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Jueves, 14 de agosto de 2003

VUELVEN LOS SHOWS INTERNACIONALES, ¿TERMINO LA MALARIA?

No era para tanto

PRODUCCION Y TEXTOS:
MIGUEL MORA, PABLO PLOTKIN Y ROQUE CASCIERO

La sensación post-diciembre de 2001 se diluye lentamente, al compás del anuncio de unos cuantos shows de heavy, rock, pop y electrónica con artistas extranjeros. Cierta estabilidad económica y la disposición de algunas bandas “amigas” de la Argentina (aquí hay chicas, comida, otros placeres) permiten entrever la posibilidad de una nueva oleada de visitas. Como suele suceder en estos casos, exagerar puede resultar contraproducente.

El “estado de ánimo argentino” (al menos el que suelen reportar los medios) es una cosa muy cambiante. De la euforia a la desazón, del delirio de grandeza al complejo de inferioridad (en definitiva, los problemas de fondo siguen siendo más o menos los mismos). El rock –la industria del entretenimiento-rock– no es la excepción a la regla. Hasta hace muy poco, cuando el gobierno de Duhalde decretó el final de una convertibilidad suicida, se decía que el país volvía a convertirse en el páramo austral inaccesible que había sido para la mayor parte del Rock Primer Mundo hasta la década del ‘90, en tiempos en que el peso “igualaba” al dólar y las corporaciones expandían las fronteras del mercado. La sensación de vacío duró poco. En estos días se confirman, sospechan y/o pretenden (según el caso) visitas de Metallica, los Rolling Stones (¡ex-clu-si-vo!), Die Toten Hosen, Coldplay, Café Tacuba (estos dos, tal vez, tal vez), Gus Gus y otros tantos. Grupos que vuelven a poner el ojo en este confín provisto de un público entregado, toxicidad a bajo precio y todo tipo de carne argentina. ¡Al abordaje!
Según averiguó el No, la posible visita de los Rolling Stones se desprendería de las negociaciones bipolares de Daniel Grinbank, ex mecenas de Independiente, flamante dueño de la mayoría de acciones de Leganés –un club de la segunda división de la Liga española de fútbol– y zar del entretenimiento en supuesto período sabático. El arreglo económico que trasladó a Daniel “Rolfi” Montenegro del Rojo a River (Grinbank, o el grupo económico del cual es la cara visible, es el dueño del pase) incluye la cesión en tres ocasiones del estadio Monumental para que DG (la productora) lo utilice. El rumor más fuerte es que lo hará con una nueva visita de los Stones. En los pasillos de Núñez la cosa no pasa inadvertida. Como el precio de alquiler del estadio más grande del país no es fijo sino que está relacionado con el evento que se haga, a los dirigentes no les convence que sean los Stones los que llenen River tres noches. “Así, el préstamo por el Rolfi nos terminaría saliendo carísimo”, se le escapó a un dirigente. En estos momentos, la banda de Jagger & Richards Inc. gira por Europa (mañana tocan en Rotterdam, Holanda) y concluirá ese tramo con dos shows en Wembley, Londres, los días 14 y 15 de septiembre. Recién en el 2004 –el 18 de febrero en Sydney, exactamente– se dedicarán al hemisferio sur: Australia y Japón. Luego cumplirán con las fechas pospuestas por la neumonía atípica en Singapur, China, India y Tailandia (última fecha del tour, según rollingstones.com, el 4 de abril en Bangkok). La parte sudamericana, según puede especularse, debería concretarse a partir de la segunda semana de abril del 2004. Queda dicho.
En la segunda quincena de octubre aterrizarán dos de las debilidades del público rockero local: el sábado 18, en su sexta visita a Buenos Aires, Die Toten Hosen debutará en el Luna Park, presentando Reich & Sexy II, su disco doble de grandes éxitos. Una semana más tarde, Metallica traerá su St. Anger al Monumental. Será el show internacional más popular del año. Después del poco memorable paso de los Peppers, Metallica viene a exponer medallas y cicatrices, y a revenderse como la mejor banda heavy del planeta. En cada caso, las negociaciones fueron muy distintas.
Los alemanes, entusiasmados por su visita del año pasado en que reventaron dos veces El Teatro de Colegiales, vuelven a tocar en su ciudad favorita. Lo de los Campino y Cía. es casi un acto de amor y retribución de gentilezas a un público que se mantiene estoicamente punk a pesar del tiempo. La banda no hará ningún tipo de gira por Sudamérica. Sólo el concierto en Buenos Aires (¿o dos?) y listo. A lo sumo algunos días para divertirse en una ciudad rendida al euro. De la producción se encargará Pop Art, igual que en el 2002, y como pasó aquella vez con un cachet mínimo, la banda pidió que los precios de las entradas fueran accesibles. Así salieron a la venta, con ofertas combinadas que incluyen a eleccióndel comprador alguno de los discos del grupo que Pop Art acaba de editar en forma completa por primera vez en el país. La diferencia de cambio es tal que las entradas que Die Toten Hosen ofrece para este show desde su sitio oficial (sí, algunos fans alemanes aprovechan el show para hacer turismo latinoamericano) no bajan de los 30 euros más impuestos, mientras que aquí apenas superan los 10 euros con disco incluido.
Lo de Metallica no fue tan sencillo. Las negociaciones comenzaron apenas se editó mundialmente St. Anger y empezó la gira de presentación. Cuando todo parecía cerrarse, la productora CIE Rock & Pop se aseguró la fecha del 25 de octubre en el Monumental, pero la agencia encargada de las giras del grupo pidió más plata y todo parecía venirse abajo. Finalmente, el grupo bajó su cachet en un 50 por ciento respecto de lo que cobra habitualmente y a mitad de la semana pasada se cerró el contrato por el cual CIE Rock & Pop se encargará de toda la gira latinoamericana de Metallica, que incluye Chile, Argentina y Brasil. Entonces Hetfield, Ulrich y el resto estarán el 25 de octubre por tercera vez en Buenos Aires. Atención nü metaleros: a no ilusionarse con el Sanitarium Tour que vienen haciendo por Estados Unidos junto a Limp Bizkit y Linkin Park; por Sudamérica será sólo Metallica más los grupos locales que hagan de soporte. A todo esto, St. Anger ya superó cómodamente el certificado de oro en la Argentina, y todo indica que la banda tocará ante un estadio repleto (por detalle de precios de entradas y descuentos, ver contratapa).
Mientras tanto, los organizadores de Creamfields mantienen una discreción blindada con respecto a los artistas extranjeros que animarán el festival del 15 de noviembre en Puerto Madero. Se sabe que habrá más visitas que el año pasado y, entre ellas, existe la intención de que Café Tacuba sea la banda estrella del escenario dispuesto para shows de ¿rock? La intención de hacer más ecléctico el festival potenciarían las posibilidades del viaje de los autores de Cuatro caminos. Martín Gontad, responsable de Cream en la Argentina, no contradice ni confirma el rumor. En cuanto a otras visitas electrónicas, Gontad señala que el género no sufrió una merma tan drástica en el tránsito porque, más que ninguna otra industria, se sostiene a través del sponsoreo y convenios internacionales específicos. “Buenos Aires resulta muy atractivo para artistas de la electrónica, ya se sabe, a ellos les encanta el público. Y, en algunos casos, gracias a los convenios que tiene Cream con determinados artistas, nosotros ni siquiera tuvimos costos.”
Sobre la posibilidad de un show de Coldplay en Buenos Aires, el tiempo corre y juega en contra: la banda inglesa más caliente del momento se presentará el 3 de septiembre en San Pablo, el 4 en Río de Janeiro, y el 7 y 8 en Ciudad de México. Al cierre de esta edición cabía todavía la posibilidad de que alguna productora local pueda cerrar trato y concretar la llegada del cuarteto (en su página oficial de Internet, sólo se anuncian esos cuatro shows en lo que ellos definen, torpemente, como “Sudamérica”). Si ocurriera, sería un regalo casi inesperado para el público porteño. El público porteño-rockero que puede pagar el precio promedio de una entrada para un show de este nivel, está claro.

GUS GUS VIENE EN PLAN DJ

Carne y vino tinto

Pertenecer tiene sus privilegios: cuando un productor trae a varios artistas extranjeros (y éstos se van conformes con el trato y con el público), empiezan a lloverle ofertas de otros interesados. Eso es lo que le sucede a Ultrapop. Tras concretar los shows de Stereolab, Yo La Tengo, Jon Spencer Blues Explosion, Stephen Malkmus y The Breeders, la productora-sello discográfico indie recibe mails con ofrecimientos casi todas las semanas. En casi todos los casos, se trata de artistas con un cachet más o menos accesible y gastos compartidos con los productores de shows en otros países de Sudamérica. Con una venta de 600 entradas promedio, el negocio al menos queda empatado. Así es como llegarán a Buenos Aires los islandeses Gus Gus en versión DJ set (el show se titula ¨Gus Gus All Stars y será el 3 de octubre, en El Sótano de Unione e Benevolenza) y la pornotecno star Peaches (en la primera quincena de noviembre, en el mismo lugar).
La anunciada visita de Gus Gus será, en realidad, un set en el que los fundadores President Bongo y Buckmaster pincharán sus propias canciones y música house por lo menos durante cuatro horas, con la voz de la cantante Earth como frutilla sobre la torta. “Pasamos sobre todo el material de nuestro último disco, Attention, y algunos remixes de los anteriores”, le adelanta al No Stefan Steffenson (alias President Bongo). “Esta vez no vamos a hacer un show en vivo de la banda, aunque con suerte podremos volver pronto”, anuncia.
Gus Gus se llama así por una película de Rainer Fassbinder y no es casualidad: el grupo nació en el tiempo muerto del rodaje de un film independiente. Para aprovechar la demora, varios de los productores se contactaron con músicos y se conformó un colectivo de nueve integrantes en el que los sonidos tenían igual importancia que las artes visuales. Con esa formación sacaron tres discos, Polydistortion, This is Normal y Gus Gus vs. T-World, en los que el dance se cruzaba con el pop. Pero luego sobrevino una diáspora natural: no todos tenían los mismos intereses. Y la banda quedó conformada por President Bongo, Buckmaster, Biggi Veira (nada que ver con el Bambino) y la cantante Earth, que apareció cuando los tres músicos pensaban en hacer discos instrumentales. En cambio, les salió Attention, su trabajo más decididamente dance. “Los que se fueron de Gus Gus eran quienes escribían canciones pop y los que nos quedamos somos los productores de house y tecno”, explica Steffanson. “El disco This is Normal no es lo que nos gusta hacer. No es experimental ni tiene nada que nos parezca interesante, salvo por el intento de hacer un disco de dance que pudiera llegar a otro público.”
–La música de Gus Gus es difícil de definir, porque es dance pero no del más convencional, y tampoco sus elementos pop son los más usuales. Biggi Veira dijo que hacían “música sexy para gente excéntrica”. ¿Estás de acuerdo?
–(Se ríe) Estoy totalmente de acuerdo. Aunque, en realidad, siempre decimos que nuestra música es tecno soul.
–¿Hay algo en el agua o en el aire de Islandia que hace que los músicos sean tan diferentes de los del resto del mundo?
–No lo sé, pero quizá sea así. Islandia es un país muy extraño: somos muy pocos y estamos muy cerca de la Madre Naturaleza. Casi que la Madre Naturaleza nos amamanta. No hace tanto frío como la gente piensa. Reykjavik es una ciudad muy linda, con una arquitectura muy interesante. Es una gran ciudad, siempre hay electricidad en el aire. Es como una pequeña Nueva York, pero no en términos de arquitectura sino por el movimiento de la comunidad artística.
–¿Los islandeses son tan excéntricos como se dice?
–La verdad que sí. No me atrevería a contradecir eso... (vuelve a sonreír).
–¿Pero es sólo en términos musicales?
–No, en todos los aspectos. Somos la música que hacemos.
–¿Cómo te imaginás que te recibirán en la Argentina? Porque venir a Buenos Aires debe sonarte tan raro como a un argentino pensar en ir a Reykjavik...
–Sí, totalmente. Pero tengo muchas ganas de ir a la Argentina porque no quiero dejar de sentirme asombrado cuando descubro una ciudad en la que no estuve. Estoy seguro de que voy a pasarlo bien allá, porque me gusta mucho la carne y el vino tinto, y ustedes tienen mucho de eso, ¿no?

Siempre están

Desde el inicio del desembarco de grupos internacionales, el heavy metal se transformó en el estilo que más grupos aportó a la lista y el que dejó mejores dividendos. El fan metálico resulta tan fiel que, después del fin de la fiesta del uno a uno, siguieron viniendo algunos grupos. Tal vez de segunda línea, pero... El año pasado estuvo Nightwish, y en lo que va de éste ya tocó Hammerfall, el próximo martes 19 lo harán los fineses de Stratovarius (por tercera vez en Buenos Aires), que presentan Elements Pt 1, y para el 19 de septiembre ya está confirmado Helloween, la ya legendaria banda alemana que acaba de editar Rabbits Don’t Come Easy. En ambos casos la cita será en Hangar, de Liniers.
“El negocio de las grandes bandas está muerto”, afirma Mariano Crouzeilles, titular de Stargate Productions, la encargada de las visitas de Hammerfall y Stratovarius. “Pero a la vez se abrió el mercado para grupos de segunda y tercera línea, cuyos cachets oscilan entre los 5 y los 15 mil dólares más gastos, siempre y cuando se pueda cerrar una gira por el resto de los países vecinos.” Mientras que Hammerfall convocó a unos 1200 fanáticos, para Stratovarius se espera a más de 3 mil. Y el aluvión metálico parece no detenerse. Ya hay avanzadas gestiones para que en noviembre otras dos bandas de power metal toquen en Buenos Aires: Gamma Ray y Masterplan, dos grupos con ex integrantes de Helloween. El bolsillo metalero pone a prueba su aguante.

Cosa seria

La cuarta edición del B.A. Stomp, este ya clásico festival de rockabilly/garage/surf/trash, vuelve a contar con bandas extranjeras. En esta ocasión será el turno de The Monsters, una banda suiza con más de diez años de trayectoria que toca en vivo con dos baterías y con excelentes pergaminos dentro del circuito under, y los brasileños Thee Butchers Orchestra. El encargado del evento es Nico Valle, integrante del trío rockabilly Historia del Crimen y responsable de las visitas de Rudi Protrudi en el 2001 y The Phantom Surfers en el 2003, que explica cómo se hace para traer a artistas casi desconocidos en plena devaluación y que, aun así, sea redituable. “En principio lo hago por fanático, pero también con mucho profesionalismo y eso me ha dado cierto status en el ambiente”, cuenta Valle. “Cuando me contacto con las bandas, les pido que hablen con otros artistas con los que trabajé para que vean que se trata de una cosa seria. Además les armo una gira por Brasil y como parte del trato les oficio de tour manager, y en este caso de The Monsters pude conseguir el auspicio de la Embajada de Suiza.” El B.A. Stomp 4, que como todos los años contará con grupos locales cultores del género, tiene fecha confirmada para el 9 de noviembre en el Centro Leonesa, un coqueto recinto ubicado en Humberto I y San José.

 

 

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