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Jueves, 8 de mayo de 2003

CINCO BANDAS QUE SOBREVIVEN A LA ARGENTINA

La nuestra

Grand Prix, Jaime Sin Tierra, Los Tipitos, Bristol y Razones Concientes no “triunfan”, no llenan estadios ni aparecen a cada rato por radio y televisión. Pero están: cada una de estas cinco bandas que poco tienen que ver entre sí se las arregla, a su manera, para mantenerse en forma y actividad con sus propias estrategias de supervivencia.

GRAND PRIX
Trabajo de hormiga

Grand Prix sobrevivió porque tuvo conducta económica. “Hicimos de todo –dice Sebastián Arpesella, guitarrista de la banda. Nos agarró la crisis apenas sacamos el primer disco y nos obligó a buscar opciones de funcionamiento reducido. Tocábamos en formato acústico al tiempo que decidimos grabar en el estudio en vez de gastar dinero y tiempo en sala de ensayo.” Ahora ayuda, además, el hecho de mantener una página web “rica y activa”, como una manera de llegar a mucha gente que jamás los conocería. “También llegamos a tocar en bares, con repertorio mixto (temas nuestros y versiones). Y nos pagaron bastante mejor que en el circuito under: con eso pudimos pagar la sala y grabar varios temas del segundo disco”, subraya Sebastián Rubín, el cantante. La recaudación de cada show alcanza para cubrir gastos de sonido, operador, flete y publicidad. “Si todo anduvo bien, nos llevamos unos mangos extra que preferimos mantener en una caja chica grupal para afrontar gastos futuros. Eso generalmente alcanza para todo, menos para grabar un disco. Aquí sí tenemos que sacrificar nuestros bolsillos”, cuenta Pablo Font, tecladista. Otra estrategia típica (vender cds en los recitales) también les deja algún dinero. Llegan a vender 10 o 20 unidades, a 5 pesos de ganancia neta por unidad. “El resto de la ganancia depende del arreglo que hagas con los dueños del boliche. Muchas veces se cobra un porcentaje de la entrada, otras a la banda le queda el 100 por ciento después de cubrir los costos del sonido.”, según Agustín Casalía, baterista.
Toleran conceder entradas y hasta se bancan que no les rindan la cantidad verdadera de entradas vendidas, pero en el sonido no quieren transar. “Aunque suene exagerado, exigimos puntualidad a la hora de probar sonido”, dicen. La prensa de la banda, en tanto, funciona a pulmón. “Cada uno busca contactarse con la prensa a la que puede acceder y se acercan gacetillas, cds promocionales para repartir. Es un laburo de hormiga... Es cierto que pagarle a alguien para hacer prensa no es una inversión superflua, pero no sirve por sí sola. Tenés que tocar y tratar de que el disco esté en todos lados, porque si no en 5 segundos la gente se olvidó”, reflexiona Fernando Lee, bajista.
El ejemplo: Fun People. “Son increíbles. Llegaron a vender 25.000 discos con cero promoción, cosa a la que muchísimas bandas en sellos grandes y con mucha guita atrás ni siquiera se acercaron.”

JAIME SIN TIERRA
Todo para todos

Los Jaime Sin Tierra se jactan de tener un “mailing fiel” que responde sistemáticamente cuando se anuncia algún show en la página de Internet o cuando ellos mismos envían la información a sus fans. Si en el rock argentino 2003 no queda otro camino que ser independiente, esta es una de las bandas ejemplo de autogestión. Todo lo que hacen, desde la grabación o edición de los discos, hasta la organización de recitales y la difusión, corre por cuenta propia. “En los shows podes ganar 1500 pesos una noche y la noche siguiente quedar debiéndoles a los plomos... Son los riesgos que se corren si decidís por vos”, apunta Juan Stewart, el bajista. Los ingresos del grupo son los habituales –venta de discos, shows, derechos de autor–. Pero además reciben regalías por haberse incluido su música en dos películas, Mercano el Marciano, y una por estrenarse. Así se las arreglan como para no poner plata de sus bolsillos. “Al principio eran muchos los gastos (sala de ensayo, instrumentos, cuerdas, cables, etc.), ahora más o menos zafamos. El dinero que entra lo usamos para financiar todo lo que la banda necesita.” La venta de discos corre por cuenta del sello, pero también se manejan con un dinámico sistema de venta por correo que, en muchas ocasiones, supera el otro método. Con la excepción del showpresentación de cada disco (donde la cifra puede subir), comercializan un promedio de 5 discos por cada fecha. Y dicen que jamás vendieron entradas para tocar. “Si el lugar y los números dan para que hagamos un show como a nosotros nos parece, vamos. Si no buscamos otro”, dice Stewart. La prensa y difusión del grupo se hace “a pulmón” y las condiciones que pondrían para firmar con una multinacional les impediría hacerlo de por sí... Salvo que sean La Renga. “Una de nuestras imposiciones sería que no tengamos nada, pero nada que conceder en la cuestión artística”, dicen.
El ejemplo: El Otro Yo. Nos parece piola como llegaron a tener una mini-empresa alrededor de la banda, con más convocatoria que muchos artistas de multinacionales."

LOS TIPITOS
Un ejército

Desde hace cuatro temporadas, Los Tipitos forman parte del cartel artístico que ofrece la peatonal de Villa Gesell. Con esa rutina, lograron mantenerse y sobrevivir. Entre enero y marzo, tocando todos los días, obtuvieron buen dinero: con una miniestructura técnica y tres ayudantes todo terreno, armaron un set de una hora, pasaron la gorra y vendieron discos y remeras. Los primeros días de enero llegaron a ubicar 80 cds a 10 pesos cada uno. “Este año no sólo nos alcanzó para alquilar una casa para todos y sobrevivir, sino también para engordar un poco el bolsillo”, cuenta el frontman.
El método independiente de Los Tipitos prendió: ellos cuentan que, tras cada show callejero, se acercaban músicos de otras bandas para preguntar cómo había que hacer para obtener un permiso y tocar. Pero la cosa es complicada. Según Raúl, lo que plantean los funcionarios de Cultura de Gesell “es una tontería”. “Tienen un concepto equivocado de lo que es ruido y lo que es rock. Hay espectáculos de otro tipo que ponen música y suenan el triple que nosotros, pero no hay caso: los primeros 15 días de cada año hay una pelea constante con la municipalidad y los vecinos hasta que vienen los inspectores, miden los decibeles y se quedan tranquilos.” El resultado económico de la banda proviene de la enorme diferencia que hay entre ingresos y gastos. El gasto se divide entre los 90 pesos que la Municipalidad cobra por mes en concepto de canon, el sueldo de los dos plomos y de la chica que vende remeras y cds, y el uso de una pequeña estructura de sonido. Entre los ingresos, solamente con la venta de discos obtienen dinero suficiente para solventar los gastos: a 20 discos colocados por día, un simple cálculo matemático da más de 4000 pesos al mes. Todo un número. “El primer año recaudamos lo suficiente para comprarnos un colectivo para trasladarnos sin tener que pagar fletes. Si te ponés las pilas y hacés las cosas como un ejército, te traés un billete”, confirma Raúl.
Esas ganancias, en un principio, iban a parar a un fondo común. Pero no funcionó. “No nos alcanzaba para cubrir nuestras necesidades personales y además nos administrábamos mal.” Para evitar peleas, entonces, decidieron dividir la plata en partes iguales. Otro problema, la piratería, se puede bancar: Raúl reconoce que cada disco que venden provoca cinco copias... “Mata porque te difundís. Vendés uno y te compran cinco. Además no me jode porque estuve mucho tiempo de ese lado... A mí me pasaba lo mismo, nunca podía comprarme los originales.”
El ejemplo: "No tenemos una banda en particular. Pero cualquiera que opte por un camino de autogestión merece respeto."

RAZONES CONCIENTES
Todo remendado

Razones Concientes nació luego de la última separación de Malón. Uno de sus integrantes, Antonio “Tano” Romano (ex Hermética, Visceral, Cancerbero), dice que todo esto es como empezar de nuevo, pero con viejos métodos de supervivencia. “Los verdaderos heavys no tienen un mango. Armar un show, entre publicidad en diarios y radios, sonido y traslado, te cuesta 2 lucas, y ni siquiera podés vender discos en los shows porque lagente en la puerta te pide que le bajes la entrada de 6 a 4 pesos. En este marco, para salvar el show tenés que meter 300 tipos. ¿Cómo hacés?... Los grupos soporte siempre ayudan, ponen una guita y venden entradas anticipadas. Ya contás con una guita para pagar un aviso en el diario o señar el lugar. Pero igual casi siempre vas a pérdida.”
Romano nunca dejó de trabajar como fletero. Ni siquiera en los tiempos más exitosos de Hermética. “Persistir en el rock me llevó a transformarme en luthier y mecánico. Hoy no hay método de autogestión que alcance... Si se te rompe la viola, a laburar para arreglarla, y si se te para la camioneta, a tirarse debajo del motor. Te la pasás remendando... Hasta las púas se fueron a la mierda: salen un peso. Los rockeros, hoy, somos todos laburantes”, determina. Razones Concientes no tiene agente de prensa. Sólo un amigo del Tano que armó una página web para mostrar de qué va la banda. Dice que la difusión del grupo pasa, exclusivamente, por las radios alternativas. “Las radios grandes no te reciben. Ni siquiera observan que viajaste como un boludo durante una hora hasta la radio para que te den cabida. En cambio, en las alternativas te reciben de primera... Los tipos ven el sacrificio que hacés para llegar a las 9 de la noche después de haber laburado todo el día.”
A diferencia de Los Tipitos, Romano está harto de la piratería. Dice que anula cualquier posibilidad de autogestión. “Los pibes que vienen a los shows tienen la moneda justa, sin chamuyo. Salvo que el disco haya salido recién, la mayoría prefiere comprarlo grabado por cinco mangos, sin darse cuenta de que te cortan las piernas. Los que truchan discos te terminan perjudicando. Ellos ganan y vos, que te rompiste el lomo, perdés.” Para tocar, Razones Concientes arregla sí y sólo sí por el 50 por ciento de puerta con entradas vendidas en la puerta. “El resto, auspiciantes, etc., es para pagar los gastos”, dicen. “Ganamos poca plata en los shows. Hay mucho gasto y poco público”.
El ejemplo: Hermética. “Teníamos un sello, pero hacíamos lo que queríamos. Recorrimos el país bancándolo nosotros... Sin pensar en ganar un mango.”

BRISTOL
Autoabastecidos

Bristol está a mitad de camino. Hace poco firmaron con el sello de Zeta Bosio que, sin embargo, “no se parece en nada a una multinacional”, previene Juan Rowina, el guitarrista. Todos los integrantes del grupo, menos Rowina (profesor de guitarra), trabajan de otra cosa. Pero nadie pone plata de su bolsillo para sostener al grupo. “Tenemos un pequeño ahorro generado por la banda durante su existencia. Por eso, si tenemos una racha donde no ganamos plata, podemos contar con eso. Lo mismo si hace falta poner plata de nuestro bolsillo... Lo hacemos y después reponemos con lo que genera la banda. Si bien no vivimos de Bristol, el grupo se autoabastece”, cuenta el guitarrista. Si se rompe un instrumento, por ejemplo, cada uno se hace cargo de la reparación, a menos que no pueda. “Hace poco, cuando entramos a grabar el segundo disco, compramos con plata de la banda todo lo que necesitábamos para los instrumentos.” La plata que el grupo obtiene sale de tres fuentes: shows, venta de discos y SADAIC. Y va directo a un fondo común. “Por suerte, los shows siempre alcanzan para cubrir todos los gastos. Cobramos un cachet o negociamos un porcentaje por entradas. Defendemos que los organizadores cubran los gastos básicos.
“Además, Bristol se asegura que se trate de un lugar ‘agradable’ para tocar, que se respete la prueba de sonido y luces y, sobre todo, que haya lugar para cambiarse. Lo que tampoco puede faltar son los tragos”, exige Rowina. Pero no siempre lo logran. “A veces las condiciones en las que tocamos no son las ideales.” La máxima cantidad de discos que vendieron en un show fue 25. Habían ideado una promoción que incluía los dos discoseditados más un demo inédito. “Es muy relativo lo que puedas vender en un show. Depende de cada noche, y si presentás un disco”, razona Juan. Los números que genera el grupo resultan muy justos como para, por ejemplo, pagarle a alguien que les haga prensa. “La encargada de difundirnos es nuestra manager. Nos cuesta mucho tener que pagarle a alguien para que se ocupe específicamente de eso.”
El ejemplo: El Otro Yo. "Han desarrollado su carrera desde cero. Con la mochila al hombro comenzaron a vender discos (auto editados), hasta llegar a tener su propia discográfica y una gran trascendencia."


 

 

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