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Jueves, 3 de noviembre de 2005

LA FIESTA DE LA X, EN EL URUGUAY

Lo que ves, es lo que hay

En un festival maratónico, descubrimos una realidad paralela: La Trampa, Trotsky Vengarán o los legendarios Buitres la rompen en Montevideo, y acá todavía no asoman.

 Por Mario Yannoulas *

Hace nueve años, los ex presidentes Méndez y Sanguinetti prometían construir un puente entre Punta Lara de Buenos Aires y Colonia, Uruguay. Poco quedó de aquel acuerdo, pero aún sin estructuras de hierro y hormigón, un puente imaginario se emplaza sobre el Río de la Plata. Es que el intercambio cultural de orilla a orilla es cada vez más fluido, y si no, miren lo que pasó el sábado en el Parque Batlle de Montevideo durante La Fiesta de la X, el festival pago más grande del Uruguay.

Para que se entienda: es una especie de Pepsi Music artesanal, con menos contaminación visual y bebidas alcohólicas incluidas (¡sí! ¡cerveza, whisky y vodka!), que reunió en una noche a las bandas uruguayas más importantes de la escena actual, exceptuando a La Vela Puerca, que prepara el festejo por sus diez años, y que también contó con embajadores argentinos como Skay (que debutó en un festival como solista), Arbol, Dancing Mood y Sergio Dawi, entre otros.

Así, cerca de 100 mil espectadores vieron desfilar a casi cien bandas por ocho escenarios distribuidos en un predio de diez hectáreas durante una jornada que se extendió desde la tarde del sábado hasta las seis de la de mañana del domingo, en la que todos destacaron la convivencia pacífica de las tribus y el surtido espectro de propuestas.

Por suerte, los organizadores habían recomendado ir con calzado deportivo para la caminata, porque la Fiesta estaba a pleno y había que pedir permiso para llegar a cualquier lado. A las tres de la mañana todavía se vendían entradas y, al margen de lo artístico, las propuestas gastronómicas fueron bien recibidas. De todos modos, este tipo de eventos deja en claro un par de cosas, porque mientras algunas son recibidas con calor por estos andurriales, hay muchos otros que en el país oriental la rompen y que en Buenos Aires se desconocen aunque estén tan cerca, como La Trampa, Trotsky Vengarán o la legendaria Buitres.

“Proyectamos una sensibilidad montevideana que nos encantaría poder llevar a Buenos Aires, más allá del concepto romántico que sabemos que existe en la Argentina del Uruguay. No es todo candombe, acá hay una infinidad de expresiones culturales”, lanza Garo Arakelian, guitarrista de La Trampa. Para Guillermo Peluffo, cantante de la banda punk Trotsky Vengarán, las miradas desde Baires son un incentivo. “Nos gustaría cruzar el charco para tener un cambio de aire y más shows, porque Uruguay es muy chico y en un momento saturás”, explica entre whiskies en su camarín.

Pero también están los que entraron en el mercado argentino y la pegaron, como No Te Va A Gustar, banda que tocó ante un velódromo excedido de gente y que se presentará en El Teatro de Flores el sábado 19 de noviembre. “Si bien en lo artístico el nivel siempre fue bueno, acá las cosas se están haciendo mucho mejor en cuanto a producción, mejoraron la calidad sonora de los discos y las performances de las bandas en vivo, y eso hizo más exportables a los productos uruguayos”, opina el baterista Pablo “Chamaco” Abdala.

La banda de Chamaco tocó después de Skay, que sonó impecable también ante un estadio que se fue llenando de a poco y que ofició de sucursal argentina entre banderas de Moreno, Villa Elisa y alguna que otra camiseta de fútbol de ascenso. Pero además de los que llevan mucha gente y tienen adeptos con remeras estampadas, están los que crecen de a poco, cada uno en su estilo. Los Graffolitas mostraron influencias de La Polla, El Club de Tobi interpretó Jamming y Foxy Lady sólo con cuerdas, Boomerang aportó su pincelada Stroke, The Supersonicos revivió a los Beach Boys con su rocanrol surfer, y Max Capote mostró su estética babasónica y hasta invitó a cantar a Dani Umpi, personaje pop que con su pelo largo y colitas a los costados cultiva el estilo bizarro de Todo por 2 pesos, y que también visitó a Arbol en el velódromo.”Acá en Montevideo no existe la idea de estrella de rock, todos laburamos de otra cosa porque acá es imposible vivir de una banda”, dice Alejandro Spuntone, cantante de La Trampa, mientras su guitarrista pide “un Río de la Plata más unido, con menos prejuicios desde las dos partes”. ¿Y el puente? Todavía lo esperamos. Por el momento, hemos empezado a juntar papel cerca del río.

* Desde Uruguay

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