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Jueves, 2 de noviembre de 2006

LOS AMIGOS INVISIBLES

En busca de la mujer maravilla

A los venezolanos Los Amigos Invisibles les llevó quince años de carrera llegar a la Argentina. Y lo lograron en las circunstancias menos pensadas: para tocar en vivo en la final de Latin American Idol y luego ponerle su sabroso funk latino a la fiesta con la que Sony Entertainment celebró el éxito del concurso. Pero el sexteto no dudó cuando escuchó que la propuesta incluía pasajes con destino Ezeiza. “En Nueva York, donde estamos asentados desde hace cinco años, no podemos ver el programa, pero nos entusiasmaba mucho ir a conocer Buenos Aires”, le contó al NO el cantante Julio Briceño. “Y tal como nos habían dicho, las minas son bien bonitas aquí. Eso es importante”, se ríe. Briceño y sus compañeros parecen tener la idea fija, si uno se guía por letras como las de Sexy, Ponerte en cuatro o El disco anal. Y el vocalista no hace nada por desmentirlo: “El sexo es lo que nos mantiene vivos; y ahora que tenemos el Viagra vamos a vivir más tiempo”. La historia de Los Amigos Invisibles comenzó en Caracas, donde los seis músicos estaban cansados de la escena. “Vimos que no había una banda de funky con tendencias latinas y nos propusimos hacerla. Aunque no hayamos ido a las discotecas de los ‘70, crecimos en esa época”, dice Briceño. Muy rápidamente la banda se hizo internacional: el siempre inquieto David Byrne compró una de las veinte copias del debut A Typical and Autoctonal Venezuelan Dance Band, que el grupo había llevado a Nueva York, y les ofreció trabajar con su sello Luaka Bop. Por eso aquí salieron publicados dos discos de la banda, The New Sound of the Venezuelan Gozadera y Arepa 3000, que fueron a bateas de saldo por el nulo apoyo de EMI. Y por eso la Argentina siempre fue invisible para los Amigos. Pero en otras partes les fue mejor, porque el nombre de Byrne les abrió las puertas de productores de lujo (Dimitri From Paris, Masters At Work), los aviones a Estados Unidos, Europa y Australia, y finalmente, la mudanza hacia el Norte. Briceño: “La industria del espectáculo en Venezuela se fue a la mierda. Si no nos hubiéramos mudado, seguramente nos habríamos separado”. Ahora el grupo trabaja de forma independiente, pero este año participó de festivales importantes como Coachella (en el mismo escenario de Depeche Mode y Madonna) o Austin City Limits. “No estamos en una posición privilegiada, pero siempre logramos pagar la renta”, remata Briceño.

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