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Sábado, 23 de marzo de 2002

Visiones sobre el río

Por Juan Molina y Vedia

Notas rápidas, oración inspirada en una recorrida por el antiguo puerto, impresiones que pondría entre paréntesis, para pensarlas, sopesarlas con más tiempo. Siempre me pareció errado pensar sólo en Puerto Madero y en el maravilloso juego de las inversiones que reactivarían nuestra economía. Y que la han exterminado, con su carga humana incluida. Algo profundamente falso anidaba en los discursos pragmáticos, en las iluminadas miradas de avezados especialistas globalizados. A espaldas de un ignoto pescador ensimismado ocurren todas estas inextrincables cosas. El seguirá pescando, si puede. Creo que tenemos que hacer algo, pre-ocuparnos.
Falso Sidney anuncia un extremo. La noche y el ruido ahora ausentes. La copia auténtica de Calatrava. Tablas, madera, suave pendiente, acrobática suspensión desde un solo borde. Circo, imagen de aquellas equilibristas admirables, que sacaban un brazo y se sostenían con el otro ya solo. Puente para pasar de orillas. Otros, giratorios, enormes, desarmados, ampliarán el paso desde tierra firme a la costanera Sur.
Lo nuestro, hecho aquí, y muy bien. Piezas de Costanera Sur, por el equipo Joselevich, Novoa, Garay, Magariños, Vila, Sebastián, Cajide yalguno más que puede escapárseme. Espacio público, de acceso libre, tratado con calidad e inteligencia. El sector de parque con terrazas elevadas y muros de gaviones de piedra, escalinatas amplias, ya insinúa un rico porvenir al sitio. Un buen resultado de concurso de hace unos años, en el que me tocó participar como jurado. La serie de canchas de fútbol alineadas hacia el norte, los mínimos carritos con sus pirámides de chorizos, el ancho veredón y el abrazo enigmático de la reserva ecológica, selva marginal traída por el Paraná.
El sueño de grandezas de restaurantes multinacionales, vaciados de sus tramposos “príncipes de las finanzas”, se desarma y sus menús dejan los marcos de bronce y se prenden en papeles clamando por clientes a 8.90 el almuerzo, ¡qué otra cosa les queda! Pontificia Universidad etc., Rodizio, y otras celebridades conviven en este derrumbe. Hilton, imponente, poderoso, las torres “deme dos” y conjuntos de vivienda que están cerca de anunciados lofts de Stark, de Calatravas y falsos Utzon, pero que pertenecen a las peores arquitecturas comerciales de hace varias décadas. Prolijos desarrollos en High Tec, oficinas que expelen elegantes jóvenes acariciando sus celulares, contenedores prolijos detrás de espejos. Viejas grúas enormes vigilan los rectángulos perfectos del viejo Puerto Madero. Buenos lugares ganados para eventuales caminantes. Exitos que se mezclan con horrores. La imagen general es un pisémonos unos a otros: los más fuertes sobrevivirán. Cambalache discepoliano, con Biblia y calefón incluidos.
Volviendo, la escaleras ominosas de Comodoro Py, varios kilómetros de containers en cuatro pisos con su océano cruzado quién sabe con qué maravillas dentro, orillas del Aeroparque mejoradas respecto a hace veinte años, lentamente recuperadas, módicamente alentadoras, seguramente conseguidas con mucho esfuerzo por colegas que merecen el elogio.

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