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Todos amontonados. Así estarían los ganadores al Disco Argentino 2014 si existiera algún podio donde montarse y agitar el bracito. Claro, en el primer puesto sólo hay espacio físico para uno, y el escrutinio final arrojó a tres grupos y dos solistas que pueden colgarse la dorada por sus placas de 2014.

¿Entrarán todos en un mismo cubito? No es éste un dato menor, pero tampoco el único. El quinteto triunfador asomó la cabeza con escasos votos absolutos: apenas tres menciones alcanzaron para treparse a lo más alto. Esa paridad explica, además, la diversidad –no total, pero evidente– en las propuestas de cada uno. Como factor común, ninguno es un acto masivo; más bien, todos escapan a su modo a la montura del mainstream.

En las figuras de Daniel Melero (Disco) y Pez (El manto eléctrico) sería posible rastrear tibiamente una tradición casi siempre presente en las encuestas anuales, que es el reconocimiento a los artistas con mayor trayectoria: los últimos ganadores habían sido Massacre, Illya Kuryaki and the Valderramas y Babasónicos. Tanto Melero como el ahora trío comandado por Ariel Minimal sostuvieron, además, el valor de ser muestras de una intención inclaudicable de cambio continuo, curado con cierta ironía autorreferencial.

En otro radio aparecen el tucumano Juan Román Diosque –quien hace unos años fue producido por Melero– con su disco Constante, y Octafonic, el proyecto de Nicolás Sorín que selló su reconocimiento con Monster, en su argamasa resbalosa de jazz y rock. Avalados por un recorrido previo, ambos artistas apelaron también al riesgo, sea viajando hacia el electropop o topándose con lo inexplicable al extremar sus posibilidades.

Por último, la aparición de Las Ligas Menores con su primer LP, epónimo y editado por Laptra, reivindica al repertorio indie que aún flirtea con el lo fi, y labra la figura del loser ganador que bien supo patentar Santiago Motorizado, a la vez que erige a este combo como otra de las revelaciones del año.

* Constante (Diosque), Disco (Daniel Melero), El manto eléctrico (Pez), Las Ligas Menores (Las Ligas Menores) y Monster (Octafonic) empataron con tres votos cada uno. Sin desempate posible, resultaron los discos del año.