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Jueves, 22 de enero de 2015

EL DISCRETO ENCANTO DEL PORNO AUTOCONSCIENTE

A brindar por el aguante

Con géneros tendencia como JOI (“instrucciones para masturbarse”, literal) y juegos de resistencia como el Cock Hero, lo XXX atraviesa el monitor.

 Por Hernán Panessi

El porno es un invento. Todos lo saben: esa universidad del XXX que es Internet está constantemente estirando los límites jurisprudenciales de las pieles, las cavidades, las terminaciones nerviosas y los pliegues. Y a las mil y una variaciones posibles, la manera en que el porno es consumido se va rediseñando según la época. Lo curioso, por caso, es que territorios ganados como el amateurismo, el voyeurismo, las explosiones anales y las imágenes en bolas, impúdicas y robadas de las celebridades del momento van perdiendo su corona ante una nueva oleada: la del porno autoconsciente.

Así las cosas, el deseo se mira el ombligo y rasca una pelusa que yace bien al fondo del oscuro cráter: el porno se sabe porno. La mano –siempre presta para el jugueteo– viene así: en los últimos tiempos surgieron algunas nuevas expresiones de la genitalidad ligadas directamente a la masturbación. Ni ficción ni acción: instrucción. Tal es el caso del “JOI”, abreviatura de “Jerk Off Instructions”. Se trata de videos con señoritas prestas a dar órdenes al jeropa de turno. Manito por acá, sube y baja la cosa, pongo esto, saco aquello. Ya no basta con las miraditas y los jueguitos dialécticos con la cámara. Acá hay humanos que enseñan a masturbarse, se tocan, ordenan y, por consiguiente, llevan a la excitación hacia un lugar de confort.

Por supuesto que, en la era de la metapornografía, existen tutoriales prácticos que van desde cómo manejarse en un trío, cómo seducir a una MILF, cómo practicar felaciones, cómo hacer lo que no pensabas que existía. La formalidad yendo a besar ensalibadamente a las exploraciones inabarcables de la puñeta. Todo está ahí, en la panacea de conocimientos de Internet.

Sin embargo, el súmmum del espacio lúdico generado por el cosmos digital es un juego que encuentra su inspiración en el Guitar Hero: el héroe de la paja es cibernético y se llama Cock Hero. Subido a la montaña sagrada del cinco contra uno, Cock Hero constituye un tendal de desafíos a la hora de la manuela. Elegí el tópico, la dificultad, y a jugar. Desde www.cockhero.info, un convoy de videos está disponible para demostrar quién es el Messi lechero. Un preludio arma la cancha, las imágenes van sucediéndose en pantalla de forma tal que el escenario quede hirviendo y unos disclaimers irrumpen jugando en el mismo equipo que la empatía. Y un metrónomo ordena una japa “más rápida” o “más lenta”. ¿Para qué? Bueno, para nada y para todo. Hipervínculo tangencial: no dejar de buscar “¿Por qué nos masturbamos?” en Yahoo Respuestas; las réplicas son de antología.

La era del porno autoconsciente insinúa que ya no basta con la especificidad de subgéneros ni con las urgencias provistas por la Generación YouTube (¿o Generación Xvideos?), ni con el gesto asimilado de entender que todo está allí, al alcance de los dedos. Ahora, la papa es un porno capaz de meterse en este lado de la existencia. Ya lo había intentado un videogame piratísimo de la mítica PlayStation 1, Virtual Sex, que circulaba en videoclubes privilegiados y en los habituales pasamanos del colegio y donde se presumía cierta interacción con lo disparado desde los rayos catódicos. Aquí y ahora, vía JOI o Cock Hero, para vencer hay que estar más cerca de un maestro zen que de un Rocco Sifredi. Gana el que más aguanta. Y, dado el caso, lo importante no es la varita sino la magia: pornógrafo mata galán y todo, todo, todo está por inventarse en el mundo del placer. Lo bueno es que la humanidad ya dio el primer paso: inventó lo mejor de la vida, inventó el porno.

Baloon de oro

lLo más curioso, a esta altura de la historia, es que la explotación violenta de fetiches dio rienda suelta a la creación de variantes masturbatorias de lo más disímiles. Y el último grito de la vanguardia pornográfica es hacerlo con videos de señoritas encima de globos. Sí, globos inflados, redondos, con formas, sin formas, con referencias específicas... ¡globos! Esta nueva tendencia se llama “baloon fetish” y en portales de XXX tienen sus videos aglutinados bajo la contraseña “looner”.

Su perversa frescura generó una escena a partir de la invención de una estrella del palo: Grim Looner es australiana y hasta los modernosos de Vice.com le hicieron un documental. ¿De qué va el fetiche? Una chica se sube a un globo, se mueve al compás de sugerentes fintas chanchonas, el globo explota y también todo lo demás. En Internet ya es una sensación y Grim Looner, la actriz en cuestión, recibe las demandas más insólitas en su Facebook. Ver para creer.

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