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Jueves, 29 de julio de 2010

LA RED SOCIAL Y SUS “BUGS”

Facebook o muerte

¿Qué pasa con un perfil de Facebook cuando el usuario fallece? Aquí, historias de muertos vivos, zombies y reaparecidos.

 Por Facundo García

Los que usan Facebook están habituados al mensaje que dice “retoma el contacto con fulano”. Generalmente aparece cuando hace mucho que uno no le comenta los posts a alguien. Ahora: si ese alguien se estrelló contra un camión y está dos metros bajo tierra, se plantea un pequeño problema de comunicación. De hecho, con cientos de millones de usuarios, hace tiempo que los “fantasmas” son una especie de bug en la red social más grande del mundo. Margarita Martínez abre la lista de casos contando que le impresiona un poco ver que aún tiene ciento treinta y siete “amigos en común” con una compañera de laburo que pasó a mejor vida hace meses. “Cuando Luciana murió, su perfil se transformó en una especie de altar lleno de mensajes de despedida. Me impactó, supongo que debe ser porque estamos en una etapa de acostumbramiento”, relata. “Pensé en sacarla de mi lista de amigos. Pero me daba cosa. El intercambio on line era el único vínculo que habíamos llegado a generar y me sonaba a desprecio borrarla.”

Para que un nombre cambie a modalidad “persona fallecida”, los que conocen al feisbuquero afectado deben llenar el formulario que permite “convertir en conmemorativa o eliminar” su cuenta. Se supone que hay que mandar pruebas del deceso, aunque –como se verá más adelante– el mecanismo no funciona del todo bien. De aprobarse los testimonios, la privacidad del fiambre queda configurada de forma que sólo los amigos puedan ver su espacio y encontrarlo en las búsquedas. O sea que ese rincón de la web deviene una especie de tumba virtual. Y el muro se conserva, para que los que estaban conectados con el finado puedan publicar recuerdos y pésames. Con esto se desactiva el famoso “retoma el contacto” y las sugerencias para agregarlo a grupos.

Por supuesto que no siempre es sencillo. Ya hubo, por ejemplo, desgraciados a los que se consideró muertos por error. Alguien leyó que un tipo de nombre parecido al del diseñador Simon Thulbourn había fallecido y entonces informó de “la desgracia”. De un día para otro, Simon notó que su ingreso al site estaba bloqueado. La víctima comentó la experiencia en Thulbourn.com: “Un martes a la noche, fui a loguearme y me percaté de que me habían `matado`. Me fijé en `ayuda al usuario` pero la opción `¡ey, en realidad estoy vivo!` no existía. Ni siquiera habían chequeado mandándome un email (...) Ahora estoy de vuelta ¡Soy el primer zombie de Facebook!”.

Peor le ocurrió a la canadiense Shelby Breimer. A sus dieciséis años, pasa buena parte del día navegando. Sin embargo, se quedó tiesa cuando a nueve meses de la muerte de su madre la “redescubrió” súper activa en la Red, actualizando su estado y promocionando productos para adelgazar fabricados en China. “No podía creer que le hubieran hackeado la cuenta y estuvieran haciendo publicidad de productos que ella nunca usó”, se indignó la chica en una entrevista para la cadena CBC. El chasco es la punta del iceberg, porque Internet aloja muchos más “fantasmas” de los que comúnmente se cree.

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