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Jueves, 29 de mayo de 2003

SEMILLA BUCCIARELLI HOY, DESPUES DE LOS REDONDOS

Cuadros dentro de cuadros

El histórico bajista de la banda más popular de la Argentina parece definitivamente dedicado a la pintura: la semana que viene se inaugurará una muestra de sus obras en el Centro Cultural Borges. Y los Redondos parecen cada vez más lejos.

 Por Cristian Vitale

En el hogar-atelier de Semilla Bucciarelli, histórico ¿ex? bajista de los Redondos, hay una mesa repleta de elementos, esculturas, dos tambores de la batería de Walter Sidotti con el perro dinamita —ícono de la mitología ricotera— aerografiado, y decenas de papelitos diseminados por todas partes, con nuevas ideas para nuevos trabajos artísticos. La mirada encuentra una rareza hacia donde apunte: a un lado asoma un borrador con la tapa de Lobo Suelto que no fue; al otro, muñequitos de telgopor; atrás un cuadro multicolor hecho sobre acolchados y adelante figuras geométricas dispuestas en serie sobre lienzos de arena o cartón. Es apenas una parte del personal mundo que Semilla edificó para sí y que contrasta con esa figura que parecía incendiarse sobre los escenarios. Junto a los mil objetos, además, conviven Nora, su mujer, y un huésped especial: Andrea Prodan.
El hermano de Luca concuerda con el contexto. Entre otras cosas, porque será uno de los invitados a la exhibición que Bucciarelli inaugura hoy en el tercer piso del Centro Cultural Recoleta, de la cual también formarán parte Fernando Kabusacky, el Grupo de Teatro La Comedianta, Jorge Araujo y el dúo 2Saxos2. La concreción de esta muestra le demandó dos meses de trabajo duro y parejo (“¡12 horas por día pintando!”) para llegar a punto con las 80 obras que piensa presentar. “Si no llego, seguiré dibujando en vivo. Hace 10 años que lo hago y no me interesa demasiado llegar tarde o temprano”, sostiene. El micromundo del músico-pintor liga a pleno con el arte popular. Además de sus pinturas, la exposición incluye telas de acrílico con collage, esculturas con papel maché y animaciones. Semilla se mete en todo, en lo que sabe y en lo que no sabe, acepta. “Soy muy curioso, me gusta meterme en diferentes cosas..., si no trabajo me disperso”, dice.
Evidentemente, todo esto contrasta con la pasión y la locura de los miles de ricoteros celebrando con su banda. “Esa es una de las cosas que no extraño de Los Redondos. Siempre me gustaron más los lugares íntimos para tocar”, dice. De alguna manera, esto tiene que ver con sus intenciones artísticas más allá de la música. En épocas de Patricio Rey, Semilla-el dibujante permaneció oculto detrás de Rocambole. “Salvo con una parte de la tapa de Lobo Suelto, ellos —el Indio y Skay— nunca me pidieron dibujos. Yo tenía la cabeza en la música y Rocambole era la imagen de Los Redondos”, admite sin resentimientos.
-¿Extrañás tocar con Los Redondos?
-No sé. Hice mucho tiempo lo mismo y ya era hora de cambiar el rumbo.
-¿Cuál es tu versión de la separación?
-Necesidad de descansar. Pasaron muchas cosas en mucho tiempo y se hizo una pelota muy grande, imparable. Era hora de hacerse un tiempo para que cada uno haga lo suyo, según sus ganas. Nos vino bárbaro.
-¿Quedó alguna puerta abierta para el regreso?
-No pienso en esa posibilidad. Tengo la cabeza en otra cosa. Con Skay y con el Indio no hablo desde la separación.

-¿Qué te pareció el disco de Skay?
-Es un retorno a la canción y al rock, sin tanta máquina. Me parece bien que cante.
-¿Cuál considerás que fue el punto más alto en la carrera de la banda?
-Precisamente cuando sonábamos como un todo..., en los primeros discos. Después, desde Lobo Suelto todo se fue atomizando hasta perder sentido.

La muestra de Semilla Bucciarelli comenzará el próximo jueves 5 y se extenderá hasta el 26 de junio, todos los días de 12 a 21 en el Centro Cultural Borges, Viamonte y San Martín.

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