no

Jueves, 6 de marzo de 2008

CARCA VUELVE

El largo camino de un cowboy espacial

El músico regresó a la Argentina después de un tiempo en España. En menos de dos meses estrenará nuevo disco, mientras sigue girando con Babasónicos, choca guitarras con Edelmiro Molinari y hará una fecha este viernes.

 Por Daniel Jimenez

Carca camina en solitario. Pero nunca anda solo. Quien fuera uno de los soldados de los ejércitos adolescentes que entre las cenizas de los ‘80 y los albores de los ‘90 le patearon el culo a un adormecido rock argentino junto a su banda Tía Newton —y a otros amigotes como Babasónicos, Martes Menta, Juana la Loca y Los Brujos—, está de regreso. Aunque nunca se fue.

Solista desde hace quince años, este singular trovador del blues espacial siempre eligió transitar por senderos construidos en base a sus propios caprichos artísticos. Esos que le permitieron mover su aguja en distintas direcciones sin perder la libertad y juntándose con músicos de diferentes raleas, conservando su autenticidad.

Desde sus casi dos metros de altura, su búsqueda estético-musical lo llevó a compartir espacios deliciosamente deformes con Juanse Paranoico, Daniel Melero, Andrés Calamaro y Flavio Cianciarulo, entre otros nombres ilustres. En el medio, cinco discos de un rock sexy, animal y seductor de raíces negras y atmósfera cósmica que definieron su perfil primitivo y vanguardista freaky style.

Luego de pasar cinco temporadas en España, donde pinchó discos y alimentó su corazón rockero, el hombre de las manos de gigante regresó a la Argentina con agenda completa: un dúo de guitarras “psicodélicas heavy” junto a Edelmiro Molinari, invitado estable en las giras de los Baba en reemplazo de su amigo Gabo Manelli —rol que sigue llevando adelante desde el bajo—, y feliz poseedor de un nuevo álbum que aparecerá a fines de abril o principios de mayo y se llamará Uoiea. El sexto trabajo en la carrera de Carca cuenta con la participación de sus “soul brothers” Diego Tuñón, Panza y Diego Uma, además de la ascendente Carola Bony en bajo y, como él definió, una “pequeña orquesta de cuerdas”. Rock and roll, nena.

—¿Costó llegar a Uoiea?

—Sí, costó porque lo hicimos entre tiempos de gira, pero finalmente está terminado. Uoiea, las vocales en el sentido contrario, es un estertor catártico con cierta reminiscencia al grito primal del rock, que es el “Oh, yeah”, pero eso a mí no me pertenece porque es en inglés. A mí me pertenece otro, que es la castellanización del rock. No me gusta la gente que vive en la Argentina y canta en inglés, y te digo que me importa poco y nada el patriotismo. Yo tengo amor al planeta Tierra y, en la Argentina, a los lugares donde crecí. No me gusta en el sentido nacionalista, que igual es una palabra que asusta un montón, ¿no? No me parece bien utilizar el inglés porque poseemos un idioma muy rico y preciosamente descriptivo y lleno de una policromía fascinante. Yo lo digo como un humilde arquitecto de las palabras y un humilde principiante que contempla a los maestros y trata de aprender y crear un lenguaje propio y novedoso. Desde ese lugar me parece que todos tenemos una invitación a erigir torres de palabras en nuestro idioma. Entonces me parece que el Uoiea es un principio, como decir: “Bueno, ok, rock and roll en castellano”.

—Más allá de tu propia satisfacción, ¿sabés que además hay gente que está esperando tus nuevas canciones?

—Creo que el campo de los consumidores de mí música es bastante abarcativo, porque hoy en día la gente puede llegar a conocer a un artista a través de un millón de medios distintos de difusión. Y en esos choques, que se pueden causar con el cambio de rumbo y la constante renovación, es probable que pierdas público y ganes uno nuevo. De lo que sí estoy seguro es que cada vez más gente entra en simpatía con ese código, que es un código entre nosotros. Para ser fan de Carca hay que ser fan de Carca, no del disco Nena, del disco Miss Universo, del disco A un millón de años blues o del disco Divino. Los fans de Carca son personas de una sensibilidad y percepción tal que los habilita a gozar, a ser libres y a disfrutar sin tapujos de pertenecer a ese grupo de locos que acreditan el cambio y el capricho. Eso me parece fascinante. Igual, yo lo hago con amor y respeto, porque soy fan de la música y del arte en forma de música.

—La irrupción de bandas como Tía Newton fue una bocanada de aire fresco para el rock argentino a comienzos de los ‘90. ¿Encontrás un nuevo movimiento que se asome en la escena actual?

—Lamentablemente mi juicio no es hecho con una lupa sobre el underground. Quizás haya grupos que estén buenos y yo no lo sepa porque los medios de difusión no los dan a conocer, aunque siempre hay una joya oculta. De los grupos a los que los medios les prestan atención y salen en las revistas y hacen notas de sus movidas, a mí particularmente no me llama la atención ninguno. Pero no soy un buen crítico porque soy un artista que se dedica a la música, y eso me implica con una locura, una testarudez y un espíritu de sana competencia y autosuperación constante. Entonces es muy difícil que me guste algo.

—Si bien nunca dejaste de trabajar, ya pasaron cinco años desde la edición de Divino. ¿Por qué te tomaste tanto tiempo sin lanzar material?

—Mirá, siempre estoy en algo y es bastante sorprendente en un punto la cantidad de cosas que hago a la vez. A veces me dan un poco de vergüenza ajena los artistas que buscan ser prolíficos y hacen prensa de su constante creatividad. Yo hago muchísimas cosas todo el tiempo y no me copo dando prensa de lo que hago. Esta me parece una buena oportunidad porque tengo un disco nuevo y hay un fundamento válido y concreto de por qué hablar, pero sinceramente me gusta hacer cosas y no tengo tiempo de comentárselas a un agente de prensa para que los demás se enteren; voy y las hago. Hoy toco con Ricardo Soulé, que presenta un disco nuevo; el viernes hago una fecha como solista, el sábado me voy a Perú con los Baba, estamos produciendo el disco de Carola Bony, tengo el dúo de guitarras con Edelmiro Molinari y...

—¿Vas a seguir como invitado estable de Babasónicos?

—Mirá, yo no puedo ni deseo hacer más que cumplir con el llamado de la familia y con una petición —y la bendición— de un amigo. Y ahí se termina y empieza todo. Creo que no hay más que hablar.

* Carca toca junto a Poseidótica el viernes 7 de marzo en Buenos Aires Club, Perú 571. A las 20.

Compartir: 

Twitter

 
NO
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.