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Jueves, 13 de junio de 2002

KARAMELO SANTO TIENE NUEVO DISCO

Basta de arengas

Los mendocinos habitantes de La Boca están a punto de emprender su primera gira europea, y junto con ella aparecerá su nuevo disco, “Los Guachos”. De eso, los Cadillacs, los Muertos y las decepciones del “rock latino”, hablan en esta entrevista.

 Por Roque Casciero

El caserón se ve algo destartalado, pero es acogedor. Está en La Boca, a unas pocas cuadras de la Bombonera, y sus vecinos ya están acostumbrados a que adentro haya música a toda hora. Ese lugar es el hogar, estudio, sala de ensayo y centro de operaciones de los Karamelo Santo, “rockeros mestizos” nacidos en Mendoza y transplantados a Buenos Aires. En estos días, en el caserón hay más movimiento del habitual: los Karamelo están preparando su primera gira europea (una verdadera maratón de shows en Francia, Alemania, Italia, España y Austria) y poniendo atención a los últimos detalles de la salida de Los Guachos, su tercer disco (en el que su amigo Manu Chao participó en el tema “La picadura”). El álbum resultó demoradísimo por una catarata de problemas, desde la devaluación hasta la muerte de un integrante del grupo. “Iba a ser otro disco”, reconoce Goy, cantante, guitarrista y portavoz de Karamelo, mientras se acomoda los dreadlocks por enésima vez. “Salvo el mastering, hicimos todo acá, en casa. Grabamos partes en los baños, otras en el comedor... Usamos todo el audio de la casa. Además, nos metimos más con programas de secuencias y samplers: cuatro o cinco temas los hicimos prácticamente con samplers. Eso no lo habíamos definido dentro del repertorio del disco, pero sentimos que había que renovarse, porque teníamos una estética armada y la demora hizo que aparecieran cosas nuevas en nosotros. Quisimos mezclar nuestra estética provinciana con un tinte tecnológico sin que quedara kistch.”
–De todos modos, suena como
el disco más porteño, más
cosmopolita que hayan hecho.
Goy: –Sí, claro. Ya hace cinco años que estamos en Buenos Aires. Además, nos sirvió mucho haber salido del país: estuvimos en Chile, Uruguay, Estados Unidos y México. Somos un poco hijos de la filosofía del rock mestizo, de ir con la camarita de video y el grabadorcito, y andar por ahí robando aspectos culturales de la gente.
Piro (voz y percusión): –El disco tiene mucha melancolía y eso es porque fue compuesto casi todo en Buenos Aires. Se nos juntó la melancolía que tiene la ciudad con la que nos provoca el estar lejos de nuestro lugar de origen.
–¿Por eso se
sintieron “guachos”?
Goy: –Es jodido cuando uno se va de su ciudad, supongo que le pasó a otros artistas del interior. Cuando vinimos acá, toda la gente de Mendoza nos apoyaba, íbamos a tocar y los lugares se llenaban. Pero después notamos que empezaron a vernos distinto, de ahí lo de sentirse guachos. Igual nos sentimos muy queridos por los mendocinos. De todos modos, la idea del título había salido de otro lado: en los últimos años, en Mendoza proliferaron las murgas, entonces todos los guachos de la calle, los pibes de la villa que estaban al pedo, se ponían a hacer tambores o malabares. Pero después el nombre del disco adquirió nuevos significados. Por ejemplo, que nos quedamos solos con el rock mestizo. Nosotros teníamos el apoyo de una banda con mayor convocatoria y representatividad como Todos Tus Muertos, y su separación nos pegó duro. Nuestra estética –no queremos hablar de ideologías– estaba fuerte hace cinco años, cuando llegamos, pero en un momento vimos que los medios se cansaron del discurso del rock latino. Los Cadillacs se habían subido a la moto del tercermundismo y después no quisieron hacerse cargo, los Muertos se pasaron al rastafarismo extremo y se separaron... Vimos que eso no fue muy positivo, que teníamos que seguir haciendo música y ponernos un poco una mordaza. Está todo bien con lo que sentimos, con lo que fumamos y con lo que soñamos, pero es mejor tirárselo a la gente a través de buenas canciones y recitales divertidos en lugar de parar un show para arengarla.
–Pero, ¿ponerse una
mordaza no es lo mismo que
no hacerse cargo?
Goy: –No, podemos hacernos cargo en las canciones, hablando desde un punto de vista más artístico. No voy a meterme en los puntos de vista artísticos de los Cadillacs o TTM porque son impecables, pero me parece que se excedió la historia... Para nosotros, que somos provincianos, ir a ver a los Cadillacs y que pelaran una bandera del Che Guevara nos motivabamuchísimo. Y después me afectó muchísimo que se separaran por boludeces, lo mismo que con los Muertos. Nosotros veníamos acompañando esa movida que generaron ellos. Nunca quisimos ser los dueños del rock latino, como pasa en muchas movidas, sino ser una banda, nada más. Preferimos exponer lo que pensamos en un plan artístico antes que en uno doctrinario, porque no podemos sustentarlo: no somos políticos ni soy el Papa del rastafarismo. Nada, estamos con la guitarra... Creo que la prensa también se cansó de eso. Ahora la cosa cambió, porque la gente ya no está tan frívola como antes, cuando todo era rave.
–¿La situación social
provocó ese cambio
en el punto de vista?
Goy: –Totalmente. La gente estaba apostando a una situación de pasarla bien sin calentarse por nada. Muchos seguidores nuestros dejaron de ir a vernos, incluso integrantes de la banda se dedicaron a hacer música pop. A mí, la música pop me encanta, pero me parece que fue una moda, nomás. De repente, este tema de salir a la calle, de juntarse en asambleas, de estar en piquetes, estableció una nueva forma de relación entre la gente. Tenemos que darnos cuenta de que la calle nos moldea.

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