sus expectativas?

–Primero hay metas generales. Las del gobierno de Brasil, que entiende, como Europa desde hace años, esto de apoyar la cultura del diseño. También las metas de las empresas brasileras, que apoyan con material y tecnología para armar las piezas que a la vez no van a estar hechas en cada país por los diseñadores sino allá por dos comunidades de adolescentes carenciados de favelas. Ahora bien, en lo personal, a mí hoy me interesa trabajar en diseño fuera de los ejes del poder para poder hacerlo con libertad. Me interesan los lugares donde hay muchos habitantes, los devastados, para ver cómo se puede salir mediante el diseño y sobre todo trabajar con los jóvenes.

* Grupo A. G., en Brasilia: 005561-33645987, www.grupoag.net, [email protected]

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Un asiento reciclado de Goretti
 
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