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Jueves, 21 de mayo de 2009

EL GARRAHAND, UN NUEVO INSTRUMENTO ARGENTINO

Sonido sideral

Federico Parra y Ary Lacanna inventaron una especie de hang “barato”, que es un instrumento de percusión con notas musicales.

 Por Julia González

El garrahand, como el colectivo y la lapicera, también es un invento argentino. Desde que los músicos Ary Lacanna y Federico Parra se quemaron la cabeza pensando cómo podían hacer un instrumento que fuera similar al hang, uno de los pocos de percusión en el que se pueden tocar notas y no sólo toques, apareció este invento cruza de garrafa con lengüetas en su parte superior. La idea surgió de la dificultad de acceder al hang, ya que los únicos fabricantes en el mundo son una pareja de suecos que lo venden a mil doscientos euros, además del gasto de envío. Y como para ponerle un poco más de mística a este instrumento que suena como la marimba y luce como un ovni, hay que escribir una carta explicando los motivos por los que se lo desea. Si los fabricantes creen que los motivos son nobles como para poseerlo, ahí sí, la compra es un hecho.

El garrahand tomó forma en la cabeza de Fede, que quería hacerle un regalo a su entonces profesor de percusión Mariano “Tiky” Cantero, uno de los ideólogos de La Bomba de Tiempo y percusionista de Aca Seca. “El loco hablaba mucho del hang y tenía que juntar la plata, escribir la carta y no tenía forma. Para esa altura ya el Tiky era profe y además, amigo. Yo le tenía mucho cariño. Entonces llegaba su cumple y con Ary estábamos tocando juntos en Las Formas del Agua, además de que somos amigos hace como quince años, entonces yo ya lo venía maquinando”, cuenta Fede. Al mismo tiempo, vio en YouTube un video del primer acercamiento al hang de un pibe que quería uno y no lo podía pagar, y había hecho un injerto con un tanque de gas. “Eso fue el primer movimiento en el mundo de alguien que se le ocurrió hacer un hang barato. Y yo agarré un tanque y, como no tenía idea de cómo cortarlo, dije: ‘¿Quién sabe de técnica? Ary’. Y ahí se lo llevé y fue el único limado que se animó”, recuerda Fede.

El tanque de gas estuvo una semana en el patio de la casa de Ary en San Martín, mientras ellos con paciencia esperaban a que se le terminara de ir el gas. “Había un olor a gas que se sentía desde la puerta. Le metíamos agua, lo batíamos y salía soda, era imposible”, cuenta Ary, que se arriesgó a que la caladora hiciera explotar su casa. “Siempre al borde del accidente”, dice. Por eso, no lo intenten en sus casas, es más fácil conseguirlo en http://www.myspace.com/garrahand por mucha (¡bastante!) menos plata que el hang, o en la tienda Baires Music. “Queremos que el garrahand se conozca a nivel mundial, y es re loco, pero es lo que está pasando. En este momento se conoce más afuera que acá”, dice Fede y cuenta que comenzó a comercializarse a Europa a fines del año pasado.

Así, sin saberlo, comenzaron a montar su empresa, entre tardes de facturas y mate en torno de las garrafas de gas. Desde su nacimiento el año pasado, aparecieron varias versiones del instrumento. Sus creadores cambiaron el tamaño, la afinación, la forma, inventaron un micrófono especial que no reproduce el sonido de afuera, sólo el del garrahand, para que pudiera ser amplificado sin que se sumara el sonido de cualquier instrumento que tuviera al lado. Para afrontar estos cambios, Fede y Ary estuvieron atentos a las sugerencias de La Bomba de Tiempo, porque, ¿quiénes más adecuados para emitir una crítica que los mejores percusionistas del país, que luego lo comprarían e incorporarían a sus tocadas? Así, el garrahand llega a ser electroacústico, en sus dos versiones: la amplificada para tocar en vivo; y la hippie, para ser tocado entre las piernas, sin enchufarse. “En el sistema de afinación nuevo podés cambiar hasta una séptima cada lengüeta. Lo hacés en un minuto, es un tornillo que se desajusta y se afina como una guitarra. Con el garrahand podés tener todo tipo de afinaciones y eso lo aleja de cualquier otra cosa que hubiera aparecido. Por ejemplo, un balafón viene afinado y no lo podés mover. El hang sale 1200 euros y viene afinado en una tonalidad”, compara Fede. Hoy, el garrahand es de acero, el mismo material del que están hechas las campanas.

* El garrahand se consigue en http://www.myspace.com/garrahand

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