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Jueves, 22 de mayo de 2003

POR FIN LLEGA “MATRIX RECARGADO”

Próxima estación

 Por Martín Pérez

Una de James Bond para estos tiempos digitales, una película con todos los besos que su pareja protagonista amarreteó durante aquella primera entrega, un film con una megaciudadela neo-hippie anti-establishment en la que sólo falta que suene Manu Chao como la última salvación de la raza humana. Todo eso es Matrix Recargado, la muy esperada secuela de aquella The Matrix original, increíblemente lejana unos cuatro años atrás en el tiempo.
“La cuchara no existe”, era la explicación que Neo escuchaba (y entendía) para poder ser el Elegido. Pero The Matrix sí que existió, al menos unas 458 millones de veces. Si aquélla fue la recaudación total de una película que costó “apenas” 65 millones de dólares, ni que hablar de este nuevo par integrado por Matrix Recargado y Matrix Revoluciones -filmadas al mismo tiempo, pero estrenadas con seis meses de diferencia–, que fueron rodadas a un costo de 300 millones.
Tan llena de efectos especiales como de animaciones, Recargado comienza en Zion, la última ciudad humana, pero se desarrolla por completo en la Matrix, donde Neo buscará cumplir la Profecía. Con el film regresan, por supuesto, tanto Keanu Reeves como Carrie Ann Moss –Neo y Trinity, respectivamente–, así como el profético Morfeo-Fishbourne. Ah, y también el multifacético agente Smith... ¿Qué haríamos sin él? Más personajes, más escenas de acción –incluyendo una muy comentada escena en una autopista– y más reflexiones posmodernas engalanan este segundo opus de la trilogía apocalíptica e integrada de los hermanos Wachowski, unos muchachos de Chicago que evidentemente no se andan con chiquitas.
Acompañan más que dignamente el lanzamiento –que este jueves arrasó con casi todos los otros estrenos cinematográficos locales– tanto un video de cortometrajes animados –”Animatrix”– como un álbum doble, con temas de Linkin Park, Marilyn Manson, Rob Zombie y los más que apropiados aunque separados Rage Against The Machine. Furia contra la máquina, y viceversa. Esa es la historia de The Matrix, en cuyo centro hay una lucha sin cuartel entre máquinas y humanos. Blanquitos y de traje, cuando se trata de encarnar la falsa imagen del “orden” dentro del sistema. Multiétnicos y de piel oscura, a la hora de luchar por la verdadera humanidad. Y la verdadera libertad: la de ser libres para bailar en busca de su destino final.

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